Considerando
la cantidad de dirigentes opositores y periodistas que en la Federación de
Rusia murieron asesinados a disparos o envenenados resulta evidente que ejercer
estos oficios en la patria de Vladimir Putin es una tarea de alto riesgo.
En
Rusia, históricamente quién ocupó el poder, fueran los zares, los bolcheviques
o los nuevos demócratas trató a los opositores con mano dura y sin clemencia.
Esto no parece haber cambiado en los veinte años que lleva en el poder el nuevo
amo del Kremlin: Vladimir Putin.
El zar
Iván IV Vasilievich, llamado Iván, El Terrible, gran príncipe de Moscú y
de Todas Rusia, primer monarca ruso en adoptar oficialmente el título de “Zar”
(1530 – 1584) creó la “Oprichina”, la primera policía política que
conoció el país. Sus miembros vestían totalmente de negro y montaban caballos
negros. Además, llevaban atada a su montura de sus caballos una cabeza de
perro: para olfatear la traición y una pequeña escoba para barrerla. Los
oprichini eran “perros del Zar” que eliminaban si piedad a sus
opositores.
Más
tarde, Pedro I Alekséievich Romanov, conocido como “Pedro, El Grande”
(1678 – 1725), aplastó la rebelión de los regimientos Streltsi, que
constituían la guardia del Kremlin, en 1697, ajusticiando a mil streltsi y
otros seiscientos fueron torturado con el knut (un látigo de varias
tiras de cuero trenzado terminado en una bola de plomo). El propio Zar Pedro
ejecuto con sus manos a los cinco cabecillas del motín. Los Streltsi que
sobrevivieron fueron marcados a fuego como traidores y exiliados, el cuerpo
militar fue disuelto.
Cuando
los bolcheviques tomaron el poder en octubre de 1917, encargaron al comunista
polaco Feliks Edmúndovich Dzerzhinski (1877 – 1926), a quien Lenin llamó “El
Feliks de Hierro”, la creación del primer organismo de inteligencia y
contrainteligencia soviético. Así nació la Comisión Extraordinaria de Todas
las Rusias para Combatir la Contrarrevolución y el Sabotaje, que pasaría a
la historia bajo el acrónimo en ruso de “Cheka” y sería responsable del “Terror
Rojo” durante la Guerra Civil posterior a la Revolución de Octubre (1917 –
1921). Miles de opositores zaristas, anarquistas, socialista y liberales
terminaron sus días en los sótanos del edificio que antes ocupara la Compañía
de Seguros de Todas las Rusias, en la Plaza Lubyanka de Moscú.
Durante
los años de gobierno de Iósif Vissariónovich Dzuhagashili, más conocido por su
seudónimo de Iósif Stalin (1878 – 1953) se creó la primera red de campos
de concentración del mundo: el “Gulag” (Dirección de Campos y Colonias
de Trabajo Correccional -Glávnoye Upraviéniye Ispravítelno Trudovyj Legeréy i
Kolóny) para albergar a millones de opositores reales o imaginarios. También
llevó acabo los juicios de Moscú contra sus rivales dentro del PCUS, el
Ejército e incluso la propia NKVD (el servicio de inteligencia sucesor de la
CHEKA y antecesor de la KGB). Como culminación del terror estalinista, el
dictador ordenó el asesinato de Lev Davidovich Bronstein, conocido como León
Trotski, en su exilio de México en 1940.
Actualmente,
también quien se opone a los designios del inquilino del Kremlin corre el
riesgo de terminar sus días de forma trágica. En las últimas décadas, una larga
lista de políticos opositores, desertores de los servicios de inteligencia,
periodistas demasiado curiosos y personas preocupadas por las restricciones a
las libertades individuales y las violaciones a los derechos humanos han sido
sistemáticamente asesinados a tiros o envenenados, tanto en Rusia como en sus
refugios del extranjero.
El 26
de abril de 1994, por ejemplo, fue asesinado de un disparo de fusil en la
puerta de su casa el diputado Andréi Aizderdzis perteneciente al Partido
Liberal Democrático, fundado por el ultranacionalista Vladimir Zhirinovski, en
ese entonces el partido opositor con mayor número de diputados en la Duma. Las
autoridades responsabilizaron por el crimen a Dmitriv Majnenko que huyó pero
pudo ser capturado.
