El Rey de Marruecos exhibe gran prudencia
y firmeza frente a las provocaciones belicosas provenientes del Frente
Polisario tras el incidente de Guerguerat
El Rey
de Marruecos, Mohammed VI, ha dado una nueva muestra de su prudencia y
templanza de ánimo en la defensa de la soberanía marroquí en el Sáhara.
Los
efectivos de las Fuerzas Armadas Reales se empeñaron en forma limitada pero
suficiente para restaurar el orden y la libertad de tránsito y comercio en el
paso fronterizo de Guerguerat que enlaza al Reino con sus vecinos de la
República Islámica de Mauritania y el África Occidental.
Cumplida
la misión encomendada por el Rey y en total control de la situación sobre el
terreno los efectivos militares marroquíes evitaron responder a las
provocaciones de los separatistas del Frente Polisario.
Marruecos
llevó a cabo una operación policial, aunque empleó en ella medios militares
para evitar víctimas, y en modo alguno violó el alto al fuego establecido hace
29 años.
Así se
lo hizo saber su majestad el Rey Mohammed VI en una comunicación telefónica que
mantuvo el lunes 16 con el Secretario General de la Organización de Naciones
Unidas, señor Antonio Guterres.
En esa
ocasión, el monarca alauí precisó a Guterres que el Reino de Marruecos se apega
al alto el fuego pero que no tolerará más las acciones inaceptables llevadas a
cabo reiteradamente por las milicias del Polisario.
Advirtiendo
que, sin embargo, el Reino sigue firmemente decidido a reaccionar, con la mayor
severidad, y en el marco de la legítima defensa, contra cualquier amenaza a su
seguridad y a la tranquilidad de sus ciudadanos.
No
obstante, el rey Mohammed VI aseguró al Secretario General de la ONU que
seguirá apoyando sus esfuerzos en el marco del proceso político destinado a
encontrar una solución realista y posible al conflicto artificial en el Sáhara.
La
última provocación del Frente Polisario, interrumpiendo con piquetes el
tránsito fronterizo en Guerguerat, se detonó el mes pasado ante la impotencia
de la dirigencia separatista frente a la creciente decisión de los países
amigos de Marruecos de abrir representaciones diplomáticas en Dakhla y El Aaiún
en las provincias del Sur.
Lo que
más frustró a los separatistas fue la apertura del consulado de los Emiratos
Árabes Unidos por que implicaba el pleno reconocimiento de un país árabe a la
soberanía marroquí sobre el Sáhara.
Fue la
impotencia y frustración frente a una realidad que inexorablemente los conduce
gradualmente a la decadencia y el olvido el hecho que precipitó está última
provocación.
Derrotado
en el campo de la política internacional y las campañas de propaganda, el
Frente Polisario y sus sostenedores argelinos no encontraron mejor recurso que
desempolvar sus fracasadas tácticas terroristas y de agitación violenta.
Intentando
infructuosamente provocar desde Argelia a las Fuerzas Armadas reales que
custodian, en sus posiciones defensivas a lo largo de los casi tres mil
kilómetros, la frontera sahariana con
Argelia.
Al
mismo tiempo, apelaron a sus los grupúsculos minoritarios de la izquierda
radicalizada que son sus aliados en diversos países, para obtener militantes
rentados dispuestos a montar actos de hostigamiento a las embajadas y demás
legaciones del Reino de Marruecos, tal como ocurrió el domingo último con el
Consulado marroquí en Valencia, España.
Pese a
estas maniobras, Marruecos controla firmemente la situación, sin caer en
provocaciones que les permitan a los separatistas continuar con su relato
fantasioso de la minoría perseguida.
Se
trata de una pulseada política que solo puede tener un vencedor: el Reino de
Marruecos de la mano de su prudente Rey, Mohammed VI.
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