LA
AUTORA
Laura Di Marco es una
periodista y ensayista argentina que actualmente escribe en los diarios La
Nación y en Noticias Urbanas. Entre los libros que ha publicado figuran: “Las Jefas” (2009) y “La Campora” (2012).
Esta biografía no autorizada
de la presidente argentina es un texto de 314 páginas, de fácil lectura, claro,
ameno, sin demasiada adjetivación y publicado en una adecuada tipografía es un
texto que puede leerse en un par de
días. La obra sigue un estilo periodístico, para nada académico, que omite en
la mayoría de los casos el origen de los datos consignados, no tiene ni
referencias bibliográficas ni nómina de la bibliografía consultada, lo cual es
una falencia en la medida que es evidente la consulta de otras obras sobre el
tema.
Sin embargo, el libro
contiene datos interesantes que nos parece útil reseñar para el lector que no
tiene tiempo para leer o por el contrario para orientar a quien se interesa por
estos temas, sobre que puede encontrar en el libro de Laura Di Marco.
LA
OBRA
Di Marco retrata a la
presidente como una persona de escasas ideas propias, sin mayor formación
intelectual, que pese a su innata desconfianza termina por caer bajo la
incidencia de las personas que la rodean. La mayor influencia en su vida fue su
esposo Néstor y tras su muerte, al menos en los primeros tiempos, se sintió un
tanto desprotegida, hasta que encontró apoyo en las sugerencias que le
formulaba el periodista Horacio Verbitsky. Después de un tiempo comenzó a
sospechar de las intenciones de este y dejó de lado sus opiniones para atender
los consejos que recibía del Papa Francisco.
La autora describe a la
presidente como una mujer empeñada continuamente en ocultar su origen humilde
adoptando un vestuario y poses propias de la alta burguesía. A medida que fue
pasando su juventud, fue adquiriendo un perfil más propio de una dirigente
política, entonces evidenció una mayor ansiedad para ser vista como una
“intelectual progresista” una suerte de Rosa Luxemburgo o Hannad Arendt de las
pampas. Aunque, ni este libro ni otras biografías escritas sobre Cristina
Fernández ponen en evidencia que la presidente tenga algún tipo de real
preocupación intelectual o que haya realizado las lecturas suficientes para que
alguien la considere una “intelectual”.
El perfil que Laura Di Marco
nos traza de la presidente es el de una mujer solitaria, casi sin amigos
personales de la infancia o la juventud –salvo el actual embajador en España,
Carlos Bettini- que mantiene una relación cuando menos distante con su madre y
su hermana. La frialdad y hasta cierta indiferencia llega incluso al vínculo
que mantiene con su hija Florencia. Su principal apoyo afectivo y político en
la actualidad parece ser su hijo Máximo.
Mucho se ha escrito acerca
de la soledad que conlleva el poder, pero la imagen que Di Marco nos proyecta
de una presidente pasando sus fines de semana en medio del tedio y viendo
películas con la sola compañía de su entrenadora personal, Luciana López o su
biógrafa oficial devenida en amiga, Sandra Russo, resulta un tanto insólita por
no decir patética.
Esta biografía de Cristina
Fernández contiene muchos datos reveladores, hemos realizado una sucinta
selección de aquellos datos que nos parecieron más ilustrativos o insólitos
para despertar el interés del eventual lector sobre que puede encontrar en este
libro. Veamos entonces estos datos:
PRINCIPALES
CONTENIDOS
1.-
Origen Familiar:
Laura Di Marco pone en
cuestión el origen familiar de Cristina Fernández para ello comienza señalando
el hecho poco inusual de que su nacimiento se produjo en el domicilio materno y
no en un sanatorio u hospital como era usual en ese tiempo. Curiosamente no
presenta copia de la partida de nacimiento ni aclara con que nombre fue
inscripta de niña la presidente. Pero si consigna, que fue reconocida como hija
por Eduardo Fernández cuando se casó con su madre, Ofelia Wilhelm, cuando
Cristina tenía seis años de edad. Curiosamente no consigna ninguna referencia
sobre el origen de la familia Wilhelm, no sabemos si originariamente provenían
de Alemania, Austria o Suiza, ni que religión practicaba el primer Wilhelm que
llego al Río de la Plata ni cuando lo hizo. Tampoco ningún autor ha hecho un
estudio similar sobre los orígenes de la familia Kirchner antes de su arribo a
Santa Cruz.