Unos
meses más tarde, el 1° de noviembre de 1994, fue asesinado a golpes en su casa
de Moscú, el diputado comunista Valentín Martemiánov. No se encontró al
culpable.
El 2
de febrero de 1995 fue asesinado en la ciudad de Zaraisk, en la región de
Moscú, el diputado Serguei Skórochin también del Partido Liberal Democrático.
Tampoco en este caso se identificó al homicida.
El 26
de noviembre de 1995, un custodio en estado de ebriedad asesinó en la ciudad de
Petrousk-Zabaikalski, en la región de Chita, al diputado Serguei Markidónov,
del Partido Estabilidad. Muy oportunamente el homicida se suicidó.
El 3
de diciembre de 1996 fue secuestrado y asesinado en la ciudad de
Starovelichkóskaya, en la región de Krasnodar, Yuri Poliakov, diputado
perteneciente al partido izquierdista Narodovlastie (Poder Popular). Los
autores del crimen nunca fueron hallados.
El 1°
de julio de 1998, Vladimir Putin se convirtió en Director del Servicio Federal
de Seguridad -FSB- (Federalnaya Stuzhaba Bezopasnosti). Fue el paso previo a su
encumbramiento como Primer Ministro y luego como Presidente de Rusia. Desde ese
mismo momento los asesinatos de opositores se incrementaron.
El 3
de julio de 1998, en su domicilio de la aldea de Kótovo, en la región de Moscú,
murió en extrañas circunstancias el diputado y coronel Lev Rojin, antiguo jefe
de las tropas rusas en la Guerra de Chechenia y líder de un movimiento político
denominado: “En Apoyo al Ejército”. Su pistola fue hallada junto al cuerpo,
pero la teoría del suicidio siguió la detención y procesamiento de su esposa
Tamara, quien fue condenada a siete años de cárcel.
El 21
de agosto de 2002, fue asesinado de dos disparos en la cabeza mientras paseaba
su perro en compañía de dos custodios, el diputado y copresidente del
desaparecido partido “Rusia Liberal”, fundado por el empresario Boris
Berezovski, Vladimir Golovliov. Dos meses antes, el diputado Golovliov había
escapado a un intento de asesinato gracias a la defensa de su perro, en esta
ocasión no tuvo tanta suerte. El asesino nunca fue identificado.
Valentín
Tsvetkov, gobernador de Magadan, en el Extremo Oriente ruso, encontró la
muerte el 18 octubre del 2002. Recibió un certero disparo en la muy transitada
calle Novi Arbat del centro de Moscú. El organizador del asesinato, Martin
Babakejián, que había cobrado cien mil dólares para cumplir su objetivo, se
escondió en España hasta su detención en Marbella en el 2006. Dos años después,
un tribunal de Moscú lo sentenció a 19 años de cárcel.
El
diputado Serguéi Yushenkov, de 52 años,
perteneciente al partido Rusia Liberal fue asesinado el 17 de abril de 2003 de varios
disparos en el pecho, al lado del edificio en el que vivía en Moscú. La pistola
empleada por el asesino se encontró junto a su cuerpo. El
diputado liberal era conocido por su oposición a la guerra de Chechenia
El
diputado de la Duna y periodista del periódico opositor Nóvaya Gazeta Yuri
Shchekochijin quien había escrito sobre crimen organizado y corrupción, murió el 3 de julio
del 2003, según sus compañeros envenenado con talio. La investigación finalizó
en el 2009, sin resultados.
Paul
Klébnikov, era un periodista estadounidense de ascendencia rusa que se
desempeñaba como editor de la edición rusa de la revista Forbes cuando
el 9 julio del 2004 fue abatido a las puertas de su oficina por varios
pistoleros, que le dispararon desde un coche. En ese entonces, fue el undécimo
periodista muerto durante la era Putin, según el Comité para la Protección de
los Periodistas. En el año 2006 los fiscales acusaron de organizar el asesinato
a Jozh-Ajmed Nujáyev, uno de los líderes de la mafia chechena sobre quien
Klébnikov había escrito. La investigación se reabrió en el 2009, pero hasta
ahora no ha dado resultados.
