El Movimiento Saharauis por la Paz,
un grupo disidente del Frente Polisario creado en 2020, celebró los días 1 y 2
de junio su asamblea general realizando un balance de lo actuado por esta
organización en los últimos meses y efectuando un llamamiento a Argelia.
El
Movimiento Saharauis por la Paz, celebró los días 1 y 2 de junio bajo la presidencia
de su primer secretario, Hach Ahmed
Baricalla y con la participación de los
miembros de la Comisión Política Permanente, el Comité Central, y los
principales cuadros del movimiento, incluidos los responsables y adjuntos de los comités, coordinadoras y demás
instancias, así como sus representantes en el extranjero, su Asamblea General.
Los
asistentes discutieron los programas y trabajos realizados durante los últimos
cuatro años coincidiendo con el cuarto aniversario de la creación del
movimiento. En el encuentro se efectuó un balance, valorando los importantes
logros y actividades desarrollados, haciendo especial hincapié en los
resultados de la II Conferencia Internacional por el Diálogo y la Paz celebrada,
entre el 27 y 28 de octubre pasado, en la ciudad de Dakar, Senegal.
Los participantes escucharon el informe
presentado por el responsable de relaciones exteriores, Mohamed Cherif en
relación con la última gira de una delegación del MSP por el Cono Sur y el
trabajo solidario hecho por el Comité Internacional por el Diálogo y la Paz.
El primer
secretario insistió en la necesidad de que los cuadros del Movimiento respeten
el discurso oficial y la visión del MSP difundiendo entre la opinión pública
saharaui la hoja de ruta anunciada en Dakar.
Durante
el encuentro, los asistentes aprobaron el contenido de una carta abierta al
estado argelino que consignaba lo siguiente: “El pasado 28 de mayo, varios jóvenes saharauis perdieron
la vida al ser atacados por un dron del ejército argelino en las proximidades
del campamento de refugiados saharauis de Dahkla, a 160 km al sureste de la
ciudad argelina de Tindouf. Estos jóvenes, desesperados por la falta de empleo
y las necesidades de sus familias, se dedicaban a la búsqueda de oro con medios
rudimentarios. No es la primera vez que jóvenes saharauis son acribillados en la zona por patrullas
argelinas, pero es la primera vez que intervienen drones de guerra para
combatir estas actividades. Exhortamos a las altas autoridades argelinas a
instruir a sus fuerzas armadas para evitar los excesos y el uso de armas de
fuego en circunstancias parecidas.
Estos hechos evidencian una vez más el estado de desesperanza que invade a los
jóvenes en los campamentos de refugiados, abrumados por la falta de trabajo y
la pobreza. El descontento crece entre ellos y la situación es cada vez más insostenible. El malestar y
descontento generalizado crecen progresivamente, alcanzando niveles jamás
conocidos. Para evitar tragedias mayores es imperativo buscar, cuanto antes,
alternativas y soluciones viables.
Instamos a Argelia a utilizar todas su
influencia y poder para persuadir a la intransigente cúpula del Polisario, con
objeto de abrir un debate interno, real y sincero si se quiere evitar un
desenlace fatídico de la crisis actual. A los saharauis ya no se les puede
pedir más sacrificios, más derramamiento de sangre, más penalidades, más dolor,
más paciencia. Tampoco Argelia puede hacer más de lo que ha hecho en favor de los saharauis durante más de
medio siglo.
La intransigencia de los dirigentes del
Polisario, así como su negativa a permitir la renovación y los cambios
necesarios, junto con las decisiones impulsivas, las estrategias precipitadas y
erróneas, los abusos de autoridad, los atropellos, así como el desprecio a las
libertades y voces críticas, han dilapidado por completo el cúmulo de logros
obtenidos durante cincuenta años de resistencia y sacrificios con el apoyo
incondicional de Argelia.
Los nuevos dirigentes de la Argelia de 2024
deben tener en cuenta, desde una perspectiva global y objetiva, que la mayoría
de los saharauis no se siente ya representada por el Polisario y que un
porcentaje elevado de sus militantes ha abandonado sus filas, pues ya no cree
ni ve con buenos ojos una república independiente bajo ese régimen.
A día de hoy, en lugar de confianza y fe en
el liderazgo y el proyecto del Polisario, lo que retiene a la población de los
campamentos de refugiados en Tinduf es la dependencia absoluta de las ayudas
humanitarias, así como la falta de horizontes para una vida normal y digna en
otro lugar. La amenaza inminente de una estampida humana huyendo de aquel
infierno es una posibilidad real a todas luces verosímil.
Argelia no puede seguir ignorando la
situación de crisis que atraviesa la otrora resistencia saharaui, ni soslayar
su responsabilidad política y moral en un momento crucial e histórico como el
actual. Si lo que le preocupa, realmente, son los sufrimientos del pueblo
saharaui- como indicó el pasado 25 de mayo el ministro de relaciones exteriores
de Argelia Ahmed Attaf- lo que debe hacer sin demoras es convencer a los viejos
líderes del Polisario de que los tiempos han cambiado, las guerras de
guerrilla, las revoluciones armadas, así como el sistema de partidos y
pensamientos únicos, son cosas del pasado. En el siglo XXI el debate
democrático y el diálogo son indispensables, pues los métodos represivos para
silenciar el descontento generalizado, las disidencias y opiniones críticas o
discrepantes han probado ser inútiles y contraproducentes.
Creemos que el Gobierno de Argelia tiene el
prestigio y la autoridad moral para impulsar y auspiciar un diálogo saharaui
plenamente democrático y sincero, con la participación de las organizaciones y
corrientes políticas, notables tribales, representantes de la sociedad civil,
disidentes y supervivientes de la represión del campo de Rashid. En definitiva,
un diálogo de toda la sociedad saharaui en su conjunto, la cual es mucho más
amplia y diversa de lo que se quiere hacer ver y cuyo corazón late en muchos más
lugares más allá de los campamentos de Tinduf.
Al igual que hizo para unificar a las
facciones del Azawad, el gobierno de Argelia puede y debe convencer a los
dirigentes del Polisario residentes en Tinduf para que modifiquen su discurso
radical y contengan sus impulsos totalitarios, abran un debate democrático real
y trabajen por un consenso saharaui sobre la mejor estrategia. Y esta no es
otra que poner fin a la guerra desastrosa e inútil y, entre todos, esforzarnos
por una solución justa, pacífica y negociada con el Reino de Marruecos con las
debidas garantías internacionales.
Una vez resuelto, el contencioso saharaui
dejará de ser fuente de tensión y de inestabilidad y los pueblos de nuestra
región, incluido el saharaui, se encaminarán hacia la deseada y cien veces
pospuesta integración. Este es el camino
de la razón y la sabiduría, pues el tiempo apremia, el descontento crece y la
crisis se agrava cada vez más.
El evento, que se llevó a cabo por medio de
una videoconferencia, concluyó con el diseño de nuevas acciones del MSP para
impulsar el diálogo entre todos los actores involucrados en la solución del
Conflicto del Sáhara para ser implementadas en los próximos meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario