El presidente
argentino Javier Milei cumple seis meses en la Casa Rosada con algunos logros y
muchas frustraciones
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El gobierno de Javier Milei cumple sus primeros seis
meses y el balance es muy complicado. El principal logro que puede exhibir el
gobierno de La Libertad Avanza es haber alcanzado el equilibrio fiscal y haber
evitado, algo que la mayoría de los observadores económicos consideraban muy
probable; caer en una hiperinflación y más aún, reducir la inflación a niveles que
nunca pudo alcanzar el gobierno de Alberto Fernández, después de la
intempestiva salida de Martín Guzmán del ministerio de Economía.
Estos logros no fueron gratuitos. El gobierno debió
descargar el precio del ajuste sobre los sectores más desfavorecidos y con
menor capacidad de resistencia: los jubilados, empleados públicos y
trabajadores informales, estos últimos constituyen el 50% de la mano de obra ocupada.
El gobierno también suspendió la obra pública, aún
aquellas obras que contaban con financiamiento internacional. Según la Cámara
Argentina de la Construcción, hay cerca de cuatro mil proyectos de obra pública
frenados y se perdieron cien mil puestos de trabajo en ese sector.
La política de shock aplicada aceleró la recesión existente
que se potenció con la supresión de ministerios y organismos públicos
(ministerio de la Mujer, INADI, etc.) con grandes recortes en las planillas de
empleados contratados por el Estado, que dispararon los niveles de desempleo y
el índice de pobreza en el primer trimestre de 2024.
Según el economista Federico Poli, la recesión podría
alcanzar al -6% convirtiéndose en la sexta más profunda de la histórica
contemporánea argentina. En el primer trimestre de 2024, se habrían perdido
122.900 empleos registrados, la mitad de ellos en el sector privado, según un
informe elaborado por la Secretaría de Trabajo
En cuanto a la pobreza, que no deja de incrementarse
desde 1983, alcanzó en el primer trimestre de 2024, al 55,5% de la población
argentina, cerca de 25 millones de personas pobres, según datos del
Observatorio Social de la Universidad Católica.
El poder de compra de los salarios se deterioró
mientras los costos de los servicios esenciales aumentaron más del 300% debido
a la desregulación de tarifas y a la política de reducción de subsidios. Los
datos asociados al consumo reflejan los efectos de la recesión. En marzo de
2024, las ventas de los supermercados sufrieron una caída interanual del 9,3%,
mientras que los centros de compras registraron una baja de 11,3%.
Además, el 32,5% de los trabajadores formales habitan
en hogares en situación de pobreza.
Curiosamente, en medio de esta fuerte crisis económica
el presidente cuenta con altos índices de aprobación.
Según la última encuesta de la consultora Giaccobe
& Asociados, Milei cuenta con una imagen positiva del 58,7%.
El gobierno libertario ha logrado dos éxitos
importantes, de gran impacto en los sectores medios: ha terminado con las
movilizaciones, marchas y cortes de calles y avenidas en el centro de la ciudad
de Buenos Aires. Un problema que se había tornado endémico desde diciembre de
2001.
Por el otro lado, ha quebrado el mecanismo perverso
que permitía a los llamados “movimientos sociales” (la mayoría de ellos
grupúsculos o partidos de izquierda) financiar su activismo político con fondos
públicos originariamente destinados a la asistencia alimentaria de los más
pobres y coaccionar a estos últimos para que asistieran obligatoriamente a sus
marchas, “acampes” y otros actos políticos.
El gobierno libertario constató que muchos de los
merenderos y comedores populares eran inexistentes, que la comida enviada se
vendía ilegalmente en la zona y que en las rendiciones de gastos había gran
cantidad de facturas apócrifas, denunciando a los responsables que resultaron
procesados penalmente. La mayoría de los dirigentes sujetos a proceso judicial
eran políticos muy activos en las protestas durante los gobiernos del
kirchnerismo.
Otro importante logro alcanzado por Milei, ha sido su
decisión de enfrentar el avance de la “cultura woke”, suprimiendo
organismos que la difundían y que estaban sobrepoblados de militantes políticos
que no cumplían funciones administrativas de ningún tipo. Eliminó el lenguaje
inclusivo en la administración pública, aunque no avanzó respecto a las
políticas de género existentes. Mantuvo la legislación en favor del
conglomerado LGTBI (matrimonio igualitario), la legalización del aborto (aunque
el presidente siempre se definió como un “militante de la vida”.)
