El presidente electo, Rodrigo Paz,
hereda un país en recesión, sin dólares y con escasez de combustible tras
veinte años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS). Su éxito dependerá
de aplicar un duro ajuste, lograr un pacto de gobernabilidad en un parlamento
fragmentado y neutralizar la capacidad de desestabilización del expresidente
Morales.
Contenido:
Buenos
Aires. Bolivia ha puesto fin a dos décadas de hegemonía del Movimiento al
Socialismo (MAS). La victoria del centrista Rodrigo Paz Pereira (Partido
Demócrata Cristiano) en el histórico balotaje del domingo, con un contundente
54,5% de los votos , no es un cheque en blanco para su proyecto de “capitalismo
para todos”, sino el resultado de un voto castigo contra un modelo agotado, una
economía en ruinas y una fractura interna que devoró a sus creadores.
Paz,
un economista de 58 años, exalcalde de Tarija e hijo del expresidente Jaime Paz
Zamora, no ganó por ser la primera opción, sino la última. Hereda un país al
borde del colapso: la primera recesión en 40 años, una inflación galopante que
roza el 23%, una escasez angustiante de dólares y filas kilométricas para
conseguir combustible.
Su
desafío inmediato no es solo gobernar, sino evitar que el país se desintegre. Para
ello, deberá enfrentar un “dragón de tres cabezas”: la emergencia
económica, la fragilidad política en un Congreso sin mayorías y la amenaza
latente de quien, irónicamente, le ayudó a ganar: Evo Morales.
El
"Dragón" Económico y el Factor Morales
La
principal amenaza para Paz es la realidad. El auge de los commodities
que financió el “milagro boliviano” de Evo Morales se terminó, y el
gobierno de su sucesor, Luis Arce, deja una deuda de 40.000 millones de dólares
y un déficit fiscal cercano al 10% del PIB.
El
plan de Paz es un viraje drástico: una economía abierta que atraiga inversión
privada y extranjera. Pero la medida más urgente y peligrosa es el recorte de
los subsidios a los hidrocarburos, un gasto que el año pasado superó los 2.000
millones de dólares y que el Estado ya no puede pagar.
Aquí
es donde entra Evo Morales. El expresidente, atrincherado en su bastión
cocalero del Chapare y acosado por graves acusaciones judiciales de trata de
personas, fue el elector inesperado de Paz. Sus bases votaron masivamente por
el centrista, no por afinidad, sino para bloquear a Jorge “Tuto” Quiroga,
a quien ven como el heredero de la derecha tradicional y cuyo candidato a
vicepresidente, Juan Pablo Velasco, desató la furia del occidente andino con
antiguos tuits racistas contra los “collas”.
Morales
ya ha advertido que su apoyo “no es un cheque en blanco”. El
expresidente, que en 2010 tuvo que derogar su propio “gasolinazo” ante
las protestas, sabe que el ajuste de Paz es impopular. La estrategia de
Morales, según analistas, es apostar por un colapso rápido de la nueva
administración. Cualquier intento de Paz por sincerar la economía será
respondido con bloqueos de carreteras y movilizaciones sociales, un terreno que
Morales domina.
El
nuevo presidente se encuentra así en una trampa: necesita el ajuste para salvar
la economía, pero el ajuste le da a Morales la excusa perfecta para
desestabilizar al gobierno.
La
Gobernabilidad Pendiente y el Giro Diplomático
Para
aplicar sus reformas, Paz necesita al Congreso. Su partido, el PDC, no tiene
mayoría. Su gobernabilidad depende, paradójicamente, de su rival derrotado. Jorge
Quiroga, en un gesto de pragmatismo, ha ofrecido el apoyo de su bancada “a
cambio de nada”, consciente de que la alternativa es el caos.
Pero
Paz tiene otro frente interno: su propio vicepresidente, Edman Lara. Un
carismático expolicía convertido en estrella de TikTok, Lara fue clave para
conectar con el voto popular y “plebeyo” que desconfiaba de la élite de
Paz. Ahora, la convivencia entre el político profesional y el outsider
pirotécnico es una incógnita. Morales, hábil en la división, ya ha intentado
clavar una cuña, sugiriendo que el pueblo "votó por Lara", no
por Paz.
En
el plano internacional, el giro de Paz es total. Su gobierno busca marcar el
fin del alineamiento del MAS con Rusia, China y el eje bolivariano. El
presidente electo ha sido claro: Bolivia solo mantendrá relaciones sólidas con
países “que tengan la democracia como principio”.
- Estados Unidos:
Paz ya ha iniciado contactos para “restablecer” plenamente las
relaciones, revirtiendo la expulsión del embajador estadounidense ordenada
por Morales en 2008 .
- Venezuela:
El nuevo gobierno revisará la relación bilateral. Paz ya conversó con la
líder opositora María Corina Machado, invitándola a su toma de posesión.
- Gobiernos de Derecha
Regional: Se espera un alineamiento con las
agendas de libre mercado de la región. Aunque no ha hablado con Javier
Milei en Argentina, ha agradecido su saludo y ha planteado la cooperación
contra el narcotráfico.
Tres
Escenarios y una Evolución Probable
El
quinquenio (2025-2030) que inicia el 8 de noviembre se perfila como uno de los
más volátiles de la historia reciente de Bolivia.
1.
Escenario Optimista: El Ajuste Exitoso. Paz
aprovecha su “luna de miel” y el apoyo parlamentario de Quiroga para
aprobar un paquete de reformas rápidas. Logra estabilizar el suministro de
combustible y usa los créditos multilaterales ya aprobados para inyectar
liquidez. La economía se estabiliza gradualmente, quitándole a Evo Morales el
combustible social para sus protestas.
2.
Escenario Pesimista: La Tormenta Perfecta. El
recorte de subsidios provoca un estallido social inmediato, capitalizado por
Morales. Al mismo tiempo, las élites de Santa Cruz, que apoyaban a Quiroga y
denuncian “inconsistencias” en el conteo, le retiran su apoyo. Atrapado
entre los bloqueos de Morales en el occidente y el boicot económico del Oriente,
Paz no logra aplicar reformas y su gobierno colapsa.
3.
Escenario Base: La Gobernabilidad Atrapada. Paz
logra sobrevivir, pero a un costo muy alto. Evita el ajuste de shock y opta por
un gradualismo que no satisface a nadie. La economía entra en estanflación, la
escasez de dólares continúa y el gobierno se desgasta en negociaciones
parlamentarias. Mientras tanto, en un Estado debilitado, las economías
criminales (narcotráfico, minería ilegal de oro y contrabando) se consolidan.
Evolución
Probable: El camino más probable es una mezcla de los
escenarios 2 y 3. Paz enfrentará una resistencia inmediata y feroz a cualquier
medida de austeridad. Su supervivencia política dependerá de su habilidad “chapaca”
(negociadora), como él mismo se define , para mantener unido el precario bloque
antimasista en el Congreso y, al mismo tiempo, gestionar las crecientes
amenazas criminales.
Rodrigo
Paz ganó prometiendo orden y un futuro capitalista. Pero para llegar allí,
primero debe gestionar un presente quebrado, con un parlamento hostil, un
vicepresidente impredecible y un Evo Morales que, aunque derrotado en las
urnas, espera pacientemente su momento para volver al poder desde las calles.

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