Jared
Kushner, yerno y asesor principal del presidente Donald Trump solicitó el apoyo
del Rey Mohammed VI para llevar a delante su propuesta de un plan de paz para
Palestina.
Marruecos
y los Estados Unidos tienen desde hace décadas una asociación estratégica,
antigua, sólida y multidimensional que se remonta al momento en que el reino
magrebí se convirtió en el primer país del mundo en reconocer la independencia
americana.
Apelando
a esta asociación estratégica, el yerno y principal asesor del presidente
estadounidense Donald Trump, Jared Kushner, viajó a Rabat para reunirse con el
rey Mohammed VI y conocer en forma directa su opinión con respecto a su plan de
paz para Palestina.
Para
Washington, la opinión del rey de Marruecos es de vital importancia, no sólo
porque el reino magrebí es un importante e histórico aliado regional de los Estados
Unidos, sino también por el creciente protagonismo que tiene la figura de
Mohammed VI en la política africana, en especial después del regreso de
Marruecos a la Unión Africana, en 2017, y el mundo árabe como “Amir al Muminin”, es decir, Comendador de los Creyentes. Todos los
creyentes, no sólo los marroquíes.
Además,
la voz de Mohammed VI con respecto al conflicto palestino es de particular
importancia porque el monarca marroquí es también presidente del Comité Al Qods, creado por la Organización de
Cooperación Islámica (que engloba a 57 países) para defender el carácter árabe
y musulmán de la Ciudad Santa.
Este título
convierte al rey de Marruecos en una personalidad muy escuchada en todo el
mundo con respecto a la cuestión palestina. Para confirmarlo basta con recordar
que hace tan sólo sesenta días (el 30 de marzo) el rey Mohammed VI y el Papa
Francisco I suscribieron un “Llamamiento
sobre Jerusalén / Al Qods Acharif”.
El “Llamamiento” señalaba que: “Creemos que es importante preservar la ciudad
santa de Jerusalén como patrimonio común de la humanidad y, sobre todo, para
los fieles de las tres religiones monoteístas como lugar de encuentro y símbolo
de la coexistencia pacífica, en el que se cultive el respeto mutuo y el
diálogo.”
Es
importante también recordar que cuando el presidente Donald Trump decidió, en
diciembre de 2017, trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén,
reconociendo a la Ciudad Santa como capital del Estado de Israel, el rey
Mohammed VI no dudó en escribirle al mandatario estadounidense advirtiéndole
que Medio Oriente vive “crisis profundas,
tensiones continuas y diversos riesgos, algo que requiere evitar todo lo que
pueda provocar sentimientos de injusticia y de decepción que alimentan el
extremismo y el terrorismo.”
Jared
Kushner busca obtener la adhesión de los sectores más moderados entre los
palestinos con la promesa de crear las condiciones para el auténtico desarrollo
económico de Palestina. Para poder avanzar hacia una solución realista y
definitiva de este conflicto, es vital para Kushner lograr el apoyo de los
países árabes aliados de los Estados Unidos, en especial de Marruecos.
Por el
momento, los lineamientos del plan de paz no se han hecho públicos, pero la
Casa Blanca tiene previsto presentar los días 25 y 26 de junio próximos, en la “Conferencia de la Paz a la Prosperidad”,
a realizarse en Baréin, el llamado “capítulo
económico” de su propuesta.
A la
conferencia, que intenta reunir no sólo a responsables gubernamentales sino
también a representantes de la sociedad civil y el mundo de los negocios, por
el momento solo ha confirmado su asistencia Emiratos Árabes Unidos. En tanto
que, la Autoridad Nacional Palestina y la Organización de Liberación de
Palestina se oponen a participar de lo que califican como “una normalización económica de la ocupación israelí de Palestina.”
La
parte protocolar de la visita de Jared Kushner se ha cubierto con un “Iftar” (la comida para romper el ayuno
en el mes sagrado del Ramadán) ofrecido por el rey Mohammed VI en compañía del
príncipe Moulay El Hassan.
Kushner
asistió acompañado del representante especial para las negociaciones internacionales
del presidente Trump, Jason Greenblatt quien agradeció al monarca marroquí por “compartir su sabiduría” con la
delegación estadounidense y calificó a Marruecos como un “amigo y aliado importante” de los Estados Unidos en el mundo
árabe.
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