Las principales falencias que ha evidenciado el
gobierno de La Libertad Avanza en estos primeros seis meses, son las mismas que
se evidenciaban durante la campaña política.
No sólo Javier Milei es un outsider de la política,
también lo son la mayoría de sus asesores más cercanos, los ministros y
legisladores de su partido.
Los cuadros políticos que La Libertad Avanza ha
llevado a la administración pública carecen de experiencia en la gestión del
Estado y a la administración de cualquier tipo de organización compleja que
involucre a gran número de personal.
Esta falta de experiencia ha llevado a que el gobierno
cometa algunos errores y demoras importantes en la gestión.
A falta de cuadros políticos, el gobierno ha debido
recurrir a incorporar dirigentes provenientes del PRO (la ministra de Seguridad
Patricia Bullrich, el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, el
economista Federico Sturzenegger), del radicalismo (el ministro de Defensa Luis
Petri y José Luis Vila como secretario de Estrategia Nacional, entre los más
notorios.), antiguos menemistas (Rodolfo Barra, Guillermo Francos, Eduardo “Lule”
Menem y Martín Menem) y hasta kirchneristas como el excandidato presidencial
Daniel Scioli y la secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia, Leila Gianni)
para completar los cargos de la nueva administración.
La combinación de funcionarios sin experiencia con
otros de muy diverso origen político e ideológico atenta contra la cohesión del
gobierno y desata fuertes pujas internas que luego repercute en los medios y
las redes sociales.
Por otra parte, algunas de las estrategias
implementadas por Milei no parecen ser las más adecuadas; como la decisión de
unir en un solo ministerio las áreas de Desarrollo Social, Educación, Trabajo,
Empleo y Seguridad Social, Salud y Mujeres, Géneros y Diversidad.
Son demasiados temas diversos para ser gestionados
eficazmente por un solo funcionario (además sin un equipo de funcionarios ni
experiencia en la administración pública). Al mismo tiempo, con tantas áreas y
con temas tan sensibles resulta casi imposible evitar el frecuente estallido de
cuestionamientos o “escándalos” que terminan impactando sobre el mismo
ministro deteriorando su imagen ante la sociedad.
También la estrategia de unir todos sus proyectos de reforma
legislativa en una “ley ómnibus” tampoco ha funcionado bien. Hasta el
momento la denominada “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los
Argentinos” pasó de un proyecto original de
más de 600 artículos, que es la cantidad que tenía en enero pasado, a los 238
actuales, luego de largas y fatigosas negociaciones en la Cámara de Diputados,
primero, y en el Senado, después.
Si se
mira bien todo el recorrido legislativo de ese proyecto, debe convenirse en que
el gobierno de Milei negoció e hizo más concesiones (resignó las
privatizaciones de Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino y Radio Nacional,
entre otras) que las que se podían suponer de antemano y
de las que dejaba entrever su discurso exaltado. En consecuencia, cabe preguntarse si el desdoblamiento
de esta normativa en diversos proyectos no habría logrado mejores resultados.
Un presidente viajero
Tal como señala el analista Rosendo Fraga: “Javier
Milei es el presidente argentino que más ha viajado al exterior y que menos
leyes ha logrado sancionar: ninguna.”
El presidente ha viajado para retribuir los apoyos
internacionales recibidos durante la campaña presidencial (con Santiago Abascal
y Georgia Meloni especialmente), difundir su mensaje liberal y antisocialista
(Foro de Davos, Conferencia de Acción Política Conservadora de Washington y
otros): recibir premios, reunirse con empresarios de la tecnología digital o
asistir a importantes cumbres internacionales (G-7 y Cumbre por la Paz). Hasta
concurrió al obligatorio “besa manos” con el papa Francisco para
recomponer formalmente las relaciones con el Vaticano tras los intercambios
verbales de la campaña electoral.
Si bien volvió a posicionar a la Argentina en el
mundo, después del eclipse sufrido durante los gobiernos de Néstor y Cristina
Kirchner y de Alberto Fernández, Milei puede tener cierta atracción en algunos
sectores de los Estados Unidos y Europa, al menos entre los gobiernos, personalidades
e instituciones de la centroderecha, pero en modo alguno en bien visto en
América Latina y España.