En octubre de 2004, el líder
opositor ucraniano prooccidental Viktor Yushchenko, de cincuenta años, pidió
una “investigación seria” sobre el envenenamiento que le desfiguró el
rostro y casi termina con su vida. Yushchenko dijo estar “muy contento de
estar vivo” en declaraciones desde Viena, donde los médicos dijeron que la
enfermedad que alteró su rostro antes de las elecciones presidenciales fue
causada por una toxina.
Los médicos afirmaron que fue víctima en
septiembre de un envenenamiento con dioxina y que esta toxina probablemente fue
administrada “por vía oral (...) por terceros”. En esos momentos
entre Europa y Rusia existía una pugna sobre las influencias que podía sufrir
Ucrania, país que en el pasado ha servido de puente entre Moscú y Occidente.
El presidente Leonid Kuchma, quien apoyaba a su
rival Yanukovich, tampoco hizo comentario alguno sobre el informe de los
médicos austríacos. Pese al silencio oficial sobre el envenenamiento del líder
opositor, “Todo el mundo sabía que Yushchenko había sido envenenado”.
La dioxina empleada para envenenar a Yushchenko
es una sustancia que, según los expertos en toxicología, puede tener
efectos múltiples a largo plazo sobre la salud humana. El cloracné, una
enfermedad de la piel es el síntoma más frecuente de la TCDD
(tetraclorodibenzo-p-dioxina), la molécula más tóxica de todas, y la toxicidad
del resto de dioxinas se mide comparativamente con la de la TCDD. Pero las
dioxinas también pueden provocar varias enfermedades crónicas, incluyendo
cardiovasculares y degeneración hepática.
La dioxina se acumula en los tejidos grasos de
los seres vivos y todos los estudios realizados con
animales revelaron que es cancerígena. Es una sustancia muy
poderosa y de efecto residual a largo plazo. Para que el organismo elimine la
mitad de la dioxina ingerida se necesitan al menos siete años. Los
investigadores todavía están tratando de determinar si la dioxina también está
asociada en el hombre a problemas reproductivos y deficiencias del sistema
inmunológico.
La dioxina pertenece a una familia de
sustancias químicas de propiedades y toxicidad similares. Existen setenta y
cinco tipos diferentes de dioxinas o dibenzodioxinas policloradas, 135 furanos
o dibenzofuranos policlorados y 209 bifenilos policlorados.
Los responsables del ataque contra
Yushchenko habrían intentado sacarlo de la carrera electoral. Las toxinas que
utilizaron fueron las sustancias cancerígenas del tipo TCDD, informó la clínica
donde fue tratado. El cuadro clínico del político no solo llenó su rostro de
marcas y pústulas y le ensanchó las facciones, sino que le generó úlceras y
gastritis, entre otros males.
El fiscal general de Ucrania informó
en el 2006 que la dioxina con la que fue envenenado Yuschenko fue producida en
Rusia o EE.UU, debido a la complejidad de la sustancia.
El político ucraniano se salvó de la
muerte, pero especialistas austriacos que lo trataron en diciembre del 2004
coincidieron en que una dosis mayor habría sido mortal. Yuschenko habría ingerido
la toxina durante el transcurso de una comida con altos funcionarios de los
servicios secretos ucranianos, “herederos del KGB soviético”.
Los médicos austriacos que lo
trataron precisaron que en las muestras sanguíneas del político se encontró “una
cantidad al menos mil veces mayor a la concentración normal en la sangre”
de la sustancia cancerígena.
Finalmente, Yuschenko ganó la
Presidencia y gobernó Ucrania hasta el 2010. Desde el 2005 empezó a recibir
tratamiento contra el envenenamiento.
La siguiente víctima célebre de asesinato en Rusia fue el banquero
Andréi Kozlov. La fama de Andréi Kozlov se debió a la creación de un sistema
de seguro de depósitos y fundó la Agencia de Seguro de Depósitos para
restaurar la fe del público en el sistema bancario después de la crisis
financiera de 1998. Kozlov impidió que otros bancos siguieran operando,
negándoles el acceso al sistema de seguro de depósitos. Como jefe de
supervisión bancaria, Kozlov retiró las licencias de los bancos sospechosos de
lavado de dinero y otros delitos. En 2004, Kozlov tomó el control de
Sodbiznesbank, acusando al banco de participar en el lavado de dinero del
rescate de la toma de rehenes. En 2006 revocó la licencia del Neftyanoi
Bank.
En 2005, el diario financiero ruso Kommersant informó
que Kozlov es “valorado como un profesional de primera línea. También se le
da el crédito debido como uno de los que iniciaron la formación del mercado de
valores en Rusia”. Después de su muerte, Kommersant reconoció a Kozlov por combatir los “esquemas
grises”, prácticas de importación ilegal que minimizan los aranceles
aduaneros y los pagos del impuesto al valor agregado.
El 8 de septiembre de 2006, el viernes antes de su
asesinato, Kozlov pronunció un discurso en una conferencia bancaria en Sochi, diciendo:
“Aquellos que han sido descubiertos lavando dinero delictivo probablemente
deberían tener prohibido permanecer en la profesión bancaria de por vida. Esas
personas deshonra al sistema bancario”.
Raiffeisen Zentralbank en Austria y Diskont Bank en
Rusia han sido acusados de lavado de dinero. En septiembre de 2006, Andrey
Kozlov revocó la licencia de Diskont. Días después fue asesinado.
El 14 de septiembre, Kozlov estaba cerca del
polideportivo Spartk con su conductor, Alexander Semyonov, cuando les
dispararon. Semyonov murió en el lugar y Kozlov murió después de que los
médicos realizaron una cirugía de emergencia sin éxito. Posteriormente, la
policía encontró armas que sospechaba que se usaron en los ataques: una “pistola
hecha a mano y una pistola Baikal modificada ... en la hierba alta a
trescientos metros del lugar del incidente”.
En el 2008. un antiguo banquero,
Alexéi Frenkel, fue sentenciado a diecinueve años de cárcel por organizar el
asesinato de Kozlov después de que su banco, VIP-Bank, perdiera la licencia.
También
la periodista Anna Politkóvskaya cayó bajo las balas de los sicarios
supuestamente vinculados con el Kremlin. Politkóvskaya alcanzó gran popularidad
por sus denuncias sobre los abusos cometidos por las fuerzas rusas en la
Segunda Guerra de Chechenia. En 2004, Politkóvskaya sobrevivió a un intento de
envenenamiento en Brelan con un tóxico vertido en su té.
El 7
de octubre de 2006 un asesino le disparo cinco veces cuando esperaba el ascensor
en el edificio de apartamentos donde vivía. Uno de los proyectiles impactó en
la nuca de la periodista. En junio de 2014, dos acusados Lom-Aligaitukáyev y
Ruslan Majmúdov, fueron condenados por asesinato a cadena perpetua. Pero no se
avanzó sobre quienes contrataron a los sicarios y porque lo hicieron.
En
2006, Putin firmó una ley que legalizaba los asesinatos selectivos en el
extranjero, el mismo año en que un equipo de asesinos rusos utilizó un
isótopo radiactivo para asesinar a Aleksander V. Litvinenko, en Londres.
Alexander Litvinenko, un antiguo
agente del KGB soviético. En noviembre de 1998, él y otros oficiales del
Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en inglés) acusaron a
sus superiores de asesinar a un magnate ruso.
Litvinenko fue arrestado en Moscú, aunque
finalmente los cargos fueron desestimados en el año 2000. A Litvinenko se
le concedió asilo en Londres, donde escribió dos libros en los que acusaba a
Putin de organizar un atentado terrorista relacionado con su ascenso
al poder y ordenar el asesinato de
la periodista Anna Politkovskaya.
Finalmente, Alexander
Litvinenko fue envenenado en 2006, en el hotel Milenium de Londres, después de
beber una taza de té, que contenía polonio radiactivo, que le habían ofrecido
dos ciudadanos rusos.
Litvinenko terminó
muriendo, tras veintitrés
días de cruel agonía, en los que sus órganos se fueron
destruyendo poco a poco, y el caso fue un escándalo internacional. Una
investigación de las autoridades británicas determinó que el antiguo agente
ruso de inteligencia había ingerido polonio 210 y que su muerte probablemente
fue ordenada de manera directa por el presidente de Rusia, Vladimir Putin
aunque él siempre lo ha negado.
El 19
de enero de 2009, Anastasia Babúrova periodista de los diarios Izvestia,
Financial News y Nóvaya Gazeta fue asesinada de un disparo en la nuca junto al
abogado defensor de los derechos humanos Stanislav Markélov. Babúrova había
investigado la actividad de los grupos neonazis en Rusia y era una conocida
militante ecologista y anarquista.
