Cada vez
son más inocultables las evidencias de aberrantes violaciones a los derechos
humanos cometidas, tanto por la dirigencia del Frente Polisario como por
integrantes de las fuerzas armadas y de los organismos de inteligencia de
Argelia, sobre la población marroquí de origen saharaui retenida desde hace
cuarenta años en los infames campamentos de Tinduf en medio de la inhóspita
lahmada argelina.
El pasado
martes 4 de mayo se produjo un nuevo asesinato de mineros saharauis ilegales en
el denominado “Campamento Dakhla” -que no debe ser confundido con la
bella ciudad atlántica de Dakhla en el Sáhara marroquí-, situado al sur de la
localidad argelina de Aouinat Belkraa.
En este
nuevo atentado fuerzas del Ejército Argelino ultimaron al joven Saïd Ahmad
Salem Rguibi, de la tribu Rguibat, Ahl Qassem, asesinaron a otro joven saharaui
no identificado, hirieron a un tercero, detuvieron a dos más, además otros seis
mineros ilegales permanecen desaparecidos, posiblemente ocultos en la zona.
Este
hecho es similar al asesinato de Maha Ould Hamdi Ould Suelem y Ali Idrissi, dos
jóvenes veinteañeros que se dedicaban a la minería ilegal también en
proximidades del campamento “Dakhla”.
El lunes
19 de octubre de 2020, mientras desarrollaban su actividad excavando un pozo
entre las rocas en busca de algunas pequeñas cantidades de oro u otro mineral
valioso fueron sorprendidos por una patrulla del Ejército argelino.
Los
jóvenes mineros sabían muy bien el destino que les esperaba. Una paliza antes
de ser recluidos en una oscura mazmorra argelina donde pasarían varios años en
medio de torturas y hambre. Tratando de escapar a esa terrible suerte
decidieron sin mucho pensarlo ocultarse en el interior del pozo esperando que
los soldados argelinos se cansaran de intentar sacarlos y siguieran con su
patrullaje.
No
obstante, los soldados argelinos estaban dispuestos a hacer un escarmiento con
los infortunados mineros ilegales. Primero dispararon dentro del pozo para
forzarlos a salir y cuando esta táctica fracaso, los quemaron vivos
introduciendo mantas humedecidas en combustible con la intención de que el humo
los asfixiara y los forzara a salir.
Pero, el
humo los asfixió totalmente antes de que pudieran salir y perecieron dentro del
pozo quemados y ahogados por el humo. Una muerte terrible y absolutamente
injustificada.
En esa
oportunidad, el terrible crimen fue denunciado por la Asociación Saharaui para
la Defensa de los Derechos Humanos ante el Alto Comisionado de la Naciones
Unidas para los refugiados a quien ha demandado que “asuma sus
responsabilidades y abra una investigación” para castigar a los
responsables del horrendo crimen.
Estos cuatro
asesinatos constituyen un ejemplo indiscutible de que las denuncias efectuadas
por el Reino de Marruecos de que la mayoría de la población saharaui de los
campamentos de Tinduf está retenida en ese lugar contra su voluntad y de que
los auténticos responsables de las violaciones a los derechos humanos en esos
campamentos son los funcionarios y militares argelinos que solo albergan a los
separatistas del Frente Polisario para hostigar a Marruecos y enriquecerse con
el desvío de la ayuda humanitaria entregada por la Unión Europea, ONU y
diversas ONG.
Es
necesario hacer cesar inmediatamente esas sistemáticas violaciones a los
derechos humanos de los saharauis por parte de Argelia y para ello está la
Iniciativa para la Negociación de un Estatuto de Autonomía en la región del
Sáhara, única solución realista y posible a este antiguo diferendo.
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