En dos décadas de reinado, quien era un
joven y prometedor rey, se ha transformado en un estadista de proyección
mundial y en la voz más autorizada para hablar en representación de África.
HEREDERO
DE UNA GRAN TRADICIÓN
Cuando
en 1999, con tan sólo 35 años, ascendió al trono el rey Mohammed VI se encontró
frente al desafío de reemplazar a uno de los últimos grandes estadistas del
siglo XX.
Su
padre Hassan II había comenzado su experiencia internacional con tan sólo
catorce años acompañando a su padre en la Conferencia de Casablanca donde los
Aliados debatían sobre la marcha de la Segunda Guerra Mundial y como sería el
orden mundial de la postguerra. Allí el joven príncipe comenzó a tratar con los
grandes estadistas de su tiempo: Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt,
Charles De Gaulle, Dwight Eisenhower, etc., en un proceso que no detendría
hasta el día de su muerte.
El rey
Hassan II habló de igual a igual con todos las grandes figuras de su tiempo,
fueran crueles dictadores o grandes demócratas, como Francisco Franco, Gamal
Abdel Nasser, Haile Selaisse, Anuar El
Sadat, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Muhammad Al Gadafi, el papa Juan Pablo II o
Bill Clinton, entre muchos otros.
Al
funeral de Hassan II asistieron 68 jefes de Estado y Gobierno y delegaciones de
otra gran cantidad de Estados. En sus memorias Hillary Clinton recuerda: “El
rey Hassan II de Marruecos murió en julio y con él, Estados Unidos perdió un
valioso amigo ya aliado. Su hijo y sucesor, el rey Mohammed VI nos invitó a
Bill, a Chelsea y a mí a su funeral, donde mi esposo (el entonces presidente de
los Estados Unidos), en señal de respeto camino detrás del ataúd durante unos
cinco kilómetros por las calles de Rabat, junto con miles de hombres que
lloraban la muerte de su monarca, y casi un millón de marroquíes como testigos
de la procesión.”
Pero,
si alguien pensó que su hijo Mohammed VI no podría igualar e incluso superar
esos logros se equivocó notablemente.
En tan
sólo veinte años de reinado, Mohammed VI se ha asegurado un lugar del
privilegio en la historia del siglo XXI y ser considerado sin lugar a duda como
uno de los grandes estadistas de su tiempo.
Mohammed
VI ha conquistado la consideración internacional implementando una activa
política exterior basada, entre otras, siguientes directrices:
1. La
Defensa inclaudicable de la integridad territorial y soberanía de Marruecos.
2. La
búsqueda de un protagonismo marroquí en la política africana.
3. Una incansable
labor en defensa del hogar común de todos los hombres: el planeta Tierra.
4. Sus
grandes esfuerzos para propiciar la tolerancia, el diálogo y el entendimiento
interreligioso.
5. La
protección de todos los migrantes donde quiera que estos se encuentren y sin
distinción de nacionalidades.
DEFENSA
DE LA INTEGRIDAD TERRITORIAL DEL REINO
Mohammed
VI ha trazado una línea sobre la arena al decir que “Marruecos está en el
Sáhara y el Sáhara está en Marruecos” y así será por siempre. Pero, para buscar
una solución realista, justa y posible al conflicto del Sáhara ha ofrecido, en
2007, la propuesta para una Iniciativa para la Negociación de un Estatuto de
Autonomía en la Región del Sáhara.
Advirtiendo
a los separatistas del Frente Polisario y a sus sostenedores en Argelia que la
“autonomía” es la mayor concesión que Marruecos puede ofrecerles en nombre de
la paz. Quien quiera oír y entender que entienda porque esta es la posición del
pueblo marroquí liderado por su rey.
MOHAMMED
VI “EL AFRICANO”
Los
marroquíes afectuosamente han otorgado el título de “El Africano” a su rey
porque su constante preocupación por fortalecer los lazos de su pueblo con
África y su preocupación por ayudar al desarrollo sostenible de todo el
continente.
