Vladimir
Kara-Murza, el principal político opositor a Putin, que estaba cumpliendo una
condena a 25 años de cárcel en una colonia penal cercana a la ciudad siberiana
de Omsk, fue internado en el hospital del penal sin que su familia conozca cuál
es su estado de salud.
Contenido:
Es un hecho conocido la forma criminal con que el
gobierno ruso trata a los opositores. Vladimir Putin ha eliminado de diversas
formas, con suicidios simulados, accidentes de tránsito, disparos a quemarropa
o veneno, a todos aquellos que osaron enfrentarlo.
El 1° de julio
de 1998, Vladimir Putin se convirtió en director del Servicio Federal de
Seguridad -FSB- (Federalnaya Stuzhaba Bezopasnosti). Fue el paso previo a su
encumbramiento como primer ministro y luego como presidente de Rusia. Desde ese
mismo momento los asesinatos de opositores se incrementaron.
El 3 de julio
de 1998, en su domicilio de la aldea de Kótovo, en la región de Moscú, murió en
extrañas circunstancias el diputado y coronel Lev Rojin, antiguo jefe de las
tropas rusas en la Guerra de Chechenia y líder de un movimiento político
denominado: “En Apoyo al Ejército”. Su pistola fue hallada junto al
cuerpo, pero a la teoría del suicidio siguió la detención y procesamiento de su
esposa Tamara, quien fue condenada a siete años de cárcel.
El 21 de
agosto de 2002, fue asesinado de dos disparos en la cabeza mientras paseaba su
perro en compañía de dos custodios, el diputado y copresidente del desaparecido
partido “Rusia Liberal”, fundado por el empresario Boris
Berezovski, Vladimir Golovliov. Dos meses antes, el diputado Golovliov había
escapado a un intento de asesinato gracias a la defensa de su perro, en esta
ocasión no tuvo tanta suerte. El asesino nunca fue identificado.
Valentín
Tsvetkov, gobernador de Magadan, en el Extremo Oriente ruso, encontró la muerte
el 18 octubre del 2002. Recibió un certero disparo en la muy transitada calle
Novi Arbat del centro de Moscú. El organizador del asesinato, Martin
Babakejián, que había cobrado cien mil dólares para cumplir su objetivo, se
escondió en España hasta su detención en Marbella en el 2006. Dos años después,
un tribunal de Moscú lo sentenció a 19 años de cárcel.
El diputado Serguéi Yushenkov, de 52 años,
perteneciente al partido Rusia Liberal fue asesinado, el 17 de abril de
2003, de varios disparos en el pecho, al lado del edificio en el que vivía en
Moscú. El diputado liberal era conocido por
su oposición a la guerra de Chechenia
El diputado de
la Duma y periodista del diario opositor Nóvaya Gazeta, Yuri
Shchekochijin, quien había escrito sobre crimen organizado y corrupción,
murió el 3 de julio del 2003, según sus compañeros envenenado con talio. La
investigación finalizó en el 2009, sin resultados.
Paul
Klébnikov, era un periodista estadounidense de ascendencia rusa que se
desempeñaba como editor de la edición rusa de la revista Forbes cuando,
el 9 julio del 2004, fue abatido a las puertas de su oficina por varios
pistoleros, que le dispararon desde un coche. En el año 2006, los fiscales
acusaron de organizar el asesinato a Jozh-Ajmed Nujáyev, uno de los líderes de
la mafia chechena sobre quien Klébnikov había escrito. La investigación se
reabrió en el 2009, pero hasta ahora no ha dado resultados.
En octubre de 2004, el líder opositor ucraniano
prooccidental Viktor Yushchenko, de cincuenta años, pidió una “investigación
seria” sobre el envenenamiento que le desfiguró el rostro y casi
termina con su vida. Yushchenko dijo estar “muy contento de estar vivo” en
declaraciones desde Viena, donde los médicos dijeron que la enfermedad que
alteró su rostro antes de las elecciones presidenciales fue causada por una
toxina.
La dioxina
empleada para envenenar a Yushchenko es una sustancia que, según los
expertos en toxicología, puede tener efectos múltiples a largo plazo sobre la
salud humana. El cloracné, una enfermedad de la piel es el síntoma más
frecuente de la TCDD (tetraclorodibenzo-p-dioxina), la molécula más tóxica de
todas, y la toxicidad del resto de dioxinas se mide comparativamente con la de
la TCDD. Pero las dioxinas también pueden provocar varias enfermedades
crónicas, incluyendo cardiovasculares y degeneración hepática.
Los responsables del ataque contra Yushchenko
habrían intentado sacarlo de la carrera electoral. Las toxinas que utilizaron
fueron las sustancias cancerígenas del tipo TCDD, informó la clínica donde fue
tratado. El cuadro clínico del político no solo llenó su rostro de marcas y
pústulas y le ensanchó las facciones, sino que le generó úlceras y gastritis,
entre otros males.
El fiscal general de Ucrania informó en el 2006
que la dioxina con la que fue envenenado Yuschenko fue producida en Rusia o EE.
UU, debido a la complejidad de la sustancia.
El político ucraniano se salvó de la muerte, pero
especialistas austriacos que lo trataron en diciembre del 2004 coincidieron en
que una dosis mayor habría sido mortal. Yuschenko habría ingerido la toxina
durante el transcurso de una comida con altos funcionarios de los servicios
secretos ucranianos, “herederos del KGB soviético”.
Finalmente, Yuschenko ganó la Presidencia y
gobernó Ucrania hasta el 2010. Desde el 2005 empezó a recibir tratamiento
contra el envenenamiento.
La siguiente víctima célebre de asesinato en
Rusia fue el banquero Andréi Kozlov. La fama de Andréi Kozlov se debió a la
creación de un sistema de respaldo de depósitos y fundó la
Agencia de Seguro de Depósitos para restaurar la fe del público en el
sistema bancario después de la crisis financiera de 1998. Kozlov impidió que
otros bancos siguieran operando, negándoles el acceso al sistema de seguro de
depósitos. Como jefe de supervisión bancaria, Kozlov retiró las licencias de
los bancos sospechosos de lavado de dinero y otros delitos. En 2004, Kozlov
tomó el control de Sodbiznesbank, acusando al banco de participar en el lavado
de dinero del rescate de la toma de rehenes. En 2006 revocó la licencia
del Neftyanoi Bank.
