Tras el golpe blando que puso final a más
de trece años de gobierno indigenista de Evo Morales el país del Altiplano se
prepara para una nueva elección presidencial el próximo 3 de mayo.
Buenos
Aires, 4 de febrero de 2020.
Después
de tres mandatos presidenciales consecutivos que constituyen el mayor periodo
que un presidente boliviano ha gobernado el país, en 2016, el dirigente
indigenista y cocalero Evo Morales convocó a un referéndum para eliminar el
límite constitucional que le impedía acceder a un nuevo período. Cuando los
bolivianos rechazaron la propuesta, el Tribunal Constitucional Plurinacional,
lleno de jueces leales al presidente, lo habilitó de todos modos a postularse
con el absurdo argumento de que esa prohibición a competir por un nuevo mandato
violaba los “derechos humanos” de Evo Morales al impedirle “elegir y ser
elegido”.
En
octubre, Morales se adjudicó el “triunfó” para un cuarto mandato en
elecciones que, según la Organización de los Estados Americanos (OEA),
estuvieron plagadas de irregularidades. Múltiples actores sociales, desde los
estudiantes y los mineros de Potosí y de otras regiones hasta los grupos
indígenas de la zona andina y buena parte de la sociedad civil de la Medialuna,
la zona más rica del país, salieron a las calles contra el fraude electoral.
Tres
semanas de movilizaciones impresionantes y bloqueos en rutas y calles vaciaron
la narrativa de que Evo Morales tenía la absoluta lealtad de las masas
bolivianas y que sólo la “oligarquía” se oponía a su permanencia en el
gobierno por un nuevo período.
Conforme
transcurrió el tiempo, las protestas se radicalizaron y extendieron,
generándose una gran violencia y los primeros muertos, por lo que el presidente
sólo podía permanecer en el poder si la Policía y el Ejército controlaban la
situación. Las Fuerzas Armadas se negaron “a disparar contra el pueblo”
y Evo Morales perdió el último apoyo de cualquier gobierno.
El
presidente reaccionó demasiado tarde y cuando intento implementar nuevas
elecciones su propuesta se había tornado poco creíble y la oposición se había
radicalizado e incrementado. Su renuncia, el 10 de noviembre, fue forzada por
los militares, si bien estos no tomaron el poder para sí, sino que intentaron
abrir una salida constitucional. Se configuró así un “golpe de Estado
blando” o “golpe de Estado civil”, pero golpe de Estado que al fin y al cabo impidió a un presidente
constitucional completar su mandato. Evo Morales debió renunciar, huir del país
y pedir asilo político.
Bolivia
vivió, después del alejamiento del presidente Morales que inicialmente busco
refugió en México bajo la protección del presidente Andrés Manuel López
Obrador, en un vacío de poder. El hasta entonces partido gobernante Movimiento
al Socialismo (MAS) decidió dejar al sistema democrático sin salidas
institucionales, al hacer que renunciaran todos los políticos que podían asumir
un gobierno provisional (el vicepresidente y los presidentes de las cámaras de
senadores y diputados) y al impedir, en primera instancia, que se reuniera el
Congreso. Al hacerlo, dejaban además en un limbo legal las renuncias antes
mencionadas, que de acuerdo con la Constitución debían ser aprobadas por el
propio Congreso con mayoría absoluta del MAS.
La
oposición se vio forzada a apelar al nombramiento como presidenta provisional
de una vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñez, violando la constitución al no
lograrse el quorum necesario en el Senado por la ausencia de los legisladores
del MAS. El tribunal Constitucional aceptó la situación de hecho y declaró
legal la asunción de la presidencia por parte de Áñez apelando a un precedente
usado habitualmente en la región para justificar a los regímenes de facto, la
necesidad de establecer un gobierno que garantice la seguridad y el bien
público ante la acefalía de la presidencia. Las cúpulas de la Policía Nacional
y las fuerzas armadas también reconocieron como legítima a la nueva presidente
que inmediatamente declaró clausurado el Congreso para evitar que la mayoría
del MAS revocara su mandato.
La
presidente Jeanine Áñez aprobó, en diciembre, la Ley de Régimen Excepcional y
Transitorio para la Realización de Elecciones Generales, con 24 artículos y
cinco disposiciones finales, donde se dejan sin efecto legal los comicios
realizados el 20 de octubre y se da lugar a nuevos comicios para elegir
presidente el próximo 3 de mayo.
