Mohammed VI conmemora sobriamente sus
veinte años de reinado movilizando las energías del Reino para una nueva etapa
de desarrollo sostenible.
El Rey de Marruecos, Mohammed
VI cumple dos décadas de reinado y lo celebra hoy en la anual Fiesta del Trono,
que será seguida de la tradicional ceremonia de la “beia”, en la que los
notables del Reino rinde su pleitesía al monarca cada 30 de julio. El protocolo
real permanece inalterable hace siglos, pero la forma y las palabras han cambiado.
La ceremonia también contempla
la tradicional piedad de Mohammed VI que celebra su ascenso al trono otorgando
el indulto a 4.764 presos comunes que solicitaron esta gracia al monarca.
En su primer discurso de la
Fiesta del Trono, en 1999, Mohammed VI anunció como prioridades para su reinado
la consolidación de la monarquía constitucional, el multipartidismo, la
liberalización económica y el perfeccionamiento del estado de derecho.
Bajo el reinado de Mohammed VI
el país ha conocido dos décadas de paz, estabilidad política y crecimiento
económico sostenido a una tasa promedio de casi el 4% del PBI. Se ha reformado
la constitución para otorgarle mayores poderes a los partidos políticos y al
sistema democrático. También se han hecho grandes inversiones en
infraestructura como el complejo Tánger Med, en aguas del Estrecho de Gibraltar.
Tánger Med, con su movimiento
de nueve millones de contenedores anuales, es el mayor puerto del Mediterráneo,
de África, el segundo del mundo árabe después del puerto Rasihd, en Dubái, además
de situarse en el puesto 50° entre los quinientos puertos más importantes del
mundo.
Una línea férrea de alta
velocidad une Tánger a Casablanca en tan sólo dos horas, las autopistas pasaron
de tan solo cuatrocientos kilómetros a mil ochocientos, surgieron parques industriales,
grandes instalaciones de energía solar y eólica, plantas potabilizadoras de
agua de mar y aeropuertos.
Marruecos regresó a la Unión
Africana y, sin dejar de lado las alianzas históricas del país, estableció
vínculos comerciales y de cooperación con China, India y Rusia.
En su discurso de ayer de la
Fiesta del Trono, el rey Mohammed VI no dedicó demasiado tiempo a detallar sus
logros del pasado sabiendo que todos los marroquíes y el mundo entero los
conocen, sino que dedicó sus palabras a trazar los lineamientos que seguirá el
Reino para su crecimiento económico en los próximos años.
En este sentido, el Rey
Mohammed VI fue claro. Marruecos seguirá invirtiendo todas sus energías para
lograr el desarrollo sostenible y la prosperidad de todos los marroquíes.
Para concretar ese objetivo,
el Rey anunció la creación de una Comisión Especial de carácter consultivo que
reunirá a los mejores talentos del Reino, tanto del sector público como del
privado, para proponer reformas en “la enseñanza, la sanidad, la
agricultura, la inversión y el sistema tributario, con el objetivo de
aportarles calidad y mejorar su eficacia.”
Para esta nueva etapa de su
reinado, Mohammed VI propone “la renovación del modelo nacional de
desarrollo” para “que Marruecos se incorpore al tren de los países
avanzados.”
Para ello el monarca alauí
considera que el reino debe abrirse a las “experiencias mundiales” y “evitar
el ostracismo.”
“La apertura constituye un
estímulo para la atracción de las inversiones y la transferencia del saber
hacer y la experiencia extranjeros, así como incita a mejorar la calidad y el
rendimiento de las prestaciones y servicios, perfeccionando el nivel de
formación y ofreciendo mayores oportunidades de empleo”.
La propuesta de Mohammed VI
para el “fomento de la iniciativa privada, el lanzamiento de nuevos programas
de inversión productiva” […] “promoviendo los valores del trabajo, la
responsabilidad, la meritocracia y la igualdad de oportunidades.”
Todo ello sin descuidar “la
apuesta por la justicia social y espacial”, para “mejorar las condiciones de
vida de los ciudadanos.”
Finalmente, el monarca concluyó
su alocución con el tradicional recordatorio de la marroquidad del Sáhara y a
la unidad e integridad territorial del Reino.
Menos tradicional fue la
declaración de Mohammed VI tendiendo la mano a “nuestros hermanos de Argelia”
con el propósito de lograr la unidad, la complementariedad y la integración de
los pueblos magrebíes.
Con este discurso, a veinte
años del inicio de su reinado, Mohammed VI marca su carácter de estadista que
trabaja incasablemente para lograr la paz y prosperidad de su pueblo.
Un gobernante que aspira seriamente
a ver a su país ocupando un papel de relevancia en el mundo que la historia le
tiene reservado.
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