Aliados y detractores
En la región y la península predominan gobiernos
populistas de izquierda, que mantenían excelentes relaciones con los gobiernos
kirchneristas, sus aliados ideológicos.
Estos gobierno perciben como un potencial enemigo al
presidente libertario con su discurso antisocialista, antimarxista y anti
populista.
El presidente argentino ha intercambiado duros
conceptos con los mandatarios de Brasil, México, Colombia y España.
Nicaragua directamente rompió relaciones con Argentina
y el gobierno socialista de Pedro Sánchez retiró a su embajadora en Buenos
Aires después de que Milei se hizo eco de las acusaciones de corrupción contra
la esposa del jefe de gobierno español.
Como los conflictos con los gobiernos de estos países
se basan en diferencias ideológicas y de posicionamiento internacional y no por
motivos negociables, parece poco probable un mejoramiento en las relaciones
bilaterales con Argentina. No al menos, mientras los protagonistas sean los
mismos (o sus sucesores mantengan el mismo alineamiento ideológico. Quizá pueda
negociarse un “alto al fuego” en la pirotecnia verbal, pero poco más.
Javier Milei deberá basar su política internacional en
un fuerte alineamiento con los Estados Unidos, Israel y aquellos países
europeos con regímenes de centroderecha. De América Latina, al menos por el
momento solo podrá contar con el apoyo de Paraguay y Uruguay y la silenciosa neutralidad
del gobierno de Gabriel Boric, en Chile.
Deberá reforzar su política internacional en base a
las buenas relaciones de Milei con figuras como: Donald Trump, Jair Bolsonaro,
Santiago Abascal, Georgia Meloni, el húngaro Viktor Orbán o el polaco Jaroslaw
Kaczynski y otras expresiones de derecha gobernantes en Grecia y Suecia.
Por otra parte, la oposición de izquierda, conformada
por el peronismo kirchnerista, los gremialistas de la CGT y la CTA, los
movimientos sociales, los pequeños partidos de izquierda y las organizaciones
defensoras de los derechos humanos cuestionan y atacan si piedad el gobierno
libertario.
Son los miembros del “club del helicóptero”,
que esperan forzar la renuncia o el juicio político por insania del presidente
Milei.
El kirchnerismo parece estar convencido que, si la
política económica liberal y de reducción del Estado del Gobierno tiene resultado,
quedará marginado del poder por décadas. Por lo tanto, intenta desestabilizar
al gobierno liberal por todos los medios a su alcance: le traba toda iniciativa
legislativa en el Congreso, ha llevado a cabo dos huelgas nacionales con
movilizaciones en cinco meses, ha multiplicado los conflictos laborales en
diversas empresas y actividades, especialmente en el transporte y la educación.
También ha realizado todo tipo de marchas y movilizaciones callejeras.
Los medios de prensa que le son adeptos critican
duramente al gobierno amplificando al infinito sus errores. También insisten ante
la opinión pública con el tema del crecimiento de la pobreza y hasta del hambre
entre los sectores más pobres y marginales.
Mientras que empleados kirchneristas, enquistados en
la administración pública después de dieciséis años de gobiernos de ese signo
político, aportan lo suyo con la difusión de versiones y rumores, pequeñas
obstrucciones, sabotajes y denuncias de todo tipo.
Finalmente, el 2025 será un año electoral y el
gobierno de Javier Milei no sólo deberá imponerse en las elecciones de medio
término sino intentar reforzar su presencia en el Congreso Nacional. Tiene la
ventaja de que solo deberá renovar dos bancas de diputados, todo lo demás será ganancia
electoral Mientras que tanto el kirchnerismo como sus aliados de Cambiemos,
deberán renovar un número mayor de diputados y senadores.
No obstante, para obtener un fuerte respaldo de su
electorado el gobierno deberá reducir la inflación a menos del diez por ciento
anual, levantar el cepo cambiario, lograr terminar con la recesión y,
finalmente, convertir a La Libertar Avanza en un partido político con real
presencia y poder electoral a nivel nacional.
Actualmente, la gente soporta estoicamente el brutal
ajuste económico, pero no lo hará por siempre. En algún momento demandará un
signo de alivio, una luz (aunque sea tenue) al final del túnel.
Ese momento podría llegar, en octubre del año próximo,
cuando enfrente en soledad su decisión frente a la urna electoral.
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