La ley
estableció que podrían participar de la elección todas las organizaciones
políticas de alcance nacional con registro vigente al momento de la
promulgación de la norma.
Respecto
a los candidatos, la norma estableció que los ciudadanos que hubieran sido
reelectos de forma continuada a un cargo electivo, durante los dos períodos
constitucionales anteriores, no podrían postularse para el mismo cargo.
Varios
precandidatos presidenciales han manifestado su intención de competir en los
próximos comicios.
El partido mayoritario es el Movimiento
al Socialismo del expresidente Evo Morales que cuenta con un piso de apoyo
electoral del 25%. Evo Morales ha designado, desde su actual refugio en Buenos
Aires, una fórmula presidencial integrada por el ex ministro de Economía Luis
Arce y al excanciller David Choquehuanca.
Luis Alberto Arce Catacora es un
economista, académico y político nacido en 1963. Fue ministro de Economía y
Finanzas de Evo Morales en dos períodos: entre 23 de enero de 2006 hasta el 24
de junio de 2017 y repitió entre el 23 de enero de 2019 hasta el 10 de
noviembre de ese mismo año.
Internacionalmente, Luis Arce es
reconocido como el principal gestor del crecimiento económico de Bolivia
durante los dos primeros gobiernos de Evo Morales.
Arce se graduó de contador general en el Instituto de Educación
Bancaria en 1984. De Licenciado en Economía en Universidad Mayor de San Andrés
en 1992 . En 1997 obtuvo un Máster en Ciencias Económicas de la Universidad de
Warwick, en Coventry, Reino Unido. Es doctor honoris causa de la Universidad de
los Andes y del Universidad Privada Franz Tamayo.
El candidato presidencial del MAS ha desarrollado una importante
carrera académica en diversas universidades de Bolivia e impartido conferencias
en prestigiosas casas de altos estudios de Estados Unidos y Europa.
Mientras que el excanciller boliviano David Choquehuanca
Céspedes (1961) y hoy candidato a vicepresidente, era un dirigente sindical
cocalero y político aimara. Estuvo al frente de las relaciones internacionales
de Bolivia entre 2006 y 2017. El 5 de marzo de 2017, en Caracas, durante la XV
Cumbre Extraordinaria del ALBA, fue designado Secretario General de la Alianza Bolivariana
para los países de nuestra América.
Inició su militancia sindical en la Confederación Sindical Única
de Campesinos de Bolivia. Allí, en 1984 se vinculó a Evo Morales por entonces
dirigente sindical cocalero de Cochabamba.
En 1985 viajó a Cuba para estudiar en la escuela Nacional de
Formación de Cuadros Niceto Pérez. A partir de entonces Choquehuanca se
convirtió en el principal hombre de confianza del gobierno cubano en el país
del Altiplano.
De regreso en Bolivia, en 1987, comenzó a trabajar en la campaña
“500 años de resistencia” que potenció el indigenismo en toda América
Latina con motivo de conmemorarse, en 1992, el quinto centenario del
descubrimiento de América. Campaña organizada y dirigida desde La Habana.
En 1990 curso un posgrado sobre Historia y Antropología bajo el
auspicio de la Universidad Mayor de San Andrés (CIDES-UMSA), en La Paz.
En 1998 fue designado Coordinador Nacional del Programa NINA
destinado a organizar el movimiento indigenista y campesino en Bolivia. La
palabra NINA en quechua y aimara significa “fuego” y la simbología del
movimiento decía que era “El fuego que nunca se apagará”. Inmediatamente
su carrera política tomo impulso al convertirse durante los siguientes seis
años en asesor de las organizaciones y de los diputados indígenas en el
parlamento boliviano.
Entre 2001 y 2002 curso un diplomado superior sobre Derechos de
los Pueblos Indígenas en la Universidad Cordillera.
La lista de candidatos del MAS para las elecciones de 3 de mayo
se complementa con la inclusión del propio Evo Morales como aspirante al Senado
por el distrito de Cochabamba. Candidatura que debe ser aprobada por el Supremo
Tribunal Electoral.
UNA OPOSICIÓN FRAGMENTADA
Los opositores a Morales y al MAS están profundamente divididos.
