El
sábado 18 de mayo, Cristina Fernández de Kirchner sorprendió a la sociedad
argentina anunciando sorpresivamente y en solitario que la fórmula presidencial
de su sector estaría encabezada por su ex Jefe de Gabinete, Alberto Fernández y
ella sería la vicepresidente.
En un
vídeo de doce minutos, excelentemente confeccionado y sobriamente presentado,
que se difundió a las 09.00 horas del 18 de mayo, la voz en off de la expresidente
Cristina Fernández de Kirchner anunció que había decidido proponer a su ex Jefe
de Gabinete, Alberto Fernández que encabezara la fórmula presidencial de su
sector con ella en el rol secundario de candidata a Vicepresidenta para
competir en las elecciones Primarias
Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se llevarán a cabo el
próximo 11 de agosto.
Frente
a este sorpresivo anuncio de la primera fórmula presidencial para competir en
los comicios generales del 27 de octubre surgen muchos interrogantes y algunas
reflexiones que queremos compartir con nuestros lectores.
1. Cristina
Fernández de Kirchner (CFK), con este anuncio, se sitúa por encima de su propio
partido, de cualquier institución y del diálogo o concertación con otros
dirigentes políticos de su espacio. Dijo en el vídeo claramente: “Le he pedido a Alberto Fernández que sea
nuestro candidato”. Dejando bien claro que fue una decisión en solitario,
una decisión personal similar a cuando designó, en 2011, a Amado Boudou
candidato a vicepresidente. Ella decide porque los votos son suyos, es LA GRAN
ELECTORA.
2. La
decisión de CFK sobre la composición de la fórmula presidencial de Unidad
Ciudadana y el peronismo kirchnerista probablemente estaba tomada desde hace
algún tiempo. Pese a las versiones difundidas por el diario Infobae, el vídeo
no parece confeccionado “de apuro” a
último momento. Pero, la decisión de anunciar la fórmula presidencial un mes
antes del cierre de listas para las PASO, algo inusual en el proceder de la expresidente,
se debe casi con certeza al deseo de neutralizar la fuerte reacción social de
rechazo (con “cacerolazos” incluidos)
al intento de manipulación judicial de las causas por corrupción realizada por
la Corte Suprema de Justicia y al inicio del primer juicio oral en su contra el
próximo martes 21.
3. En la
designación de Alberto Fernández como candidato presidencial parece haber
incidido la búsqueda de una reconciliación del kirchnerismo con el peronismo
histórico. Alberto Fernández tiene un pie a cada lado de la grieta peronista.
Conserva buenas relaciones y diálogo con aquellos peronistas más alejados de la
expresidente: Eduardo Duhalde, Roberto Lavagna y Sergio Massa. No tiene buenas
relaciones con el entorno kirchnerista (mantiene una enemistad manifiesta con
Guillermo Moreno, con Aníbal Fernández y con Carlos Kunkel, al que habría tratado
“imbécil” en una ocasión.) pero para
superarla cuenta con el respaldo de CFK, la “jefa”
para ordenar la tropa kirchnerista.
4. La
candidatura de Alberto Fernández seguramente no aportará votos independientes
(Alberto Fernández, es el mismo dirigente que amenazó la semana pasada con
investigar a los jueces que llevan adelante casos de corrupción contra CFK).
Pero, es el candidato mejor posicionado para retener la mayor cantidad de votos
peronistas, incluso los provenientes de sectores ex menemistas.
5. Al
resignar la candidatura presidencial, CFK ensaya un renunciamiento histórico
(como cuando, el 31 de agosto de 1951, Eva Perón renunció a la candidatura a
vicepresidente para superar cuestionamientos de las FF. AA.). Esta actitud es
coherente con la tendencia de la expresidente a buscar la empatía de la gente
con su propia victimización.
6. Cristina
Kirchner eligió, como candidato presidencial, a un político con buen nivel de
diálogo con todos los sectores pero sin partido propio, carente de base
territorial y prácticamente sin un “círculo
íntimo” formado por políticos de nivel ministerial. Alberto Fernández nunca
ganó una elección como candidato, siempre fue un “armador”, un estratega político sin votos propios al que otros
políticos situaban en cargos de importancia. Cuando dirigía el Partido Justicialista
de la ciudad de Buenos Aires sus candidatos perdieron en todas las elecciones.
El único cargo electivo que ejerció no fue en listas peronistas. Fue diputado
de la ciudad de Buenos Aires (concejal) entre el 2000 y 2003. En la lista de un
partido de la derecha liberal “Acción por
la República” que llevaba como candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad al
economista Domingo F. Cavallo, alejado del peronismo.
7. Alberto
Fernández es, por tanto, un candidato removible. Si después de ganar la
elección presidencial el ala kirchnerista del peronismo busca su renuncia para
que asuma CFK, ningún sector lo defenderá. Alberto Fernández, es la versión
siglo XXI de Héctor J. Cámpora, el presidente que solo gobernó 49 días y luego
renunció para posibilitar el acceso al gobierno de Juan D. Perón.
