El debate sobre el destino de la Amazonia
sigue sin resolverse, y se enmarca en el conflicto Norte – Sur que ha
caracterizado la discusión ambiental internacional desde mediados del siglo XX,
es por lo que siete países amazónicos se
reunieron en Leticia, Colombia, para establecer un acuerdo que proteja a esta
región del narcotráfico, la deforestación y la minería ilegal.
EL
PULMÓN DE LA HUMANIDAD
La
amazonia, es una vasta región de la parte central y septentrional de América
del Sur que comprende la selva tropical de la cuenca del río Amazonas. Las
adyacentes regiones de las Guayanas y el Gran Chaco también poseen selvas
tropicales, por lo que muchas veces se las considera parte de la Amazonia.
La
región de la Amazonia, con sus casi 7.000.000 km², es el mayor bosque tropical
del planeta; actúa como sumidero de CO² y regulador de temperatura, lo que le
otorga un papel clave en la lucha contra el cambio climático. Representa
también el mayor banco genético del planeta, el mayor campo de estudio sobre
los seres vivos y el mayor laboratorio viviente disponible para la
investigación y desarrollo científico.[i] El 11 de noviembre de 2011
la selva amazónica fue declarada una de las siete maravillas naturales del
mundo.
Brasil
acoge el 64,3% del bioma total amazónico, compartido por ocho países y un
territorio colonial: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Suriname
y Venezuela, más el territorio colonial de la Guyana Francesa.
Factor
de fuerza y base de futuros desarrollos, la Amazonia constituye también un
factor de vulnerabilidad. Su carácter de “desierto verde” propicia la
actividad de diversos elementos desde las políticas depredatorias de algunos
estados hasta actividad de diversos elementos criminales que van desde los “movimientos
de campesinos sin tierra” y los grandes latifundios sojeros y ganaderos que
pujan por la extensión de la frontera agropecuaria, la minería ilegal
desarrollada por “garimpeiros” y empresas internacionales que operan
clandestinamente protegidos por milicias irregulares, narcotraficantes y grupos
guerrilleros como las disidencias de la Fuerzas Armadas de Colombia y el
Ejército de Liberación Nacional de Colombia, los grupos peruanos Sendero
Luminoso y el Movimiento Túpac Amaru, el Ejército del Pueblo Paraguayo y los
cárteles de la droga colombianos, peruanos y ecuatorianos además de la
creciente actividad de los grupos criminales brasileños: el Primer Comando de
la Capital y el Comando Vermelho.[ii]
Por último,
tanto sus riquezas minerales como su diversidad biológica despiertan la codicia
de los países más industrializados y la convierten en blanco de las
organizaciones no gubernamentales defensoras del medio ambiente que no dudan en
realizar activas campañas destinadas a lograr la “internacionalización de la
Amazonia” o su transformación como “Patrimonio de la Humanidad”. Es oportuno
recordar las palabras el ex vicepresidente Al Gore, quien en 1989 no dudó en
afirmar: “Contrario a lo que los brasileños piensan, la Amazonia no es su
propiedad, sino que pertenece a todos nosotros”.[iii]
LA
REACCIÓN REGIONAL
La
Amazonia se encuentra regulada por dos instrumentos internacionales el Tratado
de Cooperación Amazónica de 1978 y la Organización del Tratado de Cooperación
Amazónica (OTCA) pero estos acuerdos internacionales han demostrado ser
insuficientes para evitar los incendios forestales y la depredación minera.
Es por
ello que el pasado viernes 6 de septiembre, los presidentes y representantes de
siete países sudamericanos firmaron el #Pacto de Leticia por la Amazonia” para
coordinar la preservación de los recursos naturales de la zona.
El
pacto fue firmado por los presidentes de Colombia, Iván Duque, de Perú, Martín
Vizcarra; Bolivia, Evo Morales; Ecuador, Lenin Moreno, así como el
vicepresidente de Surinam, Michael Ashwin Adhin; el canciller brasileño,
Ernesto Araujo y el ministro de Recursos Naturales de Guyana, Raphael Trotman.
El
presidente venezolano Nicolás Maduro y la representación de la Guayana Francesa
fueron excluidos por motivos políticos.