El 8 de septiembre de 2006, el viernes antes de
su asesinato, Kozlov pronunció un discurso en una conferencia bancaria en
Sochi, diciendo: “Aquellos que han sido descubiertos lavando dinero
delictivo probablemente deberían tener prohibido permanecer en la profesión
bancaria de por vida. Esas personas deshonran al sistema bancario”.
El Raiffeisen Zentralbank, en Austria, y
el Diskont Bank, en Rusia, han sido acusados de lavado de dinero. En
septiembre de 2006, Andrey Kozlov revocó la licencia de Disponte. Días después
fue asesinado.
El 14 de septiembre, Kozlov estaba cerca del
polideportivo Sarto con su conductor, Alexander Semyonov, cuando les
dispararon. Semyonov murió en el lugar y Kozlov falleció después de que los
médicos realizaron una cirugía de emergencia sin éxito.
En el 2008. un antiguo banquero, Alexéi Frenkel,
fue sentenciado a diecinueve años de cárcel por organizar el asesinato de
Kozlov después de que su banco, VIP-Bank, perdiera la licencia.
También la periodista Anna Politkóvskaya cayó
bajo las balas de los sicarios supuestamente vinculados con el Kremlin.
Politkóvskaya alcanzó gran popularidad por sus denuncias sobre los abusos
cometidos por las fuerzas rusas en la Segunda Guerra de Chechenia. En 2004,
Politkóvskaya sobrevivió a un intento de envenenamiento, en Brelan, con un
tóxico vertido en su té.
El 7 de octubre de 2006, un asesino le disparo
cinco veces cuando esperaba el ascensor en el edificio de departamentos donde
vivía. Uno de los proyectiles impactó en la nuca de la periodista. En junio de
2014, dos acusados Lom-Aligaitukáyev y Ruslan Majmúdov, fueron condenados por
asesinato a cadena perpetua. Pero no se avanzó sobre quienes contrataron a los
sicarios y porque lo hicieron.
En
2006, Putin firmó una ley que legalizaba los asesinatos selectivos en el
extranjero, el mismo año en que un equipo de asesinos rusos utilizó un
isótopo radiactivo para asesinar a Aleksander V. Litvinenko, en Londres.
La muerte de
Litvinenko
Alexander
Litvinenko, un antiguo agente del KGB soviético. En noviembre de 1998, él
y otros oficiales del Servicio Federal de Seguridad (FSB) acusaron a sus
superiores de asesinar a un magnate ruso.
Litvinenko fue
arrestado en Moscú, aunque finalmente los cargos fueron desestimados en el año
2000. A Litvinenko se le concedió asilo en Londres, donde escribió dos
libros en los que acusaba a Putin de organizar un atentado
terrorista relacionado con su ascenso al poder y ordenar el asesinato
de la periodista Anna Politkovskaya.
Finalmente, Alexander Litvinenko fue
envenenado en 2006, en el hotel Milenium de Londres, después de beber una taza
de té, que contenía polonio radiactivo, que le habían ofrecido dos ciudadanos
rusos.
Litvinenko terminó muriendo, tras veintitrés días de cruel agonía, en los que sus
órganos se fueron destruyendo poco a poco, y el caso fue un escándalo
internacional. Una investigación de las autoridades británicas determinó que el
antiguo agente ruso de inteligencia había ingerido polonio 210 y que su muerte
probablemente fue ordenada de manera directa por el presidente de Rusia,
Vladimir Putin, aunque él siempre lo ha negado.
El 19 de enero
de 2009, Anastasia Babúrova, periodista de los diarios Izvestia, Financial News
y Nóvaya Gazeta, fue asesinada de un disparo en la nuca junto al abogado
defensor de los derechos humanos Stanislav Markélov. Babúrova había investigado
la actividad de los grupos neonazis en Rusia y era una conocida militante
ecologista y anarquista.
En noviembre
de 2009, la justicia rusa condenó a Nikita Tijonov, de 29 años, a cadena
perpetua y a su novia Yevguenia Janis de 24, a dieciocho años de prisión por
los asesinatos de Barbúrova y Markélov.
Una estrecha
colaboradora de Politkóvskaya, la también periodista y defensora de los
derechos humanos, Natalia Estemirova, solía investigar los secuestros y
asesinatos cometidos por las tropas rusas en Chechenia hasta que ella misma se
convirtió en víctima.
El 15 de julio
de 2009, cuando caminaba cerca de su domicilio en la ciudad de Grozni, capital
de la República Rusa de Chechenia fue secuestrada. Ese mismo día su cuerpo con
varios disparos en la cabeza fue hallado en un bosque al costado de la
carretera cerca de Gazi Yurt, en la vecina República Rusa de Ingushetia.
Estemirova
trabajaba para la ONG “Memorial de Chechenia” investigando
violaciones a los derechos humanos para reportar a organizaciones
internacionales.
El acaudalado
empresario ruso Boris Berezovski fue encontrado sin vida, el 23 marzo de
2013, en su casa en Ascot, cerca de Londres.
Berezovski
hizo una fortuna importando a Rusia automóviles Mercedes Benz durante los
años 1990 y estableciéndose como distribuidor de vehículos familiares
fabricados por la compañía rusa AvtoVAZ. Se hizo dueño de la compañía petrolera
Sibnft y se convirtió en el accionista mayoritario del principal canal de
televisión ruso, ORT, que él transformó en un medio de
propaganda para Borís Yeltsin en la fase final de las elecciones
presidenciales de 1996. Aunque ayudó a Vladimir Putin a llegar a la
presidencia y, tal como se mencionara, fundó el partido Rusia Liberal que
inicialmente sirvió de base parlamentaria a Putin. Una vez en la presidencia,
Putin recuperó el control de la cadena televisiva ORT y atemperó las ambiciones
políticas de los oligarcas rusos, que tenían muy mala fama entre la población.
Tras el
ascenso de Putin a la presidencia de Rusia, Berezovski pasó a la oposición y
abandonó apresuradamente el país al ser acusado de defraudar a un gobierno
regional por valor de trece millones de dólares estadounidenses. Posteriormente
se le concedió asilo político en el Reino Unido. Desde entonces no dejaba de
anunciar públicamente que tiene una misión: la de derrocar a Putin “por
la fuerza”. En el Reino Unido se asoció con Ajmed Zakáyev, Alexander
Litvinenko y Alexander Goldfarb en lo que se ha dado en denominar “el
Círculo Londinense” de los exiliados rusos. Fue creador de la Fundación
Internacional para las Libertades Civiles.