El
hecho más relevante de esta política ha sido el retorno, en 2017, a la Unión
Africana. La
misma organización que cofundara en 1963, en la Cumbre de Casablanca y de la
cual se alejó en 1984 debido al ingreso de la inexistente RASD.
Así lo señaló en noviembre de
2016, el rey Mohamed VI, en su discurso de conmemoración de un nuevo
aniversario de “La Marcha Verde”, que
permitió a Marruecos recuperar su integridad territorial al restablecer su
soberanía sobre las provincias del Sur, en 1975, largamente usurpadas por
España. “Marruecos -dijo el monarca
en esa ocasión- está de vuelta para
recuperar su lugar natural en África”.
Luego aclaró: “El regreso de Marruecos a la Unión Africana
no es una decisión táctica, ni debida a cálculos coyunturales. Es más bien una
decisión lógica resultante de una profunda reflexión. Así pues, al anunciar
nuestra vuelta, no pedimos el permiso de nadie para obtener nuestro legítimo
derecho.”
El retorno
de la Marruecos a la Unión Africana era necesario debido a las exigencias del
contexto internacional, continental y regional. También era necesario estar
presente para evitar que la construcción institucional de las normas y las
reglas comunes en África siguiera haciéndose sin Marruecos. Por otra parte,
este regreso brinda a Marruecos la ocasión de defender sus derechos sobre el
Sáhara en los organismos africanos, difundiendo argumentos jurídicos
alternativos al discurso separatista del Frente Polisario.
En 2018, el rey de Marruecos
presidió la firma de acuerdos destinados a la concreción de un megaproyecto de
gasoducto transafricano que conectará a los campos de gas natural del Sur de
Nigeria con Marruecos involucrando a seis países africanos: Benín, Togo, Costa
de Marfil, Ghana, Senegal y Mauritania.
Se trata del proyecto de
desarrollo más ambicioso del continente que tendrá un directo impacto positivo
sobre más de trescientos millones de africanos acelerando los proyectos de
electrificación en toda la región de África Occidental y permitiendo el
desarrollo de un importante mercado regional.
Marruecos ha implementado en varios
países africanos proyectos de desarrollo en el campo de la sanidad, la
agricultura, las lluvias artificiales, la gestión de recursos hídricos, la
irrigación, la lucha contra las plagas de langostas, la electrificación, el
desarrollo de infraestructuras básicas y la educación y formación
universitaria, técnica y profesional de los tan necesarios recursos humanos.
En 2018, estaban estudiando en
Marruecos 18.000 alumnos extranjeros provenientes de 42 países, de los cuales
6.500 eran becarios. La participación en la formación de imanes, el envío de
ayuda humanitaria y medicamentos para los pueblos necesitados de África y
muchas otras iniciativas similares.
Marruecos, con 1.700 millones de
dólares en inversiones, es el segundo inversor africano en el continente,
después de Sudáfrica y aspira a convertirse en el primero.
Las inversiones marroquíes en África se
distinguen por su variedad y riqueza sectorial, a la imagen de los servicios
que constituyen un componente esencial de la demanda africana. El cúmulo de las
inversiones marroquíes se centran especialmente en el sector de la construcción
y obras públicas, TIC, servicios bancarios, electrificación, industria
farmacéutica, transporte aéreo, minas, seguros y telecomunicaciones
Marruecos ha suscripto una serie de convenios
regionales para el libre intercambio de mercancías y para favorecer las
inversiones entre el Reino y el resto del continente africano. Desde 1956 a
1999 se firmaron 515 acuerdos con los países africanos; mientras que, desde
entonces, han sido 949 los acuerdos firmados hasta la fecha, es decir, más del
doble. Esos convenios abarcan todo tipo en materias que van desde los
intercambios meramente comerciales a la colaboración de materias concretas como
la educación o la cultura.
