Pese a la pandemia del Covid 19 que azota
al mundo, el año 2020 puede ser un período transcendente en el reinado del rey
Mohammed VI.
Ni la
pandemia del Covid 19 ha conseguido frenar la infatigable labor diplomática del
Rey Mohammed VI. En ese azaroso año 2020, el monarca alauí ha consolidado el
reconocimiento mundial de la soberanía marroquí sobre sus provincias saharianas
y al mismo tiempo la conseguido la consagración de Marruecos como una potencia
rectora en África.
Como
parte de esa actividad diplomática, el Rey Mohammed VI mantuvo una conferencia
telefónica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu que se desarrollo
en un tono “cálido y de amistad”, en que ambos mandatarios “se
congratularon por la reanudación de relaciones diplomáticas” entre sus
respectivos países.
La
conversación se llevó a cabo después de que una delegación conjunta
estadounidense israelí encabezada por el asesor presidencial y yerno de Donald
Trump y el asesor de Seguridad Nacional de Israel, Meir Ben Shabat arribara en
un avión comercial de la aerolínea israelí El Al al aeropuerto internacional de
Rabat - Sal en una histórica visita en que se suscribieron seis acuerdos de
cooperación económica y científico tecnológica entre los tres países, que le
permitirá a Marruecos recibir tres mil millones de dólares en inversiones.
Previamente,
el rey Mohammed VI había enviado algunas señales de distensión hacia Israel,
como visitar una sinagoga y fotografiarse con rabinos. Recordemos que el Reino
de Marruecos es el único país árabe que reconoce su herencia hebrea en el texto
de su Constitución. El Preámbulo de la Ley Fundamental marroquí reconoce que la
identidad nacional forma una “unidad, forjada por la convergencia de sus
componentes árabe – islámico, amazigh y saharo-hassani, se nutrió y enriqueció
con sus componentes africanos, hebreos y mediterráneos.”
En su
diálogo con el premier israelí, el Rey Mohammed VI reiteró la posición
coherente, constante y que permanece inalterable del Reino de Marruecos
respecto a la Cuestión Palestina así como el papel pionero del Reino para la
promoción de la paz y la estabilidad en Medio Oriente.
Rabat
mantiene con respecto a esa región una clara posición diplomática basada en
tres principios fundamentales: una solución basada en dos Estados que convivan
en paz y seguridad, la negociación entre las partes interesadas como camino a
dicha solución y la preservación del carácter árabe islámico de la ciudad santa
de Al Quds – Jerusalén.
Mientras
la atención internacional esta centrada en la conversaciones en la cumbre, la
diplomacia marroquí orientada por el monarca sigue inaugurando nuevos
consulados en las ciudades saharianas de El Aaiún y Dakhla.
En la
actualidad, estas ciudades convertidas en centros diplomáticos regionales de
Marruecos reúnen un total de dieciocho legaciones consulares de países,
africanos, árabes y americanos. El 14 de diciembre abrieron sus puertas los de Haití
y Omán en Dakhla. Además, según las declaraciones del presidente Trump a la
brevedad los Estados Unidos será la primera superpotencia en contar con una
delegación consular en el Sáhara marroquí.
Al
implementarse el consulado estadounidense, algunos países europeos podrían
imitar adoptar una actitud similar. Especialmente si la Unión Europea resolver
que cada país miembro tenga libertad para adoptar una posición individual en el
tema del Conflicto artificial del Sáhara.
Mientras
tanto, Marruecos continúa atrayendo nuevas inversiones internacionales. Hasta
ahora España y Francia ocupaban un papel privilegiado como los mayores
inversores en el reino magrebí. Con el reconocimiento de la soberanía marroquí en
el Sáhara por parte de los Estados Unidos e Israel esta situación podría
modificarse a corto plazo.
Recordemos
que Marruecos es aliado extra-OTAN de los Estados Unidos y que aproximadamente
un millón, de los nueve millones de personas que forman la población israelí,
son de origen marroquí y en muchos casos conservan sus tradiciones y afecto por
el país de sus antepasados. Esto hace pensar que tanto el turismo como las
inversiones israelíes comenzaran a llegar a Marrueco en los próximos años.
Estos
avances internacionales del Reino de Marruecos se producen en un momento en que
su principal rival regional, Argelia, atraviesa por un prolongado proceso de
inestabilidad política y económica. Incluso circulan diversas versiones sobre
el real estado de salud del presidente Abdelmadjid Tebboune.
Para
incrementar aún más la incertidumbre sobre la situación en Argelia el
Ministerio de Defensa ha anunciado en un comunicado que la presidenta del
Partido de los trabajadores, de ideología comunista, Louise Hanoun y el ex jefe
de los servicios secretos, el temido Mohamad Mediéne “Tawfik”, han
recobrado la libertad y lo mismo podría ocurrir con otras destacadas figuras de
la era Bouteflika, como el general Athmane Tartag o incluso el hermano menor
del expresidente Saïd Bouteflika.
Ante
la incertidumbre de los que ocurre en el opaco régimen argelino no puede sorprender
que las inversiones destinadas a la región se orienten especialmente hacia el
Reino de Marruecos que ofrece mayor estabilidad política, seguridad jurídica y
un mejor clima de negocios. Tampoco puede sorprender que están en crisis su
principal sostén internacional el Frente Polisario pierda apoyos y se acentúe
su crisis interna.
En
este contexto, la hábil diplomacia del Rey Mohammed VI se convierte en un
factor clave para que Marruecos se convierta en la potencia rectora de África
del Norte.
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