El opositor con mayores posibilidades es el expresidente Carlos
Mesa, quién se situara en segundo lugar en los comicios del 20 de octubre de
2019, después de obtener algo más del 37% de los sufragios. Mesa ha expresado
su decisión de volver a competir por la presidencia acompañado nuevamente por
Gustavo Pedraza, como candidato del partido Comunidad Ciudadana.
Carlos
Mesa (1953) es un intelectual, periodista, documentalista y escritor. Fue el
sexagésimo tercer presidente de Bolivia desde el 17 de octubre de 2003 hasta el
9 de junio de 2005 y el trigésimo séptimo vicepresidente de Bolivia desde el 6
de agosto de 2002 hasta el 17 de octubre de 2003, durante el segundo gobierno
de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Luego
las encuestas ubican a la actual presidente Janine Áñez acompañada del
empresario hotelero Samuel Doria Medina, presidente del partido Unidad
Nacional.
Jeanine
Áñez Chávez (1967) es abogada, ha sido presentadora de televisión en Total
Visión antes de ingresar a la política como miembro del Comité Ejecutivo
Nacional del Movimiento Demócrata Social. Es la segunda mujer en ocupar la
presidencia de Bolivia después de Lidia Gueiler Tejada (1979 – 1980).
En las
elecciones celebradas el 6 de diciembre de 2009 fue elegida senadora por el
partido del Plan Progreso para Bolivia – Convergencia Nacional representado al
Departamento del Beni, cargo que ocupó desde enero de 2010.
Su
candidato a vicepresidente Samuel Doria Medina (1959) enfrentó a Evo Morales
tres veces como candidato presidencial siendo siempre derrotado.
Doria Medina, ha demostrado gran resiliencia ante
los infortunios. En 1995, el empresario fue secuestrado durante 45 días por una
columna del extinto Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) de Perú que
esporádicamente operaba en Bolivia. Fue liberado luego del pago de un rescate,
cuyo monto jamás fue revelado pero que fuentes extraoficiales cifraron en más
de dos millones de dólares. Una década más tarde, sobrevivió a un accidente de
aviación.
Otro candidato presidencial es el médico y pastor
evangelista coreano Chi Yung Chang que junto a Leopoldo Chuí integran el Frente
para la Victoria. En las elecciones de 2019, Chang se situó en el tercer lugar, con el 8,77% de los votos, como
candidato del Partido Demócrata Cristiano.
Chi Yung Chang nació en la ciudad de Gwangju, Corea del
Sur, el 7 de marzo de 1970 de padres coreanos. Chang vivió y creció en el seno
de una familia evangélica. En 1976, su familia se trasladó a vivir a la capital
de Seúl. Pero tiempo después la Iglesia Presbiteriana de Corea envió a la
familia Chang como misioneros evangélicos a Bolivia.
La
familia Chang llegó a Bolivia en 1982 instalándose en Santa Cruz de la Sierra,
donde el joven Chi de doce años estudio en el Colegio Bautista Boliviano –
Brasileño. En 1989 ingresó a la Universidad Mayor Real y Pontificia de San
Francisco Xavier de Chuquisaca donde se graduó en 1995 de médico. Más tarde, en
Santa Cruz de la Sierra obtuvo una Maestría en Educación Superior y otra
Maestría en Gerencia de Salud y Salud Pública.
Durante
su vida profesional, Chi Yung Chang se desempeñó como director de la clínica
médica UCEBOL. Fue fundador de setenta iglesias evangélicas y es el presidente
de la Iglesia Presbiteriana de Bolivia.
El 15
de agosto de 2019, Chi Yung Chang comenzó su campaña electoral lanzando duras
críticas al Colectivo LGBT señalando que los miembros de este grupo
necesitarían un tratamiento psiquiátrico. Sus declaraciones recibieron en ese
entonces una gran ola de críticas por parte de la población boliviana liberal,
en especial del colectivo de gays y lesbianas. Aunque otra gran parte de la
población boliviana (especialmente sectores conservadores y religiosos)
apoyaron las declaraciones del pastor evangelista.
En su
biografía el candidato coreano detalla que es “hijo de un nominado al premio
Nobel de la Paz” y que atiende como médico gratuitamente cada año a doscientos
mil pacientes mediante un hospital móvil.
Los precandidatos del Frente Creemos son
el binomio formado por el líder del Comité Cívico de Santa Cruz, el abogado
Luis Fernando Camacho y su asociado el líder del Comité Cívico de Potosí Marco
Pumari, que se destacaron en la lucha contra el fraude cometido por Evo
Morales. A esta candidatura cuenta con el respaldo de la Unión Cívica
Solidaridad que antes apoyo la candidatura de Víctor Hugo Cárdenas.