En el año
2007, un tribunal moscovita declaró a Berezovski culpable de
desfalco masivo in absentia. Fue sentenciado a seis años de
cárcel y condenado a devolver los nueve millones de dólares que habría robado
de la aerolínea estatal Aeroflot. Las autoridades rusas también lo han acusado
de estar involucrado en los asesinatos de varios líderes críticos del régimen
de Putin, entre los cuales están el desertor del Servicio Federal de Seguridad
Alexander Litvinenko y Anna Politkóskaya, en un intento de desestabilizar
al país y desacreditar a Putin. Se dictaron contra él órdenes de arresto en
Rusia y Brasil por acusaciones de fraude, desfalco y lavado de dinero.
Berezovski
salió ileso de un intento de asesinato en 1994, en Rusia. Hubo otros supuestos
atentados contra su vida cuya autoría atribuía a los agentes rusos
Otra célebre
víctima de las iras del Kremlin fue el opositor Boris Nemtsov, el principal
rival de Vladimir Putin en la década de 1990. Nemtsov había sido gobernador,
diputado y viceprimer ministro durante la presidencia de Boris Yeltsin.
Nemtsov, de 55
años, paseaba el 22 de febrero de 2015, con una amiga por el puente de Piedra
que cruza el río Moscova, a unos centenares de metros de la muralla del
Kremlin, cuando un desconocido que se desplazaba en un automóvil Lada Priora
color blanco, le disparó al menos seis veces. Cuatro proyectiles impactaron en
la espalda del político opositor ruso quien falleció en el acto.
Líder de la
oposición liberal, Nemtsov era uno de los principales críticos de la injerencia
rusa sobre Ucrania y la anexión de la península de Crimea. Su asesinato se
produjo dos días antes de la “Marcha de la Primavera” una gran
movilización opositora contra la guerra en Ucrania.
En 2017, cinco
hombres, todos ellos oriundos de Chechenia, fueron culpados de organizar y
perpetrar el asesinato. Uno de ellos, Zaur Dadáev, fue imputado como autor de
los disparos y condenado a una pena de veinte años de prisión.
El 25 de mayo
de 2017, Dmitry Popkov, un periodista siberiano de 42 años, fue asesinado a
tiros en su casa de la ciudad de Minusinsk, en la región de Krasnoyarsk. Era el
director del diario Ton-M, fundado en 2014, muy crítico del partido de
Putin “Rusia Unida” y de las autoridades locales. Popkov había
sido brevemente miembro del Consejo Municipal de Minisnsk hasta que fue
destituido.
EL ESPÍA
SKRIPAL
Otro de los
casos más célebres de envenenamiento que involucran al Kremlin fue el atentado
contra el coronel Sergei Skripal del Glavnoye Razvedyvatelnoye Upravlenie
(GRU), el departamento de inteligencia y contrainteligencia militar de Rusia y
su hija.
Skripal fue
detenido, en 2006, en Rusia, acusado de actividades de espionaje, desde 1990,
en favor del servicio secreto del Reino Unido, el célebre Servicio Secreto de
Inteligencia o MI6.
El coronel
Skripal nació en 1951. En 1972 se graduó como oficial de ingenieros de las
tropas aerotransportadas. Luego fue reclutado por la inteligencia militar, el
GRU y destinado como agregado militar en España. Allí fue reclutado por el MI6
que pagaba sus informaciones a través de una cuenta bancaria en España. Al
parecer, el militar ruso brindó a los británicos y españoles información sobre
la actividad en Europa de los grupos mafiosos rusos y sus vinculaciones con el
gobierno de su país.
Los rusos
imputaron a Skripal de haber revelado a los británicos la identidad de sus
agentes que operaban en Europa a cambio de aproximadamente cien mil dólares.
Finalmente,
Skripal fue juzgado, destituido y condenado a trece años de prisión por “alta
traición en forma de espionaje”. Pero, solo cumplió una pequeña parte de la
condena.
El 8 de julio
de 2010, fue amnistiado por el entonces presidente Dmitry Medvedev, junto a
otros tres rusos acusados de espionaje, como parte de un acuerdo de intercambio
de agentes con los estadounidenses. Los Estados Unidos liberaron a diez espías
rusos detenidos por el FBI, entre los que se encontraba la glamorosa agente
Anna Chapman (nacida Kushchenko), a quién la prensa llamaba la “Mata
Hari rusa”.
Una vez
liberado, Skripal se trasladó el Reino Unido donde se reunió con su esposa e
hijos. Allí siguió colaborando con los británicos instruyendo a los futuros
agentes del MI6 en las tácticas empleadas por la inteligencia rusa.
Pero, su
esposa Ludmila falleció, en 2012, de cáncer de útero. Más tarde, en noviembre
de 2017, su hijo Alexander de 43 años, murió mientras realizaba una visita
turística a San Petersburgo al parecer de una falla hepática. Su hija Yulia,
que residía en Moscú, desde 2014, trabajando como vendedora, había viajado al
Reino Unido para acompañar a su padre en la fecha en que se celebraba el
cumpleaños de su hijo recientemente muerto.
El domingo 4
de marzo, Sergey Skripal, de 67 años, y su hija Yulia fueron encontrados
inconscientes, semiparalizados y con síntomas de intoxicación en un banco del
centro de compras “The Maltings”, en la ciudad británica de
Salisbury donde el exmilitar ruso había establecido su residencia luego de la
liberación.
Al parecer,
los Skripal habían estado paseando por el centro comercial, bebieron algo en el
pub Carteles de The Mill y luego almorzaron en el restorán
italiano “Zizzi”, donde el exespía comió un plato de risotto. Al
salir de restaurante se sintieron mal y se sentaron en un banco del paseo para
recurarse. Inmediatamente fueron trasladados al hospital distrital en gravísimo
estado.
El primer
agente de policía en atender a los rusos intoxicados, el sargento de la
policía, Nick Bailey sufrió también una fuerte intoxicación y debió ser
atendido en cuidados intensivos. Otras 21 personas que se encontraban en el
centro comercial padecieron también síntomas de intoxicación con Novichok un
agente nervioso. El gobierno británico culpó a Rusia por el ataque, pero Rusia
lo negó.
Tras un mes en
estado de coma y varios meses más de tratamiento, tanto Sergey como Yulia
Skripal, lograron recuperarse del envenenamiento y permanecieron ocultos en el
Reino Unido.