LA AMENAZAS ACECHAN A LA AMAZONIA
Más
allá de los tratados y las declaraciones en algunos países como Brasil, Bolivia
y Paraguay hay sectores interesados en incrementar el desmonte de la selva
amazónica. En especial, para incrementar las tierras destinadas a la ganadería
y el sembrado de soja. Estos sectores muestran en general un total
desconocimiento de las características del suelo amazónico. Y es que, pese a lo lujuriante de su vegetación, sus árboles de 80 metros
y una espesa jungla que impide dar un paso, no existe en el mundo una tierra
más estéril una vez que se han tumbado esos árboles y se ha quemado esa maleza.
Cuando los campesinos limpian un pedazo de terreno
saben de antemano que obtendrán una primera cosecha excelente, una segunda
mala, y una tercera prácticamente inexistente. Al tercer año, han de reanudar
el ciclo en otro lugar y se da el paradójico caso de que son a la vez,
campesinos y nómadas, por lo que acostumbran a vivir en casas flotantes o en
chozas fáciles de desmontar.
La razón de la pobreza de esas tierras se debe a su
corto espesor, ya que se encuentran asentadas sobre una capa de arcilla roja
casi impenetrable de extremada acidez. Debido a ello se encuentran poco
pobladas por toda la diminuta fauna que en otros climas hace la tierra rica y
productiva; lombrices, gusanos, ácaros, ciempiés, saltamontes, termitas y
larvas que airean y fertilizan los campos. En la Amazonia su número es ínfimo,
por lo que sobre la superficie se extiende siempre una gruesa capa de
vegetación en constante putrefacción, y la formación de nuevos suelos resulta
tan lenta que todo intento de cultivo se convierte en inútil. Nada crecerá allí
donde los árboles sean derribados; nada más que maleza estéril ya que los
nuevos árboles tardarán cientos de años en alcanzar su tamaño original.
No obstante, algunos de los que la están
destruyendo lo saben. Convertirán en pasto los gigantescos bosques, expoliarán
los minerales, sustituirán los árboles por plantaciones de soja, pero las
primeras lluvias torrenciales se llevarán la escasa tierra porque ya no estará
afirmada por fuertes raíces. Lo que la naturaleza tardó un millón de años en
crear unas cuantas empresas de política avariciosa puede destruir en el
transcurso de nuestra generación con lo que la Amazonia habrá pasado de virgen
a muerta sin transición.[iv]
Pero, mientras que los incendios de bosques se
hacen evidentes y ocupan espacio en los medios de prensa internacionales otras
formas de daño ecológico que amenazan a la Amazonia son menos evidentes aunque
pueden ser tan dañinos como estos.
En
noviembre de 2018, Nicolás Maduro, anunció un “Plan Oro” que permitirá a
Venezuela obtener un beneficio estimado de cinco mil millones de dólares
anuales, a partir de 2019. “El oro fortalecerá nuestras reservas
internacionales y fortalecerá las finanzas nacionales”, dijo, y aseguró que
su Gobierno había estado negociando con inversores extranjeros para vender el
valioso mineral.
Los
yacimientos de oro en Venezuela se encuentran en el llamado “Arco Minero del
Orinoco” en el estado Bolívar. Es una vasta extensión de tierra, selva en
su mayor parte, que abarca 114.000 km², desde Guyana a Colombia, donde pueden
encontrarse todo tipo de minerales: petróleo, gas, hierro, aluminio… pero sobre
todo diamantes y oro. Mucho oro.
Según
algunas estimaciones, el territorio venezolano podría albergar hasta cuarenta
millones de toneladas de diamantes, mientras que con respecto a las existencias
de oro, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 2016, Venezuela es
el tercer exportador de América Latina con 15% del total de la región, superado
únicamente por Brasil (17%) y Perú (31%).[v]
“Al
igual que los diamantes de sangre (en África), el oro que se
extrae de Venezuela, fuera de cualquier protocolo, es oro sangriento”,
afirmó el general Manuel Cristopher Figuera, exjefe del Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (SEBIN).[vi]
Las
compañías que operan en el “Arco Minero del Orinoco” suelen emplear
tecnología y prácticas obsoletas que utilizan productos químicos peligrosos,
con lo cual envenenan recursos hídricos vitales con mercurio, cianuro y otras
sustancias tóxicas. Las operaciones mineras también continúan despejando
grandes áreas de selva tropical, algunas de ellas protegidas por la ley
venezolana, como el Parque Nacional Canaima, sitio que la Unesco declaró
Patrimonio de la Humanidad.[vii]
Estos
son tan sólo algunos de los desafíos que enfrenta la Amazonia y a los cuales la
comunidad internacionales deberá prestar atención en los próximos años.
