La organización criminal más antigua
de Brasil, protagonista de la mayor masacre policial en la historia de Río de
Janeiro esta semana, utiliza el territorio argentino como un centro logístico y
financiero clave para su guerra
Contenido:
Buenos
Aires. Mientras Río de Janeiro entierra a sus muertos tras la “Operación
Contención”, la ofensiva policial más letal de su historia que esta semana
dejó un saldo de más de 130 fallecidos en los complejos de favelas de Alemão y
Penha, la onda expansiva de esa violencia resuena a 2.000 kilómetros de
distancia, en las calles de Buenos Aires. El objetivo de la redada era el Comando
Vermelho (CV), la organización criminal más antigua y poderosa de Brasil. Pero
el monstruo que libra una guerra casi paramilitar contra el Estado brasileño,
empleando drones con explosivos y fusiles capaces de derribar helicópteros, no
es solo un problema de Brasil. El Comando Vermelho ha echado raíces profundas
en Argentina, convirtiendo al país en una retaguardia estratégica para el
lavado de sus narcodólares, una fuente de provisión de armamento y un corredor
logístico clave para el tráfico de cocaína.
La
organización, nacida en los años setenta en la prisión de Candido Mendes de una
alianza entre presos comunes y militantes de izquierda encarcelados por la
dictadura militar, mutó hace décadas. Dejó atrás cualquier ideología para
convertirse en un cartel de cocaína que opera más como una “red de
franquicias” descentralizada que como una jerarquía rígida. Hoy, esa red se
extiende por toda Sudamérica, y sus tentáculos financieros y logísticos en
Argentina son evidentes y sofisticados.
El
Brazo Financiero: De Nordelta a las Criptomonedas
La
prueba más contundente de la infiltración económica del CV en Argentina se
conoció como la "Operación Crypto". En septiembre de 2023, una
investigación de la Justicia federal argentina desarticuló una compleja red
dedicada a legalizar activos del narcotráfico brasileño. La estructura no
operaba desde las sombras de un barrio marginal, sino desde el corazón del lujo
argentino: una mansión en el exclusivo barrio privado de Nordelta, en
Tigre, y oficinas en Palermo, Buenos Aires.
Los
cabecillas de la trama, según la Justicia, eran el brasileño Marcelo Clayton
Alves de Sousa y el ciudadano chino Hang Wang. Ambos lograron
escapar justo antes de los allanamientos y hoy permanecen prófugos. Desde su
base en Nordelta , la red movió más de 520 millones de dólares procedentes
del Comando Vermelho.
El
método combinaba la vieja escuela con la alta tecnología financiera. El dinero ilícito
llegaba desde Brasil en efectivo, camuflado en autobuses de una empresa de
turismo educativo , y era inyectado en las “cuevas” financieras de
Buenos Aires. A partir de ahí, se blanqueaba a través de:
- Criptoactivos:
La red realizó al menos 425 operaciones con criptomonedas para mover
fondos a través de las fronteras de manera anónima.
- Empresas Fachada:
Crearon compañías para simular operaciones legales , incluyendo una
dedicada a la exportación de vinos desde Mendoza a Brasil.
- Bienes de Lujo:
El dinero se usó para comprar propiedades y una flota de vehículos de alta
gama, incluyendo un BMW Serie 330i, un Mini Cooper y una Ford Ranger.
Este
mes de octubre, el Tribunal Oral Federal N°7 de Buenos Aires condenó a ocho
miembros de la organización a penas de tres años de prisión en suspenso y
multas millonarias, un golpe judicial que confirma la magnitud de la operación.
Sin embargo, los cerebros financieros, Alves de Sousa y Wang, siguen libres.
El
Arsenal Argentino para la Guerra en Río
Si
el dinero fluye hacia el sur, las armas fluyen hacia el norte. La violencia
extrema exhibida por el CV en Río de Janeiro, que esta semana costó la vida a
cuatro policías, se alimenta de un mercado negro de armamento que tiene en
Argentina un proveedor crucial.
El
caso más reciente y de mayor escala es el de Diego Hernán Dirisio, un
empresario argentino apodado por las autoridades brasileñas como “el mayor
contrabandista de armas de América Latina”. Dirisio fue detenido en febrero
de 2024, en Córdoba, junto a su pareja, la exmodelo paraguaya Julieta Nardi.