Luego de analizar en detalle
las diferencias físicas entre Eduardo Fernández y su hija adoptiva y la mala
relación que siempre tuvieron, Di Marco consigna la versión de que el padre
biológico de la presidente en realidad se llamaba Florencio Lattaro, fallecido
en 1972, que había sido compañero de trabajo de su madre en la Dirección
General de Rentas del Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires
durante muchos años. Porqué Lattaro no habría reconocido a su Cristina, la
autora consigna lo que denomina la respuesta que dan en los círculos platenses:
“Porque no estaba seguro de que fuera hija suya”. (Páginas 32 a 35)
2.-
La Salud de la Presidente
Di Marco realiza un
pormenorizado análisis de los males que aquejan la salud presidencial. De ello
solo consignaremos que según un equipo médico que habría realizado una
evaluación de la personalidad de Cristina Fernández esta presentaría cuatro
patologías: Hiperestrés, egocentrismo patológico, síndrome de Hubris y
bipolaridad. (Página 67)
La evaluación final de la
autora es la siguiente: “La salud de Cristina es frágil. Uno de los médicos de
los tres centros de salud en los que está repartida su historia clínica lo
detalla así: - Tiene síncopes a repetición, una arritmia y aún no se sabe si va
a necesitar o no un marcapasos. Y esos desmayos o síncopes están relacionados
con un tema cardíaco. Lo cardiológico en ella es un problema. Está sin
tiroides, que se la sacaron innecesariamente. Eso implica que cuando la
medicación que la reemplaza está baja, la persona sin tiroides tiende a querer
quedarse en cama, no come, el pulso desciende, se deprime, se constipa, tiene
sensación de frío. En cambio, cuando la hormona tiroidea sube sucede lo
contrario: esta explosiva, con taquicardia, no duerme de noche. No es un cuadro
sencillo.” (Páginas 69 y 70)
3.-
La Militancia Setentista
Di marco niega que tanto
Cristina Fernández como Néstor Kirchner hayan tenido una activa militancia
política durante sus años como estudiantes universitarios de derecho en la
década de los setenta.
Así consigna la autora:
“Cristina había tenido un vínculo muy laxo con el Frente de Agrupaciones Eva
Perón (FAEP) –hay testigos que la ubican asistiendo a algunas charlas pero no
mucho más, en 1974 ya no existía. Igual que la FURN, donde militaba Kirchner,
ambos grupos se habían diluido en 1973 y fusionado con la Juventud
Universitaria Peronista. Una síntesis que había acompañado a la Unión de las
FAR y Montoneros.
“Lo cierto es que en 1974 no
hay testigos que acrediten que Cristina y Néstor Kirchner militaran
orgánicamente en alguna organización universitaria; tampoco en las
organizaciones armadas, una vía con la que nunca estuvieron de acuerdo. Y
Cristina mucho menos que el marido.” (Página 133)
Luego la autora apela al
testimonio de Juan Vilaboa, historiador, investigador y profesor en la
Universidad Nacional de la Patagonia Austral quien fundó la UES en Río
Gallegos: “- Yo estaba desesperado, él me venía a ver en Buenos Aires porque se
nos venía el mundo encima. Kirchner estaba desesperado por él, no por los que
detenían, ni luego, ya después del golpe, por los que desaparecían. Y esto a mí
no me lo contó nadie, lo escuche y lo vi porque lo charlaba conmigo. Kirchner
tenía miedo y ya en 1974 comenzó a despegarse de lo poquito que había orbitado
en Montoneros. Y así como era el primer montonero en Gallegos en 1973, al año
siguiente, cuando Perón echa a Montoneros, empieza con que teníamos que
hacernos leales. Recuerdo que tuvimos una larguísima discusión. Nosotros
veíamos que había problemas, que habíamos perdido consenso en la sociedad, pero
no estábamos para pasarnos a leales. Lo que él quería, luego me quedó claro,
era quedar despegado. Y nos quería dividir.” (Página 133)
4.-
¿Es Abogada?
Laura Di Marco nos cuenta
que ocurrió con la denuncia presentada en el año 2007, por el abogado Sergio
Bergenfeld y el periodista Christian Sanz poniendo en duda de que Cristina
Fernández fuera abogada. La denuncia fue presentada ante el Juzgado Federal en
lo Criminal y Correccional Nº 5, a cargo del juez Norberto Oyarbide. La causa
fue cerrada debido a una respuesta de parte del rector de la Facultad de
Ciencias Sociales y Jurídicas, Hérnán Gómez, donde se afirmaba que existían las
constancias y pruebas del hecho. En 2014, Gómez fue nombrado fiscal de Estado
en La Plata.
Luego agrega: “En el marco
de la investigación para este libro, se accedió a su matrícula de abogada a
través de fuentes de la Asociación de ABOGADOS DE Río Gallegos. Así, Cristina
figura en el padrón de letrados de la Justicia de Santa Cruz con la matrícula
10.433.615, inscripta el 12 de febrero de 1980 (tomo II, folio 160=. También
existe una inscripción ante la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, el 7 de
octubre de 1985 (tomo 57, folio 322)
El dato, además, fue
corroborado por el socio de Cristina en el Estudio Kirchner, Ortiz de Zarate, y
por dos periodistas independientes, Diego Gueler, especializado en temas
judiciales y ex integrante del staff de Perfil y Muñoz, de OPI Santa Cruz.