En las encuestas Creemos aparece
disputando el segundo puesto con el 17% de las preferencias con el expresidente
Mesa.
Para participar como candidato
presidencial Camacho renunció al Comité Cívico pro Santa Cruz. “Presidir
está institución es un sueño de toda la vida; quien me conoce desde chico, sabe
lo que trabajé por esto y que anhelé tener esta oportunidad, pero la tengo que
abandonar por otro sueño, otro anhelo aún más fuerte: ser Presidente de la
República de Bolivia y poder, desde ahí servir con todas mis fuerzas para ver a
mi patria próspera, unida y libre, donde todos juntos construyamos un mejor
futuro para nuestros hijos, algo que hoy es más posible que nunca”, dijo
Camacho al comunicar su renuncia.
Carismático, histriónico y verborrágico,
el abogado cruceño Luis Fernando Camacho, de 40 años, logró ascender en muy
corto tiempo a las primeras planas de la política boliviana. Sin un cargo
electivo ni afiliaciones partidarias, se presentó como un líder civil en franca
oposición al presidente Evo Morales, blandiendo siempre una Biblia y un rosario
como únicas fuentes de legitimidad.
En mayo de 2019, la revista Forum, de
Brasil, publicó una foto de una reunión que mantuvo con Ernesto Araujo, el
canciller del presidente brasileño Jair Bolsonaro, para pedir su apoyo en el
rechazo a la candidatura presidencial de Morales.
Camacho mantiene lazos políticos con el
fugitivo Branko Marinkovic, quien se refugió en Brasil en 2010, tras recibir
acusaciones de sedición y separatismo en Santa Cruz por haber organizado y
financiado una banda armada que pretendía la independencia de los departamentos
de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. La comandaba otro croata-boliviano:
Eduardo Rózsa Flores.
Luis Fernando Camacho es propietario
junto con su familia del Grupo Empresarial de
Inversiones Nacional Vida S.A. También forma parte de “Orden de los Caballeros de Oriente” una de
las dos grandes logias masónicas influyentes en Santa Cruz.
La familia Camacho, que se dedica
especialmente a negocios vinculados con la industria gasífera, tiene varias
cuentas offshore denunciadas en los Panamá Papers
La
Agrupación Libre 21 apoya al binomio formado por el expresidente Jorge Fernando
“Tuto” Quiroga Ramírez y Tomasa Yarhi. Tuto Quiroga fue el sexagésimo segundo
presidente de Bolivia que gobernó entre el 7 de agosto de 2001 y el 6 de agosto
de 2002. Se graduó como Ingeniero Industrial en la Universidad A&M de
Texas, realizando luego una Maestría en Administración de Empresas en la
Universidad St. Edward’s de Austin. Esta casado con la estadounidense Virginia
Gale Gillum.
Esta
alianza tiene el apoyo del Movimiento Nacionalista Revolucionario, fundado el 7
de junio de 1942 por Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo y otros
dirigentes. Actualmente el MNR es conducido por Luis Eduardo Siles Pérez. Pero,
en las encuestas aparece con un magro 1,6% de los votos.
El
Partido Acción Nacional ha postulado al binomio formado por el sindicalista
minero Feliciano Mamani y a Rita Nina.
El
Partido Acción Nacional se presenta por el momento con un solo candidato Ismael
Schabib, sin definir aún quien lo acompañará como aspirante a la
vicepresidencia.
CONCLUSIONES
El
sistema electoral boliviano prevé que si en la primera ronda electoral ningún
candidato supera el 40% de los votos con una diferencia de al menos 10% sobre
el segundo más votado habrá una segunda vuelta entre los dos candidatos que
obtuvieron más votos.
Esta
normativa favorece la fragmentación de los opositores contra el MAS. Las
encuestas indican que habrá una segunda vuelta electoral. Por lo tanto, todos
los candidatos se sienten tentados de concurrir solo en la primer vuelta para
conseguir la mayor cantidad de legisladores posibles para luego negociar su
apoyo en el Congreso con el nuevo gobierno.
La
unidad de oposición se producirá en la segunda vuelta una vez que las urnas
determinen quien competirá con los candidatos del Movimiento al Socialismo de
Evo Morales.
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