El Plan de
Autonomía para la Región del Sáhara presentado por el Reino de Marruecos ante
Naciones Unidas en 2007 recoge cada día mayores apoyos internacionales.
Contenido
El
conflicto artificial en la región norafricana del Sáhara marroquí se acerca a
un desenlace previsible en la medida en que cada vez más países adhieren a la
posición marroquí de abrir, a través de Naciones Unidas, la negociación de un
Estatuto de Autonomía para la Región bajo la soberanía marroquí, pero donde la
población de origen étnico saharaui podrá elegir sus propias autoridades, mantener
los vínculos tradicionales con sus notables, establecer sus leyes conforme a
sus costumbres y creencias, en la medida en que reconozcan y acepten la
soberanía de Marruecos.
Esta
propuesta, que Marruecos presentó, en 2007, en Naciones Unidas, es cada vez más
aceptada por los gobiernos del mundo entero, como la única solución posible y
realista que puede poner fin a más de cuarenta años de un conflicto que solo
beneficia a los cuadros de conducción del grupo terrorista Frente Polisario y a
sus sponsors argelinos, que buscan por todos los medios mantener vivo el
conflicto para preservar sus privilegios y, especialmente, para continuar
beneficiándose con el tráfico ilícito de la ayuda humanitaria suministrada por
Naciones Unidas.
Más de ochenta países (entre ellos los Estados Unidos
y España) apoyan la propuesta marroquí. Tan solo en los últimos sesenta días,
ha sumado su apoyo al Plan de Autonomía: Bélgica, Senegal, Zambia, Liberia, la
Federación de San Cristóbal, un país anglófobo del norte antillano, en concreto
en las Islas de Barlovento, en el Caribe, Sierra Leona, y la Mancomunidad de
Dominica, uno de los países integrantes de la Organización de Estados del
Caribe Oriental (OECO).
Pero, lo que podría considerarse como
“la frutilla del postre” fue la decisión de una treintena de diputados y lores
británicos enviaron, el viernes 25 de mayo, una carta al ministro de Asuntos
Exteriores, David Cameron, en la que llaman al Ejecutivo británico, en un
enfoque bipartidista, a apoyar “oficialmente y sin demora” el Plan marroquí de Autonomía como
“única solución” al conflicto artificial sobre el Sáhara marroquí.
Además de ser
la vía “más pragmática”, la iniciativa de autonomía propuesta por
Marruecos para el Sáhara, que “respeta las tradiciones locales y las
aspiraciones democráticas, ofrece una solución viable para alcanzar una paz y
una estabilidad duraderas”, subrayaron los parlamentarios y miembros de la
Cámara de los Lores.
Los firmantes
precisaron que la unión en torno a este Plan, que es “la única solución
realista”, demuestra la voluntad de los socios internacionales de promover
la estabilidad y la prosperidad regionales, “reforzando el papel central de
la Iiniciativa de Autonomía en el avance de los esfuerzos de paz”.
“No debe haber
lugar para más separatismo o división”, insistieron, asegurando que, por
el contrario, “debe reforzarse el compromiso proactivo de Marruecos para
promover la seguridad y la estabilidad regionales”.
“Permanecer
neutral o intentar resoluciones alternativas sólo puede perpetuar un statu quo
nefasto que pone en peligro la seguridad de la región”, argumentaron.
Aunque varios
de ellos visitaron Marruecos y sus provincias del sur, donde tuvieron la
oportunidad de reunirse con dirigentes locales, representantes de la sociedad
civil y organizaciones de derechos humanos, los firmantes consideraron que sus
observaciones, junto con las de respetados académicos como el Profesor Marc
Weller, Catedrático de Derecho Internacional y Estudios Constitucionales de la
Universidad de Cambridge, reforzaron su “convicción de que el Reino Unido
debe apoyar proactivamente el Plan de Autonomía de Marruecos”.
Es
que a lo largo del mundo son cada vez más los Estados que comprenden los justos
reclamos de Marruecos sobre su Sáhara, que desean ver que el conflicto del
Sáhara encuentra finalmente una solución realista, justa y posible, en especial
para que los saharauis obligados a vivir en esos miserables campamentos de la
infamia, en el sur de Argelia, puedan retornar a su hogar nacional en el reino
alauí.
Estos
países entienden que el Reino de Marruecos está garantizando la seguridad, el
bienestar y la prosperidad, según sus propias tradiciones y con sus propias
autoridades, de esa población saharaui en una medida que ni Argelia ni el
Frente Polisario le han podido otorgar en los cuarenta años en que los han
mantenido retenidos en medio de la hostil hamada argelina.
Por
eso cada nueva adhesión internacional al Plan de Autonomía para la Región del
Sáhara es un importante golpe a la credibilidad del Frente Polisario como
representante de la población saharaui y contribuye a incrementar su
aislamiento internacional.
Además,
el surgimiento de un sector disidente del Frente Polisario, el Movimiento
Saharaui por la Paz, que conduce el dirigente Hash Ahmed Bericalla, que sí
apoya el Plan de Autonomía como una solución posible, justa y realista, también
cuestiona el pretendido argumento de “único representante” del pueblo
saharaui que se atribuyen los polisarios.
La
realidad es que, ni el Frente Polisario, ni Argelia, tienen nada que ofrecer a
los saharauis. Los separatistas polisarios, tal como hemos señalado antes, solo
están utilizando a la población de los campamentos para financiarse con el
tráfico de ayuda humanitaria y mantener su vigencia como organización en los
foros internacionales, donde juegan a que son diplomáticos de un Estado
inexistente la República Árabe Saharaui Democrática. Una parodia de Estado que
solo los socios de Argelia reconocen.
Argelia,
por su parte, emplea a los saharauis y a los delirios de autonomía que ha
alimentado en algunos de ellos, como un instrumento más en su competencia
geopolítica con Marruecos en un intento estéril de separar al Reino de los
países del África Occidental cerrándole la ruta terrestre para proyectar su
tráfico comercial.
Pero,
lo marroquíes, bajo la certera conducción de su Rey Mohammed VI han sabido
neutralizar uno a uno todos sus arteros intentos. Es por ello, que el mundo
reconoce hoy que la única solución al conflicto del Sáhara está en manos del
pueblo marroquí.
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