En
noviembre de 2009, la justicia rusa condenó a Nikita Tijonov, de 29 años, a
cadena perpetua y a su novia Yevguenia Janis de 24, a dieciocho años de prisión
por los asesinatos de Barbúrova y Markélov.
Una
estrecha colaboradora de Politkóvskaya, la también periodista y defensora de
los derechos humanos, Natalia Estemirova, quien solía investigar los secuestros
y asesinatos cometidos por las tropas rusas en Chechenia hasta que ella misma
se convirtió en víctima.
El 15
de julio de 2009, cuando caminaba cerca de su domicilio en la ciudad de Grozni,
capital de la República Rusa de Chechenia fue secuestrada. Ese mismo día su
cuerpo con varios disparos en la cabeza fue hallado en un bosque al costado de
la carretera cerca de Gazi Yurt, en la vecina República Rusa de Ingushetia.
Estemirova
trabajaba para la ONG “Memorial de Chechenia” investigando violaciones a
los derechos humanos para reportar a organizaciones internacionales.
El acaudalado empresario ruso Boris Berezovski fue encontrado sin vida el 23 marzo de 2013 en su casa en Ascot,
cerca de Londres.
Berezovski hizo una
fortuna importando a Rusia automóviles Mercedes Benz durante los años 1990
y estableciéndose como distribuidor de vehículos familiares fabricados por la
compañía rusa AvtoVAZ. Se hizo dueño de la compañía petrolera Sibnft y se
convirtió en el accionista mayoritario del principal canal de televisión
ruso, ORT, que él convirtió en un medio de propaganda para Borís
Yeltsin en la fase final de las elecciones presidenciales de 1996. Aunque ayudó
a Vladimir Putin a llegar a la presidencia y, tal como se mencionara,
fundó el partido Rusia Liberal que inicialmente sirvió de base parlamentaria a
Putin. Una vez en la presidencia, Putin recuperó el control de la cadena
televisiva ORT y atemperó las ambiciones políticas de los oligarcas rusos, que
tenían muy mala fama entre la población.
Tras el ascenso de Putin a
la presidencia de Rusia, Berezovski pasó a la oposición y abandonó
apresuradamente el país al ser acusado de defraudar a un gobierno regional por
valor de trece millones de dólares
estadounidenses. Posteriormente se le concedió asilo político en el Reino
Unido. Desde entonces no dejaba de anunciar públicamente que tiene una misión:
la de derrocar a Putin “por la fuerza”. En el Reino Unido se asoció con
Ajmed Zakáyev, Alexander Litvinenko y Alexander Goldfarb en lo que se ha dado
en denominar “el Círculo Londinense” de los exiliados rusos. Fue fundador de la Fundación Internacional para
las Libertades Civiles.
En el año 2007 un tribunal
moscovita declaró a Berezovski culpable de desfalco masivo in
absentia. Fue sentenciado a seis años de cárcel y condenado a devolver los
nueve millones de dólares que habría robado de la aerolínea estatal Aeroflot.
Las autoridades rusas también lo han acusado de estar involucrado en los
asesinatos de varios líderes críticos del régimen de Putin, entre los cuales
están el desertor del Servicio Federal de Seguridad Alexander Litvinenko y Anna Politkóskaya, en un intento de desestabilizar al país y
desacreditar a Putin. Se dictaron contra él órdenes de arresto en Rusia y
Brasil por acusaciones de fraude, desfalco y lavado de dinero.
Berezovski salió ileso de un intento de asesinato en 1994, en
Rusia. Hubo otros supuestos atentados contra su vida cuya autoría atribuía a
los agentes rusos
Otra
célebre víctima de las iras del Kremlin fue el opositor Boris Nemtsov, el
principal rival de Vladimir Putin en la década de 1990. Nemtsov había sido gobernador,
diputado y viceprimer ministro durante la presidencia de Boris Yeltsin.
Nemtsov,
de 55 años, paseaba el 22 de febrero de 2015, con una amiga por el puente de
Piedra que cruza el río Moscova, a unos centenares de metros de la muralla del
Kremlin, cuando un desconocido que se desplazaba en un automóvil Lada Priora
color blanco, le disparó al menos seis veces. Cuatro proyectiles impactaron en
la espalda del político opositor ruso quien falleció en el acto.