La muerte del
“cocinero del Kremlin”.
El 23 de
agosto de 2023, Yevgueni Prigozhin el “cocinero de Putin”, tal como
lo bautizó Alexéi Navalny, fundador y propietario de la empresa de servicios
militares Grupo Wagner, sufrió la misma suerte de todos aquellos que se atreven
a oponerse al amo del Kremlin, murió en un misterioso accidente o atentado
aéreo.
En 1995,
Prigozhin entró en el negocio de los restaurantes. Con el director de Contrast
Kiril Ziminov abrieron un restaurante denominado “La Antigua Aduana” en
San Petersburgo. En 1997, fundaron el segundo restaurante: “New Island”,
un local de comidas flotante, inspirado en los Bateaux Mouches del Sena, en
Paris, que se convirtió en uno de los centros de moda en la ciudad y punto de
encuentro de la nomenklatura petersburguesa. Prigozhin creció económicamente en
una época de despiadados ajustes de cuenta y de difícil transición hacia la
economía de mercado.
Por esos años,
Vladimir Putin se incorporó a la administración presidencial de Moscú, antes de
convertirse en director del FSB y luego en primer ministro, en un contexto
caracterizado por la decadencia del poder Boris Yeltsin y la cruenta guerra de
Chechenia.
Aparentemente,
Prigozhin siguió a Vladimir Putin a Moscú y se convirtió en su proveedor
oficial para las recepciones que el nuevo presidente ruso celebraba en el
Kremlin. Fue allí donde el opositor Alexéi Navalny lo bautizó como “el
cocinero de Putin”, lo cierto es que existen fotografías de Prigozhin
sirviendo a George Bush (2002) o brindando con el Príncipe Carlos. En 2001,
Prigozhin sirvió personalmente comida a Vladimir Putin y al presidente francés
Jaques Chirac cuando cenaron en su restaurante New Island.
Una de sus
empresas, Concord Catering, comenzó a ganar numerosos contratos
gubernamentales. Recibió cientos de millones en contratos gubernamentales para
alimentar a niños en edad escolar y trabajadores de gobierno. En 2012, recibió
un contrato para suministrar comidas al ejército ruso por valor de 1,2 millones
de dólares durante un año.
Prigozhin
comenzó a incursionar en el rubro de los servicios militares en 2014, año en
que Rusia se anexionó la península de Crimea, con la creación del “Grupo
Wagner”, una firma proveedora de tropas mercenarias al servicio del
Kremlin. Sus mercenarios fueron inmediatamente desplegados en la región del
Dombas y en apoyo de los intereses de Rusia en el conflicto sirio y en África
(Libia, el Congo, República Centroafricana, Sudán, Mali) apoyando a los
gobiernos amigos de Rusia y en estrecha colaboración con GRU.
El Grupo
Wagner ofrecía formación de combate, entrenamiento de seguridad, custodias y
seguridad física de instalaciones. Con concesiones de petróleo y gas en Medio
Oriente y minas de diamantes, uranio y minerales raros, en África, el grupo era
flexible en materia de remuneraciones y fue adquiriendo independencia
financiera y bases militares en el extranjero que le otorgaron gran autonomía
del gobierno ruso.
El teniente
coronel del GRU, Dmitri Utkin, un veterano cuyo nombre de guerra era
precisamente Wagner y tenía tatuadas las runas de las SS, un águila y una
esvástica en el cuello, fue designado comandante general del grupo. Cabe
recordar de Wagner era el compositor favorito de Adolfo Hitler que empleó sus
personajes mitológicos para nombrar a sus unidades de las SS.
La “operación
militar especial” desatada por Rusia en Ucrania sirvió para la
expansión del Grupo Wagner, para el segundo año de la guerra, había unos 50.000
hombres combatiendo en sus filas, las cuatro quintas partes de ellos eran
expresidiarios.
Operando a
plena luz del día, embriagado por su nueva fama, el antiguo miembro de
los “vori v zakone” pronto se convirtió en una figura clave en
la conducción de un conflicto en que no todo era soplar y hacer botellas para
Rusia. Sus apariciones casi diarias en Telegram y Vkontakte contrastaban en
ocasiones con las descaradas mentiras del Estado Mayor ruso sobre los objetivos
de la guerra y la magnitud de las pérdidas humanas y materiales.
Tras lograr la
captura de Soledar, los mercenarios de Wagner se desangraban en el infierno de
Bajmut. Desde el terreno, Prigozhin, vistiendo uniforme de combate, denunciaba
ante la prensa la negligencia del ejército, la cobardía de la élite
atrincherada en sus villas, la evasión del servicio militar obligatorio en las
grandes ciudades, la corrupción endémica, la falta de municiones, las fallas de
los equipamientos… Sus encendidas argumentaciones lo mostraban como un dedicado
jefe militar cercano a sus hombres. Curiosamente, sus críticas humanizaban al
conflicto dándole una realidad que el gobierno había intentado negar
persistentemente. El blanco de todos sus ataques eran el ministro de Defensa
Sergei Choigou, y el jefe del Estado Mayor ruso Valeri Guerassimov a quien
responsabilizaba por las bajas sufridas por sus unidades de mercenarios. Al
parecer, Prigozhin, quien había acumulado una pérdida de 20.000 hombres para el
momento en que cayo Bajmut, estaba albergando aspiraciones políticas.
El 16 de
febrero de 2018, Prigozhin, la Agencia de Investigaciones de Internet, Concord
Management, una empresa relacionada y otras personas rusas fueron acusadas por
un gran jurado de los Estados Unidos de financiar y organizar operaciones con
el fin de interferir en los procesos políticos y electorales de ese país,
incluidas las elecciones presidenciales de 2016, de diversos delitos, incluido
el robo de identidad. En febrero de 2021, Prigozhin fue añadido a la lista de
buscados del FBI. En julio de 2022, el Departamento de Estado de los Estados
Unidos, ofreció una recompensa de diez millones de dólares por información que
permita la captura de Prigozhin
En la misma
proporción del poder político que acumulaba Prigozhin cosechaba enemigos. En
junio de 2023, el Ministerio de Defensa decidió poner fin a los reclamos y
comentarios críticos recortando la influencia del cocinero devenido en jefe
militar incorporando a sus hombres al Ejército regular ruso. Prigozhin, con el
argumento de que el ejército ruso le negaba municiones para seguir operando en
la guerra de Ucrania, que empleaba a sus hombres como “carne de cañón” e
incluso había bombardeado las posiciones ocupadas por los combatientes del
Grupo Wagner causándoles gran número de bajas, se amotinó y dirigió una columna
armada hacia Moscú. El propietario del Grupo Wagner publicó en redes sociales
un vídeo en el que mostraba a un coronel ruso capturado que admitía haber
ordenado a sus tropas que dispararan contra los mercenarios.