Cabe destacar la labor de
algunas fundaciones institucionales marroquíes que ayudan a financiar proyectos
de cooperación con África. Por ejemplo, la fundación de riqueza soberana de Marruecos Ithmar Capital junto con la Autoridad de Inversión Soberna de Nigeria
(NSIA) se han asociado para invertir en el proyecto de gasoducto de 6.500
kilómetros de extensión que conectará Nigeria con las naciones de la CEDEAO y
la Europa Comunitaria, pasando por Marruecos.
Además, existen otras
fundaciones de inversión marroquíes como la Fundación
de Desarrollo Industrial y de Inversiones y la Fundación Hassan II que favorecen la inversión de proyectos en
determinados sectores tanto a nivel local como a nivel internacional, siempre
que estén dirigidos por una empresa marroquí. Por otro lado, Marruecos también
forma parte de la Fundación África 50
que facilita la inversión en aquellos proyectos destinados a mejorar las
infraestructuras del continente.
La solidaridad marroquí también se expresa en la entrega de ayuda
humanitaria para paliar los efectos de las catástrofes naturales y los
frecuentes conflictos bélicos. La ayuda se materializa en la donación de
cereales, medicamentos, material médico, el envío de hospitales de campaña.
Todo ello se ha acompañado con frecuentes giras de Mohammed VI por
países africanos a los efectos de intercambiar impresiones con los jefes de
Estado, dirigentes políticos y las fuerzas vivas de los Estados visitados.
Desde su ascenso al trono, el Rey ha realizado 60 visitas de Estado al África
Subsahariana, que han constituido una oportunidad excepcional para conocer de
primera mano la realidad y necesidades de estos pueblos. En estos viajes ha
suscripto 949 tratados y convenios
bilaterales con países africanos. .
En todos los casos, el Rey de
Marruecos viajó acompañado de una numerosa comitiva integrada por funcionarios
gubernamentales, políticos, académicos y representantes de las empresas
marroquíes más importantes y dinámicas. Cada
visita del monarca alauí a un país africano dejaba al anfitrión un saldo de
donaciones y ventajosos convenios de cooperación bilateral.
Por todo esto es que Marruecos se ha convertido en el gran motor que
impulsa el crecimiento económico de África, al mismo tiempo que cada
día el Reino magrebí adquiere mayor importancia en la política internacional
del continente. El gran responsable de esta transformación es sin lugar a duda
Mohamed VI, un rey para el siglo XXI.
LA DEFENSA
DEL MEDIO AMBIENTE
Bajo el
reinado de Mohamed VI, la participación de Marruecos en materia de iniciativas
internacionales que involucran al medio ambiente ha sido también relevante.
Marruecos
albergó, en 2001, la 7ª Conferencia de
las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,
quince años más tarde, en noviembre de 2016,
la 22ª Conferencia de las Partes de la
Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 22), ambos eventos
se llevaron a cabo en la bella ciudad de Marrakech.
País desprovisto
de petróleo y gas, Marruecos está apostando fuerte a la energía renovable
y limpia. El reino magrebí tiene un ambicioso programa de generación de
energías renovables con el que aspira a proveerse en un 52% de sus necesidades
energéticas en fuentes de energía limpia hacia el año 2030.
Marruecos, con una economía pujante y
en permanente expansión presenta un fortísimo déficit energético. El 94,6% de
la energía primaria y el 18,1% de la energía eléctrica deben importarse. Pero
al mismo tiempo, el país debido a su posición de grandes áreas con un potencial
solar considerable, que suman más de 3.500 horas de sol al año, especialmente
en sus provincias saharianas.
Para alcanzar este objetivo, deberá
desarrollar hacia 2030 una capacidad adicional de 10.100 megavatios generados a
partir de energías renovables distribuidos entre 4.500 megavatios generados con
energía solar, 4.200 megavatios provenientes de energía eólica y 1.300
megavatios producidos por plantas hidroeléctricas.