PACTO DE LETICIA POR LA AMAZONÍA
Los Jefes de Estado y Jefes de Delegación del Estado
Plurinacional de Bolivia, la República Federativa del Brasil, la República de
Colombia, la República del Ecuador, la República de Guyana, la República del
Perú y República de Surinam reunidos en Leticia, Colombia, el 6 de septiembre
de 2019:
Reafirmando los derechos soberanos de los países de la región
Amazónica sobre sus territorios y sus recursos naturales, incluyendo el
desarrollo y el uso sostenible de esos recursos, conforme es reconocido por el
derecho internacional;
Conscientes del valor de la Amazonía para la conservación y uso
sostenible de la biodiversidad, así como, de sus bosques húmedos tropicales,
fuente del 20% del agua dulce del planeta y regulador del clima, que provee
servicios ecosistémicos esenciales para el desarrollo sostenible de las
poblaciones amazónicas;
Teniendo en cuenta que en la Amazonía habitan más de 34 millones
de personas, incluyendo pueblos indígenas y tribales y pueblos en condición de
aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI) poseedores de saberes
ancestrales, conocimientos tradicionales y diversidad cultural y lingüística,
que deben protegidos;
Reafirmando todos los principios de la Declaración de Río sobre
el Medio Ambiente y el Desarrollo, teniendo en cuenta la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, incluyendo el principio de las
responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas, a
la luz de las diferentes circunstancias nacionales, la Convención sobre
Diversidad Biológica, la Convención de Lucha contra la Desertificación y
Degradación del Suelo, la Convención sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres; el Convenio de Minamata sobre
el Mercurio; así como los tratados regionales, como los principios y propósitos
del Tratado de Cooperación Amazónica y otros acuerdos internacionales
relevantes para el desarrollo sostenible de la Amazonía y ecosistemas mundiales;
Conscientes de la importancia de la implementación y generación
de sinergias entre la Agenda 2030 y sus Objetivos para el Desarrollo
Sostenible, el Acuerdo de París y el proceso de construcción de un marco global
para la biodiversidad posterior a 2020;
Reafirmando que para la conservación y el desarrollo sostenible
de la Amazonía se requieren los esfuerzos de los países amazónicos, y
expresando su preocupación frente a la deforestación y degradación forestal que
se presenta por diferentes causas en cada uno de los países, teniendo en cuenta
sus respectivos marcos regulatorios, incluyendo las causas de deforestación
que, según la evidencia necesaria, pudiesen estar asociadas al cambio climático
y sus factores estructurales, y manifestando su compromiso de incrementar los
esfuerzos nacionales y regionales para afrontar esta problemática de manera
integral y urgente;
Reafirmando que la cooperación entre los países amazónicos es
una condición importante para la conservación de la Amazonía, que genere
oportunidades para el desarrollo sostenible y el bienestar de su población;
Considerando que, si bien existen mecanismos y programas
financieros establecidos, incluyendo la banca multilateral, que complementan
los esfuerzos de los países amazónicos y que contribuyen a la solución de estos
desafíos, se requiere incrementar la provisión y movilización de recursos
financieros para el cumplimiento de los compromisos asumidos en el marco de
estos mecanismos para la consecución de este objetivo;
Alentando a la comunidad internacional a cooperar por la
conservación y el desarrollo sostenible de la Amazonía, sobre la base del
respeto a sus respectivas soberanías, prioridades e intereses nacionales,
decidimos suscribir el presente:
PACTO DE LETICIA POR LA AMAZONÍA
1. Fortalecer la acción coordinada para la valoración de los
bosques y la biodiversidad, así como para luchar contra la deforestación y
degradación forestal, con base en las políticas nacionales y sus respectivos
marcos regulatorios.
2. Establecer mecanismos de cooperación regional y de
intercambio de información que permitan combatir las actividades ilegales que
atentan contra la conservación de la Amazonía.