Mientras
tanto, sus hombres entraban en Rostow, en dirección hacia Lugasnk, no
encontraron oposición alguna e incluso fueron recibidos por la población como
libertadores.
En respuesta
el Servicio Federal de Seguridad (FSB) presentó cargos penales contra Prigozhin
por incitar a una rebelión armada. Durante los combates siguientes las fuerzas
de Wagner derribaron un avión de puesto de mando aerotransportado Ilyushin
II-22M y varios helicópteros militares rusos.
Alarmado por
el progreso de la rebelión, Vladimir Putin se dirigió a la nación, denunciando
las acciones del Grupo Wagner como una “traición” y
prometió “medidas duras” para reprimir la rebelión.
Prigozhin
replicó respondiendo que el presidente estaba “equivocado”, que los
combatientes de Wagner eran “patriotas y no traidores,
hemos luchado por nuestro país y seguimos luchando” y aclaro que su
objetivo era destituir a los generales Shoigu y Gerasimov de sus cargos.
Finalmente,
tras una simulada mediación encabezada por Aleksandr Lukashenko, presidente de
Bielorrusia, se puso fin a la rebelión de Prigozhin. El líder de los
mercenarios Wagner se refugió, el 23 de junio de 2023, en Bielorrusia junto a
veinticinco mil de sus mercenarios con su armamento y equipos, a cambio de
garantías de seguridad y perdón para él y para sus hombres. Poco tiempo después
fue visto en San Petersburgo.
Como acto
final, cabe mencionar que Prigozhin figuraba en la nómina de pasajeros, junto
con Dmitri Utkin y otros seis de sus más estrechos colaboradores, de un vuelo
privado realizado por un avión Embraes Legacy que viajaba con destino a la
ciudad de San Petersburgo y que se estrelló por causas desconocidas en la
localidad de Kuzhénkino, en el Oblast de Tver, el 23 de agosto de 2023. Al
conocerse su deceso se realizaron memoriales improvisados para Prigozhin y
Utkin en varias ciudades rusas con velas, flores y banderas del Grupo Wagner.
Los vídeos de mercenarios del Grupo Wagner llorando frente a un monumento se
hicieron virales. Finalmente, el 29 de agosto, Prigozhin (o lo que quedaba de
él) fue enterrado en una ceremonia privada en el cementerio de Porokhovskoe en
San Petersburgo, junto a su padre.
En esta forma
trágica desaparecía otro hombre polémico que había hecho fortuna y acumulado
poder político gracias a Vladimir Putin y que más tarde había entrado en un
conflicto total con él, pagando un alto precio por su rebeldía.
El caso
Navalny
Alexei
Navalny, un abogado moscovita, alto, rubio, y de penetrante mirada, que, a los
47 años, se había convertido en el líder más carismático de la oposición
extraparlamentaria, después de cumplir un papel clave en las manifestaciones
contra el actual régimen y después de lograr un buen desempeño en todas las
elecciones que se realizaron en Rusia, murió súbitamente de causas aún no
aclaradas el 16 de febrero de 2024 en una prisión de máxima seguridad en el
Ártico.
Además,
Navalny, durante años, encabezó la Fundación de Lucha contra la Corrupción, que
periódicamente revelaba las fortunas y bienes raíces de funcionarios rusos. Las
autoridades rusas incluyeron, en 2019, a esta Fundación en la lista agentes
externos, lo que implicaba una serie de limitaciones al funcionamiento de esa
organización. Esto, unido a varios juicios abiertos en su contra, llevaron a
Navalny a anunciar la liquidación de la Fundación, en junio de 2021, y sus intenciones
de crear un nuevo organismo para continuar su labor.
Las grandes
manifestaciones contra el fraude legislativo en 2011 y 2012 pusieron a Navalny
cara a cara con la opinión pública. Navalny —que en las elecciones a
alcalde de Moscú en 2013 obtuvo más del 27% de los votos— no ha podido
participar en las elecciones de los últimos años debido a diversos procesos
judiciales que las autoridades han entablado contra él por supuestos delitos
económicos. En 2017 quedó inhabilitado para ocupar cargos públicos y, en
base a ello, se le prohibió presentarse a las elecciones presidenciales de
2018.
La actividad opositora de Navalny lo convirtió en
víctima de varios atentados. El 26 de abril de 2017, fue rociado con un líquido
verde que le dejó la cara manchada. El “zelyonka” (que se traduce
como verde brillante) es una sustancia que se emplea con frecuencia como
antiséptico en Rusia y que se ha convertido recientemente en el arma de
preferencia contra los críticos al gobierno de Putin. Se lo emplea porque
mancha la piel de la víctima y es difícil de sacar, lo cual se convierte en un
problema para aquellos que participan en actividades públicas.
“Se ve cómico (cubriendo parte de la cara), pero
es extremadamente doloroso” declaró
el opositor ruso en un tuit tras el incidente. Posteriormente, Navalny fue
trasladado a un hospital donde la diagnosticaron una quemadura química en su
ojo derecho que le redujo en un 80% su visión. Finalmente, el político ruso
debió de ser operado en una clínica de Barcelona y su recuperación demando
varios meses.
El 20 de
agosto de 2020, Alexéi Navalny sufrió un nuevo atentado. A consecuencia del
cual tuvo que ser internado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital
de Siberia. Tras ser envenenado, Navalny, una de las voces de la oposición rusa
más sonoras en Occidente, debió ser conectado a un respirador pulmonar
artificial tras ser ingresado de urgencia en el hospital de la ciudad de Omsk,
donde el avión en el que regresaba a Moscú tuvo que aterrizar de emergencia
para poder hospitalizarlo. Uno de los médicos que lo atendieron en ese momento
dijo que estaban luchando para salvar su vida.
Según la
portavoz del líder opositor, Kira Yarmysh. Navalny había tomado un vuelo de
Tomsk, capital de la provincia homónima del distrito federal de Siberia, y al
principio todo fue bien. Pero al rato el líder opositor se sintió mal, le pidió
una servilleta a Kira Yarmysh, se secó el sudor frío de su cara y le dijo a su
portavoz, que lo acompañó en su gira siberiana, que le hablara, porque quería
concentrarse en el sonido de la voz.
