El Reino Hachemita de Jordania se suma a
los países que respaldan la soberanía marroquí sobre el Sáhara abriendo
consulados en ese territorio.
Pese a
la terrible pandemia, que se cobró la vida de miles de personas a lo largo del
mundo y prácticamente paralizó la economía y la diplomacia en todo el planeta,
Marruecos de la mano de su rey Mohammed VI obtuvo importantes avances en el
reconocimiento de su soberanía sobre las provincias saharianas del Sur y en la
consolidación de su influencia y liderazgo en el continente africano.
El 13
de noviembre pasado, siguiendo directivas de Mohammed VI, las Fuerzas Armadas
Reales de Marruecos, en un accionar enérgico y decisivo, sin provocar víctimas
terminaron con las actividades de bandidaje y provocación del Frente Polisario
en región de El Guerguerat.
El
hostigamiento de las milicias irregulares separatistas, con el apoyo de sus
mentores argelinos, afectaban el flujo comercial de alimentos y otros productos
afectando la economía de varios países del África Occidental.
La
presencia militar marroquí neutralizó esa presencia ilegal y pasó a controlar
la zona ante la frustrante impotencia del Frente Polisario que debió retirarse
del lugar.
Un mes
más tarde, el 10 de diciembre, después de una conversación telefónica con su
majestad el Rey Mohammed VI, el entonces presidente estadounidense Donald Trump
anunció: “Hoy he firmado una proclamación reconociendo la soberanía marroquí
sobre el Sáhara Occidental. ¡Una propuesta de autonomía seria, creíble y
realista de Marruecos que es la única base para una solución justa y duradera
para la paz perdurable y la prosperidad! Haciendo suyo el lenguaje de “autonomía
seria, creíble y realista” que acompañó a la Iniciativa para la Negociación de
un Estatuto de Autonomía para la Región del Sáhara presentado por Marruecos
ante las autoridades de las Naciones Unidas, en 2007.
En
esta forma, los Estados Unidos se convirtieron en el primer país occidental, la
primera gran potencia y el primer Estado miembro permanente y con poder de veto
en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en reconocer la soberanía
marroquí en el Sáhara.
Al mismo
tiempo, desde octubre de 2019, la diplomacia marroquí hábilmente alentó a los
países amigos a abrir legaciones consulares en las provincias del sur en
especial en la ciudad capital El Aaiún y en la bella ciudad costera de Dakhla.
En
2020, se abrieron dieciocho legaciones consulares de países africanos, árabes y
hasta uno americano Haití.
Emiratos
Árabes Unidos, Barein, Costa de Marfil, Islas Comoras, Gabón, Santo Tomé y
Príncipe, la República Centroafricana, Burundi, Esuatini (antigua
Suazilandia) y Zambia.
Mientras
que el importante puerto de Dakhla además de una pujante industria pesquera
alberga las delegaciones consulares de Haití, Omán, Liberia, República de
Guinea Conakry, Guinea Ecuatorial, Burkina Faso y Guinea Bissau.
Este
flujo diplomático hacia el Sáhara marroquí no se ha detenido en 2021. Esta
semana, el Reino de Jordania se ha convertido en el undécimo país en abrir un
consulado en El Aaiún.
La
decisión del Rey Abdullah II de instalar su legación en la capital de las
provincias del Sur y su apoyo al restablecimiento de la libre circulación civil
y comercial en El Guerguerat constituye una clara evidencia de la asistencia que
tradicionalmente el Reino Hachemita de Jordania ha brindado a las acciones
emprendidas por Marruecos para la defensa de sus intereses nacionales y la
soberanía sobre la totalidad de su territorio.
El
creciente apoyo internacional a la soberanía marroquí sobre su Sáhara responde no solo al reconocimientos de los
innegables derechos históricos y políticos del Reino de Marruecos sobre ese
territorio sino que es un reconocimiento al mayor peso de reino alauí en la
política mundial.
Resulta
evidente que durante los más de veinte años del reinado de Mohammed VI, Marruecos
ha entrado en una fase expansiva de su poder e influencia, en especial de lo
que actualmente se denomina “poder
inteligente”.
El
geopolítica se entiende por poder inteligente la sumatoria del poder duro
(capacidad militar) y de poder balando (capacidad de influencia económica,
cultural y política).
Marruecos
cuenta con fuerzas armadas modernas y eficientes, una economía fortalecida por
grandes inversiones productivas extranjeras, una política de desarrollo sustentable
en base a energías limpias y por el hecho de ser el segundo mayor inversor
africano en el continente.
Todo
ello reforzado por una privilegiada posición geográfica que lo convierten en la
puerta geopolítica hacia África y en la punta de lanza de África hacia Europa.
A tan solo 14 km de las costas europeas, es un actor clave tanto del cada vez
más complejo escenario mediterráneo. Mientras que una esfera de influencia en
el África Occidental, región en expansión económica. También desempeña un papel
central en la política de África del Norte y, en especial, del Magreb.
Por
último, el Reino de Marruecos es una pieza central para los países occidentales
en temas muy sensibles como los flujos migratorios irregulares hacia Europa, la
lucha contra el narcotráfico en África del Norte y la contención de la
expansión de la violencia yihadista.
En
ninguno de estos Temas ni el Frente Polisario ni sus aliados argelinos tienen
nada que ofrecer a Occidente.
Es por
esta expansión del poder e influencia del Reino de Marruecos que cada día son
más los países que hacen una acto de realismo y colaboran en poner fin al
conflicto artificial en el Sáhara que mantiene dividido y atrasado al Magreb.
Reconocer
los justo derecho soberanos de Marruecos en el Sáhara es para los países
occidentales sumar a un aliado invaluable para mantener la paz y seguridad en
el Mediterráneo y en toda África.
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