TOLERANCIA
Y ENTENDIMIENTO RELIGIOSO
En los
últimos años, Marruecos ha intentado acercarse más al continente africano
mediante el ejercicio de una vibrante diplomacia religiosa, utilizando sus
credenciales de país musulmán moderado para establecerse en África Occidental y
el Sahel, una región en la que el islam es la religión dominante. En este
contexto, la moderación religiosa marroquí
pretende ofrecer un contraste y limitar la propagación de la corriente
ultraconservadora del islam wahabí que patrocina
Arabia Saudí y que ha inspirado el nacimiento de numerosos grupos extremistas y
los brotes de inestabilidad a las puertas mismas de Marruecos.
En África
Occidental viven ciento noventa millones de musulmanes y, muchos de ellos, por
motivos históricos, reconocen la legitimidad del liderazgo religioso que ejerce
el rey de Marruecos. Mohammed VI es “Amir al Muminin”, es decir, “Comendador
de los creyentes” que le otorga la Constitución marroquí para reafirmar su
posición de líder religioso regional.
La legitimidad
de Mohammed VI como autoridad religiosa procede de las relaciones de su país
con el resto del continente durante el periodo precolonial, alrededor del siglo
XI, la época en la que la mayor parte de la región adoptó el islam debido a
la llegada los almorávides, una dinastía bereber de Marruecos. Por
ejemplo, la Hermandad Tijaní (Tariqa Tijaniya), un grupo sufí dentro del islam
suní es heredero de esa larga relación entre Marruecos y África Occidental. Hoy
existen millones de musulmanes tijaníes en toda la región, en países como
Senegal, Guinea, Mauritania, Gambia y Costa de Marfil. Para los seguidores de
este grupo religioso, el rey de Marruecos es un líder religioso y Fez es un
centro de peregrinación, por lo que Mohammed VI está legitimado como líder suní
moderado.
La cooperación regional en asuntos religiosos es la
expresión más clara de la política
religiosa del rey marroquí. Esa concepción del Rey de
Marruecos se concretiza en el accionar de la Fundación Mohammed VI para los Ulemas y en las contribuciones que
hace el Instituto Mohammed VI para la
Formación de Imanes, Murchidíes y Murchidat en la capacitación de
religiosos islámicos provenientes de diversos países africanos y europeos que
estudian becados, en Rabat.
En septiembre
de 2013, por ejemplo, Marruecos firmó con el nuevo Gobierno de Malí un acuerdo
para formar a 500 de sus imanes con el fin de promover una versión más
tolerante del islam en dicho país. Después de esa iniciativa, el Ministerio
marroquí de Asuntos Exteriores recibió solicitudes para educar a imanes en
otros países, por ejemplo de Guinea y Nigeria. Además, los marroquíes planean
construir mezquitas en varios países subsaharianos, como Senegal, Níger, Benín
y Guinea. En sus visitas recientes a varios países africanos vecinos, Mohammed
VI ha hecho el regalo simbólico de ejemplares del Corán para que se repartan
entre las mezquitas.
La diplomacia
religiosa del reino de Marruecos ha servido también para impedir el terrorismo
y garantizar la estabilidad de la región en general, porque facilita una mejor
cooperación en seguridad entre los países de la región. Con la proliferación de
armas en la zona y el establecimiento de grupos yihadistas en
el Sahel tras la caída de Gadafi.
En cuanto a la
búsqueda de un mayor entendimiento interreligioso, el hecho más significativo
de estos primeros veinte años del reinado de Mohammed VI ha sido posiblemente
la visita del Papa Francisco I a Marruecos. Respondiendo
a una invitación del rey Mohammed VI, el Papa Francisco ha llevó a cabo el 28°
viaje apostólico de su pontificado visitando Marruecos el 30 y 31 de marzo de
2019.
Mohammed VI reivindicó en su
discurso de la esplanada de la mezquita Hassan II su condición de Amir Al Muminin, es decir, “Emir de los Creyentes”. Dijo el Rey: “En mi calidad de Emir de los Creyentes, no
puedo hablar de la Tierra del Islam, como si en la misma solo vivieran
musulmanes. Velo, efectivamente, y garantizo el libre ejercicio de las
religiones del libro: protejo a los judíos marroquíes y a los cristianos de
otros países que viven en Marruecos” e invocó a la “hermandad de los hijos de Abrahán”, como pilar fundamental de la
riqueza y diversidad de la civilización marroquí.