Como en otros
casos el Kremlin negó la existencia de un atentado contra la vida del político
opositor y deslindó toda responsabilidad sobre el hecho.
Finalmente, la
presión internacional hizo que Navalny fuera trasladado en un avión sanitario a
Berlín, donde fue tratado por los efectos de una toxina neurotóxica que los
médicos alemanes identificaron como Novichok, una sustancia que, como hemos
visto, es una de las preferidas por los herederos del KGB para terminar con sus
enemigos. Supuestamente, el Novichok habría sido rociado en la ropa interior
del político opositor ruso.
Luego de
recuperarse del envenenamiento con Novichok, en Alemania, Navalny retomó sus
actividades opositoras y de denuncias contra el régimen de Putin, para ello
decidió retornar a su patria, aun sabiendo que sería encarcelado o aún víctima
de nuevos ataques al llegar a Moscú.
Navalny fue
detenido en enero de 2021 a su regreso de Rusia. Desde su arresto fue condenado
a altas penas de cárcel en cuatro causas distintas donde enfrentó acusaciones
por “extremismo” y “fraude”. En agosto de 2023 fue
condenado a 19 años de prisión y hasta mediados de diciembre estuvo detenido en
una cárcel de máxima seguridad cerca de Moscú hasta que fue trasladado a la
colonia penal IK-3, de Kharp, una localidad al norte del círculo polar
Ártico, en la región de Yamalo – Nenets, a unos 1.900 kilómetros al noroeste de
Moscú, conocida como “Lobo Polar” porque está construida sobre
el permafrost (pantano congelado permanentemente, donde son frecuentes las
temperaturas por debajo de los 30° C). La IK-3 es considerada el penal de mayor
seguridad del sistema penitenciario ruso.
El 7 de
diciembre de 2023, desde la cárcel Alexei Navalny, realizó un llamamiento a
votar contra Vladimir Putin en las elecciones presidenciales del próximo 17 de
marzo.
El 16 de
febrero de 2024, Navalny repentinamente se sintió mal después de un paseo
recreativo dentro de las instalaciones de la IK-3 y, casi inmediatamente,
perdió el conocimiento. Los médicos del penal lo asistieron inmediatamente,
pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Falleció súbitamente.
Curiosamente,
unos días antes de su deceso, Alexei Navalny había grabado un vídeo donde se lo
ve vivaz, sin signos de enfermedad y con una mordaz ironía.
Mientras que,
su muerte provocó expresiones de rechazo y condena hacia el régimen de Putin
por parte de la mayoría de los líderes occidentales, su cadáver aún no fue
entregado a sus familiares que han denunciado su deceso como un asesinato.
Pero, Navalny
no sería la última víctima de las venganzas de Putin y los hombres de la
antigua KGB.
Seis balas
para un traidor
El 13 de
febrero pasado personal de la Guardia Civil española concurrió al
estacionamiento de la urbanización La Cala, en la localidad balnearia de
Villajoyosa en la costa mediterránea, distante unos 35 kilómetros de la ciudad
de Alicante, allí encontraron el cadáver de un hombre joven con seis impactos
de bala y al que luego le habían pasado por encima con un automóvil.
Supuestamente los autores de los disparados habían sido dos personas que
huyeron del lugar en un automóvil que luego apareció incendiado a veinticinco
kilómetros del lugar del atentado.
En un
principio, las autoridades policiales españolas identificaron a la víctima como
un ciudadano ucraniano de 33 años, sin antecedentes penales, por lo cual
atribuyeron el crimen a “un ajuste de cuentas” entre
delincuentes provenientes de Europa del Este, debido a que esa localidad
alicantina suele ser lugar de residencia escogido por gran cantidad de
inmigrantes rusos, ucranianos, búlgaros, etc.
Pero luego, al
identificar el cadáver por sus huellas digitales, descubrieron que la identidad
registrada en los documentos hallados en el cadáver era falsa. El muerto en
realidad era Maxim Kuzminov, un piloto ruso de helicópteros, de 29 años, que
había desertado a Ucrania en 2023 llevándose con él su aparato Mi-8 luego de
asesinar a los miembros de su tripulación.
Operación
Synytsia
La deserción
de Kuzminov fue el resultado de una operación encubierta llevada a cabo por la
Dirección Principal de Inteligencia del ministerio de Defensa de Ucrania (Holove
Upraulinnja Rozvidky Ministerstva Oborony Ukrajiny), conocido por la sigla
GUR, que sobornó al piloto ruso convenciéndolo de que desertara junto al
aparato que conducía.
Los ucranianos
ofrecieron al desertor ruso una fuerte suma de dinero (U$S 500.000 dólares,
aunque posiblemente la cifra haya sido mayor) y una nueva identidad con la cual
iniciar una nueva vida en la Europa comunitaria u otro lugar a su elección. Es
así como Kuzminov llegó a España-
El piloto ruso
se había graduado en la Escuela de Aviación de Sizran, en el sur de Rusia, su
primer destino fue en Primorye, en el lejano este de Rusia.
Al comenzar
la “operación militar especial”, es decir, la invasión rusa a
Ucrania, fue destinado el 319° Regimiento de Helicópteros de la Fuerza Aérea
rusa, estacionado cerca de la frontera con Ucrania.
Cuando tomó la
decisión de desertar, Kuzminov comenzó por sacar a su madre subrepticiamente de
Rusia para evitar que fuera víctima de posibles represalias de su gobierno.
Finalmente, el
9 de agosto, Kuzminov, tras asesinar a un técnico y al navegador que componían
su tripulación dirigió su helicóptero de combate Mi-8 hacia Ucrania, volando a
una altitud extremadamente baja, entre 5 y 10 metros, se acercó a la frontera
en un área próxima a la localidad de Shebekimo, con la radio apagada hasta
llegar a la base militar ucraniana de Járkov, donde terminó por aterrizar.
En esta forma
las autoridades ucranianas no solo obtuvieron un valioso helicóptero de
combate, sino que también tuvieron acceso a importante información del sistema
de cifrado y sobre el equipamiento técnico empleado por las fuerzas rusas.
Al comentar la
muerte del desertor, el jefe del Servicio de Espionaje Exterior de Rusia,
heredero de la antigua KGB, Serguéi Narishkin dijo: “Este traidor y
criminal se convirtió en un cadáver moral en el momento en que planeó su sucio
y terrible crimen”.