Líder
de la oposición liberal, Nemtsov era uno de los principales críticos de la
injerencia rusa sobre Ucrania y la anexión de la península de Crimea. Su
asesinato se produjo dos días antes de la “Marcha de la Primavera” una
gran movilización opositora contra la guerra en Ucrania.
En
2017, cinco hombres, todos ellos oriundos de Chechenia fueron culpados de
organizar y perpetrar el asesinato. Uno de ellos, Zaur Dadáev, fue imputado
como autor de los disparos y condenado a una pena de veinte años de prisión.
El 25 de mayo de 2017, Dmitry Popkov, un
periodista siberiano de 42 años, fue asesinado a tiros en su casa de la ciudad
de Minusinsk, en la región de Krasnoyarsk. Era el director del diario Ton-M,
fundado en 2014, muy crítico del partido de Putin “Rusia Unida” y de las
autoridades locales. Popkov había sido brevemente miembro del Consejo Municipal
de Minisnsk hasta que fue destituido.
EL ESPÍA SKRIPAL
Otro
de los casos más célebres de envenenamiento que involucran al Kremlin fue el
atentado contra el coronel Sergei Skripal del Glavnoye Razvedyvatelnoye Upravlenie (GRU), el
departamento de inteligencia y contrainteligencia militar de Rusia y su hija.
Skripal fue detenido, en 2006, en
Rusia acusado de actividades de espionaje, desde 1990, en favor del servicio
secreto del Reino Unido, el célebre Servicio Secreto de Inteligencia o MI6.
El
coronel Skripal nació en 1951. En 1972 se graduó como oficial de ingenieros de
las tropas aerotransportadas. Luego fue reclutado por la inteligencia militar,
el GRU y destinado como agregado militar en España. Allí fue reclutado por el
MI6 que pagaba sus informaciones a través de una cuenta bancaria en España. Al
parecer, el militar ruso brindó a los británicos y españoles información sobre
la actividad en Europa de los grupos mafiosos rusos y sus vinculaciones con el
gobierno de su país.
Los
rusos imputaron a Skripal de haber revelado a los británicos la identidad de
sus agentes que operaban en Europa a cambio de aproximadamente cien mil
dólares.
Finalmente,
Skripal fue juzgado, destituido y condenado a trece años de prisión por “alta traición en forma de espionaje”.
Pero, solo cumplió una pequeña parte de la condena.
El 8
de julio de 2010, fue amnistiado por el entonces presidente Dmitry Medvedev,
junto a otros tres rusos acusados de espionaje, como parte de un acuerdo de
intercambio de agentes con los estadounidenses. Los Estados Unidos liberaron a
diez espías rusos detenidos por el FBI, entre los que se encontraba la
glamorosa agente Anna Chapman (nacida Kushchenko), a quién la prensa llamaba la
“Mata Hari rusa”.
El
intercambio de agentes, el mayor desde el fin de la Guerra Fría se llevó a cabo en Schewechat, el aeropuerto
internacional de la ciudad de Viena.
Una
vez liberado, Skripal se trasladó el Reino Unido donde se reunió con su esposa
e hijos. Allí siguió colaborando con los británicos instruyendo a los futuros
agentes del MI6 en las tácticas empleadas por la inteligencia rusa.
Pero,
su esposa Ludmila falleció, en 2012, de cáncer de útero. Más tarde, en
noviembre de 2017, su hijo Alexander de 43 años, murió mientras realizaba una visita
turística a San Petersburgo al parecer de una falla hepática. Su hija Yulia,
que residía en Moscú, desde 2014, trabajando como vendedora, había viajado al
Reino Unido para acompañar a su padre en la fecha en que se celebraba el
cumpleaños de su hijo recientemente muerto.
El
domingo 4 de marzo, Sergey Skripal, de 67 años, y su hija Yulia fueron
encontrados inconscientes, semiparalizados y con síntomas de intoxicación en un
banco del centro de compras “The
Maltings”, en la ciudad británica de Salisbury donde el exmilitar ruso
había establecido su residencia luego de la liberación.
Al
parecer, los Skripal habían estado paseando por el centro comercial, bebieron
algo en el pub Carteles de The Mill y
luego almorzaron en el restorán italiano “Zizzi”,
donde el exespía comió un plato de risotto. Al salir de restaurante se
sintieron mal y se sentaron en un banco del paseo para recurarse.