Por lo
cual, algunos han lanzado la antigua consigna de “Alberto al gobierno, Cristina al poder”, otros simplemente lo ven
como un “títere” al servicio de la “Jefa”. Es que ninguno de los que
conocen el auténtico temperamento de Cristina Kirchner la imaginan observando
pasivamente, en un segundo plano, como Mauricio Macri le coloca la banda
presidencial a Alberto Fernández. Ella, que en 2015 se negó a entregarle la
banda al actual presidente, aspira a ver como Macri sufre el calvario de poner
en sus manos la banda presidencial el próximo 10 de diciembre.
Tampoco
nadie imagina a Cristina ocupando el papel protocolar de segundona que la Constitución
argentina asigna a los vicepresidentes. Por último, si CFK removiera a Alberto
Fernández de la presidencia, podría gobernar de la forma que más le gusta, sin
vicepresidente.
8. La
candidatura presidencial de Alberto Fernández mantiene a Cristina Kirchner es
un cómodo y discreto segundo plano. En esta forma la expresidenta no estará
forzada a participar de debates televisivos u otorgar molestas entrevistas de
prensa con periodistas independientes.
Todo
el peso de la campaña política, de recorrer el país hablando con la gente y de
la continua exposición mediática recaerá sobre Alberto Fernández. En esta forma
Cristina Kirchner eludirá responder preguntas incómodas sobre los casos de
corrupción en sus anteriores gobiernos. Por otra parte, si llegase a perder en
una segunda vuelta electoral, será Alberto y no ella quién habrá fracasado.
9. La
candidatura de Alberto Fernández complace a los sectores peronistas que buscan
un candidato libre de acusaciones por corrupción, aunque no está totalmente
libre de las mismas. CFK busca mantener unido al peronismo para vencer en las
elecciones. Así lo dice claramente en el vídeo: “El peronismo unido, jamás será vencido”.
10 Poner
un candidato que le debe todo, permite a CFK tener garantías de que el
peronismo, una vez en el gobierno, no la dejará sola ante sus problemas
judiciales. Además, en esta forma CFK seguirá teniendo la última palabra en la
confección de las listas de candidatos a legisladores nacionales y a otros
cargos como los estratégicos intendentes de la provincia de Buenos Aires. De
hecho Cristina designó a su hijo Máximo para “armar” las candidaturas bonaerenses. Seguramente, los dirigentes
provenientes de La Cámpora (que son seguidores incondicionales de la
expresidente) ocuparán posiciones importantes en esas listas.
11. Cristina
Fernández cuenta con un plan económico para un futuro gobierno kirchnerista. Se
trata de implementar un “Acuerdo o Pacto
Social” que buscará contener la inflación y la continua devaluación del
peso en base a un acuerdo entre empresarios y la CGT impuesto por el gobierno.
El Acuerdo congelará por uno o dos años las tarifas de los servicios públicos y
el transporte, también quedarán fijos los precios del combustible y de los
productos esenciales, así como los salarios. Impondrá limitaciones a las
importaciones y a la libre adquisición de dólares por los particulares y las
empresas.
También
buscará renegociar con el FMI los pagos de la deuda externa amenazando con el
default.
A
mediano plazo, este plan provocará desabastecimiento y la aparición de un “mercado negro” para productos
esenciales, importados y dólares y a largo plazo un “Rodrigazo”.
12. Es muy
pronto para saber como reaccionarán los dirigentes peronistas no dispuestos a
conciliar con el kirchnerismo: Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Roberto
Lavagna, Eduardo Duhalde, Miguel Ángel Pichetto, Juan Schiaretti y Daniel
Scioli, entre otros.
13. La
fórmula Fernández – Fernández no altera la estrategia del tándem Mauricio Macri
– Jaime Durán Barba de buscar la polarización kirchnerismo – anti-kirchnerismo
o peronismo – anti-peronismo y triunfar como el candidato menos malo entre los
malos. Porque Alberto Fernández es una figura del entorno kirchnerista,
identificado con todo lo que ocurrió durante los gobiernos de Néstor y Cristina
Kirchner. Aunque menos controvertido que otras figuras (Aníbal Fernández, Oscar
Parrilli o Julio De Vido) es también cuestionado y tiene problemas con la
justicia por casos de corrupción.
14. La
decisión de CFK entierra de un solo golpe la propuesta de diálogo con la
oposición para acordar los lineamientos de un futuro gobierno planteada por el
presidente Mauricio Macri. Por el momento, no habrá acuerdo de ningún tipo.
15. Al
conocerse la composición de la fórmula presidencial del kirchnerismo se acelerará
la definición de las restantes fórmulas presidenciales y el comienzo de la
campaña política para las PASO.
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