Es sabido que
Moscú no perdona este tipo de traiciones, Kuzminov no viviría para disfrutar el
dinero que recibió de los ucranianos.
En el trágico
mes de febrero de 2024, se debemos agregar el aparente suicido del militar
bloguero Andréi Morozov, de un disparo autoinflingido.
Morozov emitía
el canal de Telegram “Murz” con más de cien mil seguidores
donde difundía temas vinculados con la guerra en Ucrania y formulaba críticas a
la conducción militar de la misma.
Andrei
Morozov, un moscovita de 44 años, era un ultranacionalista ruso, ex líder de la
estalinista “Red Blitzkrieg”, que tenía antecedentes criminales por
violencia política. En 2008, fue declarado culpable de actos de vandalismo,
posesión ilegal de armas e incitación a la violencia extremista y condenado a
tres años de cárcel, aunque fue liberado un años más tarde.
En 2014,
combatió con las milicias separatista prorrusas en la región de Dombas y
Lagash. En febrero de 2022, Morozov participó activamente en “la
operación militar especial” en Ucrania como miembro de la 4ª Brigada
de Fusileros Motorizados del Ejército ruso.
El 18 de
febrero de 2024, Morozov emitió una publicación en su canal de Telegram
relatando que durante los cinco meses de la batalla por la ciudad de Avdiika,
las pérdidas rusas habían sido de 16.000 hombres, 400 blindados y vehículos
blindados de transporte de personal y otros valiosos equipos militares.
Mientras que
los ucranianos perdieron 17.000 hombres, cientos de prisioneros y la ciudad
quedo en ruinas.
La ciudad
tiene un simbolismo particular para Rusia ya que fue capturada, en 2014, por
fuerzas separatistas prorrusas que se apoderaron de una franja del Este de
Ucrania, pero luego fue recuperada por las tropas ucranianas.
La captura de
Avdiivka, una ciudad de 32.000 habitantes, fue la mayor victoria militar de
Rusia, aún pese al alto número de bajas y pérdidas materiales, desde la captura
de la ciudad de Bakhmuten, en mayo de 2023.
Dos días más
tarde, Morozov eliminó la publicación alegando que el presentador televisivo y
mayor del Ejército Vladimir Solovyov lo obligó a hacerlo, acusándolo de
calumniar al ministerio de Defensa ruso.
En los
mensajes finales antes de consumar su trágica decisión, Morozov, el martes por
la mañana, anunció a sus seguidores su intención de suicidarse, no obstante, su
muerte o, mejor dicho, los motivos que lo llevaron a quitarse la vida todavía
no han sido debidamente aclarados. Debido especialmente, a que el Kremlin ha
reprimido las voces críticas, sobre la evolución de la guerra y el alto número
de bajas (aproximadamente 350.000 hombres) y las grandes pérdidas materiales,
desde la rebelión de los Wagner y la muerte de Yeugeny Prigozhin, el año
pasado.
Aun cuando la
muerte de Morozov sea realmente un suicidio, resulta evidente que el mismo fue
detonado por las presiones de las autoridades rusas sobre el bloguero. Es
decir, que se trata de otra muerte provocada por el régimen de Putin.
El caso
Kara-Murza
Vladimir
Vladimirovich Kará-Murza es un político opositor ruso cuyo rostro recuerda vagamente
a Vladimir Ilichi Ulianov, Lenin. Posiblemente porque ambos comparten ancestros
calmucos.
Kará-Murza es
un intelectual, periodista, escritor, historiador y cineasta multipremiado de
doble nacionalidad: rusa y británica.
En 2018, fue
galardonado con el Premio al Coraje Civil por The Train Foundation, en 2022,
recibió el Premio Václav Havel que The Human Rights Foundation otorga a la
disidencia política. Finalmente, en mayo de 2024, obtuvo el célebre Premio
Pulitzer de periodismo, otorgado por la Universidad de Columbia, en
reconocimiento a sus “columnas apasionadas”, como colaborador de The Washington
Post, desde su prisión en Rusia, “bajo un gran riesgo personal”.
Nacido el 7 de
septiembre de 1981, en Moscú, Es hijo del periodista y presentador televisivo
Vladimir Alekséievich Kará-Murza, abiertamente crítico de Leonid Brézhnev y firme
partidario de las reformas llevadas a cabo por Boris Yeltsin. Su padre era
bisnieto del revolucionario letón Voldemãrs Bisenieks y nieto del primer
embajador de Letonia en el Reino Unido, George Bisenieks, ambos asesinados por
la policía secreta estalinista NKVD.
La familia
Kará-Murza desciende de un aristócrata calmuco que se instaló en Moscú y se
convirtió al cristianismo en el siglo XV d. C.
Vladimir Kára-Murza
obtuvo una licenciatura y una maestría en Historia de la Universidad de Cambridge.
Se inició como
periodista a la temprana edad de 16 años, desempeñándose como corresponsal en
Londres para una gran cantidad de medios informativos rusos: los diarios Nóvye
Izvestia (1997 – 2000) y Kommersant (de septiembre de 2000 a junio de 2003),
para la emisora de radio “Eco de Moscú” (de septiembre de 2001 a junio de 2003)
corresponsal de asuntos exteriores de Kommersant (2003 – 2004) y corresponsal
en Washington de la BBC (2004 – 2005).
En 2002,
Kará-Murza se convirtió en editor jefe de la publicación financiera con sede en
Londres, Russian Investment Review. En abril de 2004, asumió el cargo de
jefe de la oficina, en Washington, de la cadena de televisión RTVi, cargo que
ocupó durante los siguientes nueve años. El 1° de septiembre de 2012, fue
despedido de este cargo.
Paralelamente
a su labor como periodista, Vladimir Kará-Murza ha desarrollado una activa vida
como dirigente opositor a Vladimir Putin. Desde 1990 a 2001, fue miembro del
partido Elección Democrática de Rusia; de 2001 a 2008, fue miembro de la Unión
de Fuerzas de Derecha. También entre 2000 y 2003, se desempeñó como asesor del líder
opositor en la Duma Estatal, Boris Nemtsov. En las elecciones presidenciales del
2000 respaldó al candidato liberal Grigori Yavlinski.