Inmediatamente fueron trasladados al hospital distrital en gravísimo estado.
El primer agente de policía en atender a
los rusos intoxicados, el sargento de la policía, Nick Bailey sufrió también
una fuerte intoxicación y debió ser atendido en cuidados intensivos. Otras 21 personas que se
encontraban en el centro comercial padecieron también síntomas de intoxicación
con Novichok un agente nervioso. El gobierno británico culpó a Rusia por el
ataque, pero Rusia lo negó.
Tras un mes en estado de coma y varios
meses más de tratamiento tanto Sergey y Yulia Skripal lograron recuperarse del
envenenamiento y permanecieron ocultos en el Reino Unido.
EL CASO NAVALNY
El 20 de agosto de 2020,
el líder opositor ruso Alexéi Navalny, uno de los últimos dirigentes opositores
residentes en Rusia, debió ser internado en la unidad de cuidados intensivos de
un hospital de Siberia tras beber una taza de té que, según su portavoz, estaba
envenenado. Navalny, de 44 años y una de las voces de la oposición rusa más
sonoras en Occidente, debió ser conectado a un respirador pulmonar artificial
tras ser ingresado de urgencia en el hospital de la ciudad de Omsk, donde el
avión en el que regresaba a Moscú tuvo que aterrizar de emergencia para poder
hospitalizarlo. Uno de los médicos que lo atendieron en ese momento dijo que estaban
luchando para salvar su vida.
Navalny se encuentra en estado grave
y conectado a un ventilador pulmonar artificial, con una fuerte intoxicación. Según
la portavoz del líder opositor, Kira Yarmysh. Navalny tomó un vuelo de Tomsk,
capital de la provincia homónima del distrito federal de Siberia, y al
principio todo fue bien. Pero al rato el líder opositor se sintió mal, le pidió
una servilleta a Kira Yarmysh, se secó el sudor frío de su cara y le dijo a su
portavoz, que lo acompañó en su gira siberiana, que le hablara, porque quería
concentrarse en el sonido de la voz. “Empecé a conversar con él, llegó el
carrito con bebidas y le pregunté si un vaso de agua le ayudaría; me respondió
negativamente, fue al baño y luego perdió el conocimiento”, relató Yarmysh.
La portavoz dijo suponer que Navalny,
que ha calificado como de “golpe de Estado” las reformas
constitucionales de Putin para perpetuarse en la presidencia, había sido
envenenado, seguramente con algo mezclado en la taza de té que fue lo único que
bebió en el aeropuerto de Tomsk, antes de subirse al avión. “Los médicos
creen que la toxina fue absorbida con rapidez al encontrarse el líquido
caliente”, ha añadido. Yarmish dijo que no dudaba que “han hecho lo
mismo que un año atrás”, cuando sufrió una intoxicación estando detenido.
Según Yarmysh, Navalny se halla en
coma y el médico en Omsk se negó a hablar con la médica particular de Navalny, Anastasia
Vasílieva, que encabeza el opositor sindicato Alianza de Médicos.
En el hospital de Omsk llamaron a la
policía y también llegaron representantes del Ministerio de Sanidad provincial.
Estos aseguraron que al líder opositor se le hicieron todos los exámenes
médicos necesarios para determinar qué ha causado el grave estado en que se
encuentra.
Navalny había viajado en Siberia a
Novosibirsk y Tomsk, ciudades en las que habrá elecciones y en las que se han
registrado candidatos apoyados por los partidarios del líder opositor. En
Moscú, los abogados de Navalny han adelantado que presentarán una denuncia por
atentado contra su vida y exigen una investigación exhaustiva de lo ocurrido.
Navalny es líder más carismático de
la oposición extraparlamentaria, que ha desempeñado un papel clave en las
manifestaciones contra el actual régimen después de todas las elecciones que se
realizan en Rusia. Además, Navalny durante años encabezó el Fondo de Lucha
contra la Corrupción, que periódicamente revelaba las fortunas y bienes raíces
de funcionarios rusos.
Realizó un documental sobre la supuesta
riqueza adquirida de manera irregular por el ex primer ministro Dmitry Medvédev
que acumuló veinte millones de reproducciones, nada más publicarlo. Su
actividad gira en torno a la corrupción de las élites y su oposición a los
acuerdos secretos.
