Comentario del libro “1943. El fin de la
Argentina Liberal. El surgimiento del peronismo.” De María Sáenz Quesada. Una
obra esencial para comprender uno de los clivajes más interesantes y complejos
de la historia argentina en el siglo XX.
LA
AUTORA
María
Sáenz Quesada (1942) es una historiadora y escritora más brillante de una
generación que también integran Emilia Menotti, Lucía Gálvez, María Esther de
Miguel, María Esther Vázquez y María Seoane entre otras.
Prolífera
escritora sus principales obras son: Los Estancieros. Desde la época colonial
hasta nuestros días; El Estado rebelde. Buenos Aires entre 1850/1860; Mujeres
de Rosas; Mariquita Sánchez, vida política y sentimental; La Argentina.
Historia del país y de su gente; La primera presidente, Isabel Perón, una mujer
en la tormenta; La Libertadora, de Perón a Frondizi; Roque Sáenz Peña: el
presidente que forjó la democracia moderna; Mujeres, el largo camino y Las
cuentas pendientes del Bicentenario.
Actualmente,
es miembro de número de la Academia Nacional de la Historia y de la Academia
Nacional de Educación. Es también Directora Honoraria de la revista “Todo es
Historia”.
En la
función pública se desempeñó Secretaria de Cultura de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y Directora del Museo de Casa de Gobierno.
EL
LIBRO
El
libro 1943 desarrolla en sus 526 páginas una revisión del período comprendido
entre 1930 y 1945.
Escrito
en forma amena y de fácil y rápida lectura, el libro bien podría ser catalogado
de “lectura para el verano” (de hecho he disfrutado de él en la playa).
Esto de ninguna manera le resta rigor historiográfico o desmerece sus logros.
La autora ha revidado gran cantidad de fuentes bibliográficas, archivos
públicos y privados, ha entrevistado a los protagonistas o sus descendientes
para brindar al lector un texto bien documentado, fundado en citas
rigurosamente consignadas, que al mismo tiempo entretiene e informa.
Si
bien el período comprendido entre 1930 y 1945 ha sido ampliamente estudiado por
historiadores como Alberto Ciria, Roberto Azzareto, Tulio Halperín Donghi,
Robert Potash y Félix Luna, entre muchos otros, María Sáenz Quesada ha
encontrado la forma para realizar nuevos aportes rescatando a figuras de la política
y la cultura que actuando en segundo plano tuvieron gran importancia en los
hechos ocurridos en este periodo. Como: Vittorio Codovilla, Amadeo Sabattini,
Arturo Jauretche, Robustiano Patrón Costas, Alberto Barceló, Manuel Fresco, el
padre Julio Menvielle, el cardenal Santiago L. Copello, monseñor Miguel De
Andrea, Bonifacio del Carril, José María “Pepe” Rosa, Marcel Sánchez Sorondo
y Mario Amadeo.
Por
momentos, la autora no teme en realizar polémicas afirmaciones que aunque
probables no están confirmadas como cuando (Página 122) menciona que Eva Perón
tuvo un hijo o hija con el actor Pedro Quartucci. La versión existe, los descendientes
están vivos, pero nunca se realizaron las pruebas genéticas para constatar los
referidos vínculos de paternidad.
En
otros casos hay curiosas omisiones, como al esbozar un perfil biográfico de
Juan D. Perón, la autora no menciona el hecho confirmado de que fue inscripto
en el Registro Civil dos veces. La primera con el apellido de su madre Juana
Sosa Toledo, como Juan Sosa en 1893 y la segunda, en 1895, como Juan Domingo
Perón. Al momento del nacimiento del futuro presidente, sus padres no estaban
casado y su padre Mario Perón se negó a reconocerlos a él y a su hermano mayor
Mario. Por ese motivo fueron inscriptos con el apellido materno. Se debió a la
intervención de su abuela paterna Dominga Dutey Bergouignan de Perón el
reconocimiento paterno de los niños.
Al relatar
con dureza el desempeño del profesor Jordán Bruno Genta como interventor en la
Universidad Nacional del Litoral, en junio de 1944, omite mencionar que este
intelectual nacionalista pagó con su vida la fidelidad a un ideario. Fue
asesinado por una banda terrorista perteneciente al Partido Revolucionario del
Pueblo – Ejército Revolucionario del Pueblo, el 27 de octubre de 1974.
Al
mismo tiempo sorprenden algunas omisiones a personajes, instituciones o hechos
relevantes del período, Por ejemplo, no hay ninguna mención al periodista y
empresario Natalio Botana o al papel desempeñado por el diario Crítica en la
política y cultura de esos años. Tampoco hay referencias al debate por las
carnes y al asesinato del senador Enzo Bordabehere en plena Cámara de Senadores,
el 23 de junio de 1935. La mención al Pacto Roca – Runciman es menos que mínima.
Por ejemplo, se omite toda referencia a la sanción de la Ley de la Corporación
de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires (N° 12.311), sancionada el 30 de
septiembre de 1936. Esta ley obligaba a todas las firmas dedicadas al
transporte y sus respectivos bienes fueron absorbidos por la Corporación. Los
antiguos propietarios fueron indemnizados con acciones del nuevo ente donde los
capitales británicos tenían mayoría accionaria. Muchos propietarios de los
populares “colectivos” prefirieron incendiar sus unidades antes que entregarlas
por papeles a la empresa extranjera.
A tal
punto es la omisión que en el detallado relato de los sucesos ocurridos el día
del golpe de Estado del 4 de junio de 1943 no hay ninguna mención al incendio
de varias unidades de la Corporación de Transportes de la Ciudad de Buenos
Aires en la Plaza de Mayo. La película “La República Perdida I”, de 1983,
muestra claramente las imágenes de los tranvías ardiendo esa tarde.
Pero
esto son tan sólo detalles. Un libro no puede tratar todos los temas y es el
historiador quien jerarquiza los contenidos en su plan de trabajo. Estas
omisiones en modo alguno alteran el valor historiográfico de este nuevo libro
de María Sáenz Quesada.
Recomendación
final: imperdible para los amantes de la historia argentina y para todo lector
que desee pasar un tiempo entretenido y simultáneamente informarse sobre
nuestro pasado.
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