El diciembre
de 2008, en la convención de la fundación de “Solidárnost”, el
movimiento democrático unido de Rusia, Kará-Murza fue elegido miembro del
Consejo Federal de esta organización, ubicándose en segundo lugar entre 77
candidatos, detrás de Nemtsov. Fue reelegido en ese cargo de 2010 a 2013.
En 2012,
participó activamente en las protestas callejeras de Moscú contra el gobierno
de Putin, las mayores manifestaciones a favor de la democracia en Rusia desde
1991.
En junio de
2012, Kará-Murzá fue elegido miembro del Consejo Federal del Partido de la
Libertad del Pueblo, copresidido por Boris Nemtsov, Mijail Kasiánov y Vladimir
Ryzhkov.
En octubre del
mismo año, fue elegido miembro del Consejo de Coordinación de la Oposición Rusa,
ubicándose en el puesto 21 de 169 candidatos.
En noviembre
de 2012, el Instituto de Rusia Moderna contrató a Kará-Murza como asesor
principal de políticas de la organización. En ese cargo participó en paneles de
discusión sobre el futuro de Rusia en la Fundación Heritage con Pavel Jodorkovski
y otros, organizados por The National Endowment for Democracy.
Vladimir
Kará-Murza fue coordinador de la Fundación Rusia Abierta, creada, en 2014, por
Mijaíl Jodorkovski. Creada para promover a la democracia y la sociedad civil en
Rusia. Esta fundación ha coordinado la lucha de los grupos de oposición rusa
con organizaciones occidentales que promueven la democracia. Kará-Murza, como
vicepresidente de esta, ha impulsado el proyecto de elecciones abiertas diseñado
para democratizar los procesos electorales en Rusia.
En su doble
carácter de periodista y dirigente opositor que habla inglés fluidamente y que
residía en los Estados Unidos. Kará-Murza desempeñó un papel destacado en la
aprobación de la Ley Magnitski por parte del Congreso de los Estados Unidos en
2012.
Ley Magnitski
La Ley lleva
el nombre de Serguéi Magnitski, un abogado de Moscú que descubrió una trama de
corrupción que implicaba a diversos funcionarios rusos. Detenido por los mismos
funcionarios que había incriminado fue torturado salvajemente y asesinado.
La finalidad
de la legislación estadounidenses era evitar la emisión de visas a personas “responsables
de la detención, abuso o muerte de Serguéi Magnitski” (y de “ejecuciones
extrajudiciales, tortura u otras graves violaciones de los derechos humanos
internacionalmente reconocidos” en Rusia) y para congelar el acceso a
cualquier activo financiero basado en los Estados Unidos que esas personas
puedan tener. Posteriormente, la ley se amplio para cubrir a los funcionarios
rusos involucrados en hechos de corrupción y en violaciones a las libertades civiles
más elementales.
En mayo de
2015 y febrero de 2017, Vladimir Kará-Murza sufrió dos intentos de asesinato por
medio envenenamiento, precedidos por un seguimiento de agentes del Servicio
Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, el mismo equipo que perpetró el envenenamiento
de Aleséi Navalny. Los intentos de envenenamiento le dejaron como secuela una
polineuropatía, que le provoca insensibilidad en las extremidades.
El 11 de abril
de 2022, su abogado Vladimir Prójorov, comunicó que Kará-Murza fue arrestado
por desobedecer órdenes policiales y que enfrentaba hasta 15 días de cárcel o
una pequeña multa; no quedó claro en un primer momento si el arresto del
disidente estaba relacionado a sus dichos sobre la invasión de Rusia a Ucrania.
El 22 de abril
de 2022, un tribunal ruso acusó a político opositor de difundir información “falsa”
sobre el ejército ruso. El motivo de la causa penal fue el discurso del 15 de
marzo ante la cámara de Representantes de Arizona, en el que denunció la
invasión.
En julio, se
presentaron nuevos cargos contra Kará-Murza como ser la cooperación con un ONG
extranjera “indeseable”, por lo que enfrentaba hasta seis años de
prisión. En octubre, Prójorov dijo que el político disidente enfrentaba nuevos
cargos de traición, en los que enfrentaba hasta veinte años de cárcel.
En abril de
2023, fue finalmente condenado por un tribunal de Moscú a veinticinco años de
prisión, acusado de alta traición, cooperación con los países de la OTAN y
difusión de información falsa sobre el ejército ruso en operaciones en Ucrania.
Esta pena es la más grandes aplicada nunca a un opositor en la Rusia de Putin.
El gobierno de
Vladimir Putin, encarceló a Kará-Murza en la Colonia Penal Número 6, cercana a
la ciudad siberiana de Omsk, a 1.800 kilómetros de Moscú. Precisamente, estando
allí sometido a un régimen de confinamiento solitario que su estado de salud se
deterioró y fue necesario ingresarlo en el hospital del penal.
Es imposible
no comparar el caso de Vladimir Kará-Murza con la tragedia vivida por Alexéi
Navalny. De allí el temor y la alarma que provoca su estado.
Para concluir
con esta espeluznante reseña de asesinatos y muertes extrañas atribuibles al
régimen de Vladimir Putin habría que mencionar la sospechosa muerte en combate
de diecisiete generales rusos, ocurridas desde que comenzó la invasión rusa a
Ucrania.
Los generales
rusos muertos son los siguientes: Mayor General Magomed Tusháyev, Mayor General
Andrei Sujovetski, Mayor General Vitali Guerásimov, Mayor general Andrei
Kolésnikov, Mayor General Oleg Mitiáyev, Teniente General Andréi Mordvichev,
Teniente General Yákov Rezántsev, Mayor General Vladimir Frolov, Mayor General
Andréi Simonov, Mayor General Kanmat Botashev, Teniente General Román Kutúzov,
Mayor General Artem Nasbulin, Mayor General Dmitri Ulyánov, Mayor General
Sergei Goryachev, Teniente General Oleg Tsokov, Mayor General Vladimir Zavadski
y Teniente General Alexander Tatarenko.
Tal como puede
apreciarse, Vladimir Putin aplica, sin que ninguna consideración ética o moral
lo detenga, la misma política criminal y dictatorial que ha sido tradicional en
Rusia desde los tiempos de Iván, el Terrible, siguiendo por el terror estalinista
para arribar está era del veneno y los disparos en la nuca. Estos hechos no
hacen más que darle credibilidad a las acusaciones ucranianas que hablan del
secuestro de niños ucranianos y el asesinato de prisioneros de guerra por parte
de los soldados rusos que combaten en Ucrania.
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