Las autoridades rusas incluyeron en
2019 a este fondo en la lista agentes externos, lo que implicaba una serie de
limitaciones al funcionamiento de esa organización. Esto, unido a varios
juicios abiertos en su contra, llevaron a Navalny a anunciar la liquidación del
fondo en junio pasado y sus intenciones de crear un nuevo organismo para
continuar su labor.
Las grandes manifestaciones contra el
fraude legislativo en 2011 y 2012 pusieron a Navalny cara a cara con la opinión
pública. Navalny —que en las elecciones a alcalde de Moscú
en 2013 obtuvo más del 27% de los votos— no ha podido participar en las
elecciones de los últimos años debido a diversos procesos judiciales que las
autoridades han entablado contra él por supuestos delitos económicos. En
2017 quedó inhabilitado para ocupar cargos públicos y, en base a ello, se le
prohibió presentarse a las elecciones presidenciales de 2018.
En las municipales y regionales de
2019, en lugar de llamar a la abstención electoral como otros opositores, organizó la
participación de la oposición con un llamamiento a apoyar en cada
circunscripción al candidato con más posibilidades de ganar a los candidatos
del partido gubernamental Rusia Unida. Esta táctica, llamada “votación
inteligente”, logró consolidar a los contrarios de Rusia Unida y resultó
exitosa, reduciendo significativamente el número de representantes del partido
oficial, que en algunas provincias, como Jabárovsk, llegó a perder la mayoría.
La actividad opositora d
Navalny lo convirtió víctima de varios atentados. El 26 de abril de 2017, fue
rociado con un líquido verde que le dejó la cara manchada. El “zelyonka”
(que se traduce como verde brillante) es una sustancia que se emplea con
frecuencia como antiséptico en Rusia y que se ha convertido recientemente en el
arma de preferencia contra los críticos al gobierno de Putin. Se lo emplea
porque mancha la piel de la víctima y es difícil de sacar, lo cual se convierte
en un problema para aquellos que participan en actividades públicas.
“Se ve cómico (cubriendo
parte de la cara), pero es extremadamente doloroso” declaró el opositor ruso en un tuit tras el incidente. Posteriormente, Navalny
fue trasladado a un hospital donde la diagnosticaron una quemadura química en
su ojo derecho que le redujo en un 80% su visión. Posteriormente, el político
ruso debió de ser operado en una clínica de Barcelona y su recuperación demando
varios meses.
En esta última ocasión -el ataque con té envenenado- Navalny
también debió ser atendido en el extranjero, en parte por la gravedad de su estado
y en parte porque sus familiares y partidarios sospecharon que los médicos
rusos querían hacer aparecer la agresión como un problema de salud. Así, después
de que los médicos de Omsk lograran estabilizar el estado de Navalny -y de
muchas presiones por parte de la familia y del gobierno alemán- el opositor fue
trasladado a Berlín, el 22 de agosto, en un avión sanitario.
La Unión Europea ha hecho un llamamiento a las autoridades rusas
para que lleven a cabo una investigación
independiente sobre la supuesta intoxicación del opositor
ruso. “Es imperativo que las autoridades de Rusia inicien sin demora una
investigación independiente y transparente”, dijo el comunicado publicado
por el Servicio Europeo de Acción Exterior.
Como en otros casos el Kremlin negó la existencia de un atentado
contra la vida del político opositor y deslindó toda responsabilidad sobre el
hecho.
CONCLUSIONES
La gran cantidad de atentados con disparos y venenos sobre
desertores y opositores al gobierno ruso no pueden ser un hecho casual ni
explicarse únicamente por el accionar de grupos criminales, en especial
aquellos atentados que se produjeron en el extranjero. Resulta evidente que
estos asesinatos responden a una acción concertada y continuada contra todas
las personas que afectan intereses vitales de Rusia (Chechenia, Ucrania, Crimea,
etc.), rebelan hechos de corrupción oficial o representen una amenaza o
molestia sería contra el liderazgo de Vladimir Putin.
Aunque seguramente algunos de estos hechos no son
responsabilidad de las autoridades rusas, la mayoría de ellos sí lo son, sin
duda alguna, y evidencian el carácter autoritario del actual gobierno ruso y lo
peligros que es el oficio de opositor en Rusia.
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