La
investigación, bautizada “Operación Dakovo”, destapó un esquema
de triangulación masiva. La empresa de Dirisio, International Auto Supply
(IAS), con sede en Asunción, Paraguay , importó legalmente más de 43.000
armas (pistolas, fusiles y municiones) de fabricantes europeos en Croacia,
Turquía, República Checa y Eslovenia. Una vez en Paraguay, las armas eran
"raspadas" para borrar sus números de serie y contrabandeadas a
Brasil , donde terminaban en manos tanto del Comando Vermelho como de su rival,
el Primeiro Comando da Capital (PCC).
Pero
la conexión armamentística no es nueva. Informes de seguridad brasileños de
principios de la década de 2000 ya revelaban una preocupante presencia de
material bélico argentino en las favelas. En abril de 2003, la policía de Río
interceptó un camión con 50 granadas defensivas FMK2 , de fabricación
estatal argentina (Fabricaciones Militares). Para ese año, ya se habían
incautado 338 granadas de ese tipo.
Una
investigación posterior rastreó los lotes y descubrió que las espoletas
(detonadores) de algunas granadas incautadas habían sido vendidas originalmente
a la Dirección de Arsenales del Ejército Argentino. Un informe de la
policía carioca de 2003, que analizó las armas incautadas durante la década
anterior, ubicaba a Argentina como el tercer proveedor extranjero de
armas de fuego para los narcos de Río y el segundo mayor proveedor de granadas,
dominando el 23% de ese mercado.
Presencia
en la Triple Frontera
La
presencia del Comando Vermelho en Argentina no es solo financiera o
armamentística; también es territorial y logística, especialmente en la porosa
región del noreste. El grupo criminal ha encontrado en la provincia de
Corrientes una plataforma ideal para el narcotráfico.
En
2013, la “Operación Ciervo Blanco” desbarató una red del CV que operaba
en la zona de Santo Tomé, Corrientes, en la frontera con Brasil. La
organización utilizaba estancias ganaderas como bases logísticas con pistas de
aterrizaje clandestinas. Su método era el “bombardeo de cocaína”:
avionetas que sobrevolaban los campos y arrojaban los cargamentos de droga que
luego seguían por tierra a Brasil.
El
líder de esta célula era Marino Di Valdo Pinto de Brum , un jefe
("Dono") del Comando Vermelho y hombre de confianza del líder
histórico de la facción, Luiz Fernando da Costa, alias “Fernandinho
Beira-Mar”.
Esta
operación en Corrientes es solo una pieza del rompecabezas regional. El Comando
Vermelho libra una guerra territorial por el control de las rutas en la triple
frontera amazónica (Brasil, Colombia y Perú). Informes de inteligencia señalan
que el CV ha desplazado a las mafias locales y controla la producción de
cocaína en el lado peruano de la frontera, utilizando la ruta fluvial del río
Amazonas para mover la droga. A esto se suma su consolidada presencia en
Bolivia y Paraguay para el abastecimiento de cocaína y marihuana.
Una
Amenaza Transnacional
La
masacre de esta semana en Río de Janeiro, que buscaba sin éxito la captura del
capo regional Edgar Alves de Andrade, alias "Doca" o
"Urso" —a quien se investiga por más de 100 homicidios —, es el
síntoma más visible de una guerra alimentada por una economía criminal que ha
trascendido fronteras.
El
Comando Vermelho ya no es solo una pandilla carcelaria; es una empresa criminal
transnacional con una facturación multimillonaria. Su capacidad para
infiltrarse en el sistema financiero argentino, lavar cientos de millones de
dólares a través de criptomonedas y bienes de lujo , y al mismo tiempo
asegurarse el suministro de arsenales de guerra europeos a través de
empresarios argentinos, demuestra una sofisticación alarmante.
La
violencia extrema que aterroriza a Río de Janeiro no es un problema aislado. Es
una amenaza directa a la seguridad regional. Se financia desde mansiones en
Nordelta y se arma con fusiles gestionados desde Córdoba. Mientras el Comando
Vermelho siga utilizando a los países vecinos como su retaguardia logística y
financiera, la violencia criminal en Brasil está destinada a continuar, y la
estabilidad de Argentina y toda la región pende de un hilo.

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