EL
DRAMA MIGRATORIO
Una de las preocupaciones
centrales del rey Mohammed VI radica en la situación de los migrantes
africanos. Es por lo que generosamente dispuso dos campañas de regularización
masiva de inmigrantes subsaharianos que vivían en forma ilegal en Marruecos. La
primera se llevó a cabo en 2013 y la segunda en 2016. En esta segunda
regularización se presentaron 25.690
solicitudes en las 70 prefecturas y provincias, 58,32% de ellas
de hombres, 32,95% de mujeres y 8,73% de menores.
Esta preocupación humanitaria
le ha otorgado a Mohammed VI el reconocido en todo el mundo como un protector
de los migrantes y refugiados. En 2017, el Rey de
Marruecos, fue designado como “Líder de
la Unión Africana sobre la cuestión de la migración”, y, en la XXX° Cumbre
de la Unión Africana, realizada en la ciudad de Addis Abeba, capital de
Etiopia, en el mes de febrero pasado, presentó su propuesta de una “Agenda Africana para la Migración”.
En su discurso a la XXXª Cumbre, Mohamed
VI expuso las bases de una propuesta para acción frente al problema migratorio.
Esta propuesta fue resultado de una concertación con otros gobiernos africanos
llevada a cabo en la Reunión Regional del
2 de noviembre de 2017, y en la Conferencia Ministerial de Rabat, realizada
el 9 de enero de 2018, que reunió a una veintena de ministros en representación
de las cinco subregiones del continente y a representantes de la Unión Africana
y de las Comunidades Económicas Regionales.
La alocución de Mohamed VI, en esa
ocasión, comenzó reiterando principios sobre la cuestión de la migración
irregular que el monarca había explicitado anteriormente en su mensaje a la Vª
Cumbre Unión Africana – Unión Europea, en Abiyán, Costa de Marfil, en noviembre
de 2017.
Por
su importancia merece que dichos postulados sean recordados:
1. “No existe una invasión
migratoria, dado que los migrantes sólo representan el 3.4% de la población
mundial.
2. La migración africana es ante
todo intra-africana. En el plano mundial, la migración representa menos del 14%
de la población. A escala africana, de cada 5 migrantes africanos, 4 se quedan
en el continente.
3. La migración no empobrece a
los países de acogida, ya que el 85% de los ingresos de los migrantes se quedan
en estos países.
4. La migración es un fenómeno
natural que constituye la solución y no el problema. Debemos adoptar una
perspectiva positiva sobre la cuestión de la migración, privilegiando la lógica
humanista de responsabilidad compartida y de solidaridad.”
La “Agenda Africana para la Migración” elaborada por Mohamed VI
contempló la creación de un “Observatorio
Africanos de las Migraciones” con el objetivo de “comprender, anticipar y actuar” en todo lo atinente a los flujos
migratorios africanos.
En su mensaje a la Conferencia Intergubernamental Encargada de
Aprobar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular
nuevamente Mohammed VI expresó sus ideas en defensa de los migrantes. “La cuestión migratoria no es, y no debería
convertirse en un problema de seguridad” y “África no será el objeto del Pacto Mundial, sino más bien un actor,
pero un actor central del mismo”, advirtió el monarca alauí. Luego agregó: “un migrante no es más humano o menos
humano, en función de su ubicación a un lado o a otro de una frontera.”
Las
acciones de Mohammed VI que hemos descripto y muchas más que han sido omitidas
por razones de espacio -como su actividad como presidente del Comité al Qods de
la Organización de Cooperación Islámica en defensa de la Ciudad Santa-, han
convertido al Rey de Marruecos en un estadista de proyección mundial y en la
voz más autorizada y escuchada cuando es necesario hablar en nombre de África.
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