Ortiz de Zárate confirmó que la presidenta accedió a su matrícula a través de
un oficio presentado ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) local.”
¿Lo que ni Di Marco ni nadie
parece entender es por qué, si tiene título de abogada, no lo presenta? Nadie
lo puede explicar. Gueler especula que se debe a sus bajas calificaciones. Pero
el diploma de abogado no consigna el promedio de egreso. Por lo tanto, las
sospechas sobre el tema continúan…
Lo que Di Marco no puede
explicar es por qué nunca la presidente ha presentado su diploma de abogada
poniendo fin al debate, a menos que las inscripciones y constancias no sean auténticas…
5.-
¿Boudou es Amado?En lo referente a la relación que une o ha unido a Cristina Kirchner con su vicepresidente Amado Boudou, Laura Di Marco no apela al condicional sino que es clara y directa: “La misma fuente sugiere que la breve relación con el ministro de Economía, a quien Cristina eligió como vicepresidente para secundarla en la fórmula de 2011, podría haber nacido como un refugio, en medio de la depresión de la viudez.
“Como fuere, el hechizo
terminó de manera amarga cuando Máximo interceptó –se supone que a través de
informes de inteligencia- una comunicación en la que Boudou soltaba frases
hirientes sobre la madre: “La gorda ya está molestando de nuevo”, decía. O: “Yo
la manejo”, el vicepresidente se jacta así de la supuesta influencia que, luego
de la muerte de Kirchner, suponía estar ejerciendo sobre Cristina.
“Así fue como su verborragia
terminó provocando el quiebre de la relación con Máximo y, más tarde, con la
presidenta.” (Página 65).
La autora no menciona la
fuente de esta versión, pero es muy posible que sea el libro de Franco Lindner,
titulado “Los amores de Cristina”,
que dedica el primer capítulo para analizar la relación entre ambos personajes
y donde hay una detallada descripción de la misma que coincide en todos sus
aspectos con la referencia de Di Marco.
6.-
El Affaire Verbitsky
Laura Di Marco atribuye a la
influencia que el periodista Horacio Verbitsky muchas de las decisiones
erróneas adoptadas por la presidente en su segunda presidencia.
Para Néstor Kirchner el
periodista era un ser casi despreciable, se le atribuye sobre el mismo la
siguiente frase: “Muchachos, quédense tranquilos, que yo a éste le doy un
pedestal, un espejito para que se mire, y ya lo tenemos…”, dice Laura Di Marco
y nuevamente coincide con otra fuente bibliográfica. La misma versión se
encuentra en el libro de Edi Zunino, titulado “Periodistas en el Barro. Edición
Final”, página 102.
Más tarde insiste sobre el
tema:
“Una tarde, Kirchner llamó a
uno de sus secretarios.
-
¿Dónde está la doctora?
-
En su oficina, con Horacio Verbitsky –
informó el asistente.
-
Decile que se saque a ese pelotudo de encima
y venga.”
Pero como la autora no nos
indica que bibliografía consultó para su obra ni realiza citas no podemos saber
de donde obtuvo la versión.
Lo que sí sabemos es que le
dijo el ex canciller Rafael Bielsa sobre Verbitsky: “- Siempre quiso influir en
las sombras. Tiene una enorme capacidad de mentir, de intriga, de sembrar
cizaña, de manipulación, una enorme insensibilidad e irresponsabilidad política
en sus actos, una incoherencia pasmosa. Tiene la arrogancia despiadada de la
enmohecida aristocracia británica. Detrás de la mayoría de las teorías
conspirativas que circulan en el gobierno y de los giros jacobinos, está
Verbitsky, su patología y sus compromisos con intereses externos a las
fronteras del país.” (Páginas 168 y 169).
La autora no parece tener
una buena opinión sobre el “perro Verbitsky” y lo deja muy claro en diversas
partes del capítulo que le dedica a la relación entre la presidente y el
periodista, en especial cuando recoge todas las suposiciones sobre la supuesta
colaboración de este con la dictadura militar en los setenta. (Páginas 178 y
179).
EVALUACIÓN
FINAL
El libro de Laura Di Marco,
más allá de los cuestionamientos metodológicos que puedan formulársele, es un
trabajo interesante y valioso. El lector encontrará en él mucho material para
el análisis: como la referencia al tiempo en que Néstor y Cristina
permanecieron detenidos durante la Dictadura, los complots de Néstor Kirchner
para impedir que el cardenal Jorge Bergoglio se convirtiera en Papa, como se
construyó la relación entre Francisco y Cristina Fernández, los vínculos con el
sindicalismo, etc.
Lamentablemente, también son
muchos los temas que se omiten, la relación entre Cristina y sus hijos, los
vínculos con Hebe de Bonafini y Estela Carlotto, los vínculos económicos con
Lázaro Báez y Cristóbal López, etc. Seguramente, la autora en el futuro podrá
analizar estos temas en otro libro.
Recomendación: no se
lo pierda.
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