3. Crear la Red Amazónica de Cooperación ante desastres
naturales entre los Centros de Operaciones de Emergencias para coordinar y
articular los sistemas nacionales de prevención y atención de desastres con el
objeto de atender de manera efectiva las emergencias de impacto regional, como
incendios forestales de gran escala.
4. Intercambiar e implementar experiencias en el manejo integral
del fuego, fomentando el desarrollo de políticas, instrumentos y acciones
técnicas, basadas en la prevención de incendios forestales, la promoción de
alternativas al uso del fuego en el medio rural y el fortalecimiento de capacidades
técnicas, científicas e institucionales.
5. Concretar iniciativas de restauración, rehabilitación y
reforestación acelerada en las zonas degradadas por incendios forestales y
actividades ilegales incluyendo la extracción ilegal de minerales con miras a la
mitigación del impacto, y recuperación de especies y funcionalidad de
ecosistemas.
6. Incrementar los esfuerzos asociados al monitoreo de la
cobertura boscosa y demás ecosistemas estratégicos de la región con el fin de
contar con informes periódicos, en particular, en lo que respecta a la
generación de un sistema de alertas tempranas por deforestación y degradación
para actuar con un enfoque preventivo.
7. Intercambiar información para mejorar las capacidades de
monitoreo del clima, la biodiversidad, los recursos hídricos e hidrobiológicos
de la región bajo un enfoque de cuenca hidrográfica y basado en comunidades.
8. Promover iniciativas de conectividad de ecosistemas
prioritarios y figuras de protección para la conservación de la biodiversidad
por medio del uso sostenible, restauración y gestión de paisajes, respetándose
las soberanías nacionales.
9. Intercambiar e implementar experiencias en el manejo
integrado de los sistemas de áreas protegidas de los países amazónicos en los
niveles regional, nacional y subnacional para su gestión efectiva y en
beneficio de las poblaciones locales, a través de la promoción del desarrollo
de programas y/o proyectos de conservación y uso sostenible.
10. Fortalecer los mecanismos que apoyen y promocionen el uso
sostenible del bosque, los sistemas productivos sostenibles, los patrones de
producción y consumo responsable y que promuevan las cadenas de valor y otros
enfoques de producción sustentable, incluyendo las basadas en biodiversidad.
11. Impulsar acciones conjuntas orientadas al empoderamiento de
las mujeres que habitan la región amazónica para fortalecer su participación
activa en la conservación y desarrollo sostenible de la Amazonía.
12. Fortalecer las capacidades y la participación de los pueblos
indígenas y tribales y de las comunidades locales en el desarrollo sostenible
de la Amazonía reconociendo su papel fundamental en la conservación de la
región.
13. Fomentar procesos de investigación, desarrollo tecnológico,
transferencia de tecnología y gestión del conocimiento con el propósito de
orientar la adecuada toma de decisiones e impulsar el desarrollo de
emprendimientos ambientales, sociales y económicos sostenibles.
14. Desarrollar y articular entre los países amazónicos
actividades de educación y creación de conciencia sobre el rol y función de la
Amazonía, los principales retos y amenazas que enfrenta para su conservación y
uso sostenible de los bosques y la protección de los conocimientos
tradicionales de las comunidades que la habitan; así como sobre los escenarios
de riesgo de desastres para el fortalecimiento de la resiliencia de las
poblaciones amazónicas.
15. Trabajar conjuntamente para fortalecer los programas y
mecanismos financieros, reivindicar los compromisos de los países asumidos en estos
espacios, movilizar recursos públicos y privados, incluyendo la Banca
Multilateral, según corresponda, para la implementación de este Pacto.
16. Avanzar rápidamente en la formulación de la segunda fase del
Programa Paisajes Sostenibles de la Amazonía ante el Fondo para el Medio
Ambiente Mundial.
DECLARAMOS:
Nuestra voluntad de acoger el presente Pacto de Leticia por la
Amazonia.
Nuestro compromiso de coordinar, a través de las Cancillerías y
las autoridades competentes, la formulación de un plan de acción para el
desarrollo de las acciones adoptadas, así como de realizar reuniones de
seguimiento para evaluar el avance en la formulación e implementación de dicho
plan.
Nuestra intención de cooperar y nuestro llamado a otros Estados interesados,
a la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y demás
organizaciones regionales e internacionales a cooperar para la consecución de
las acciones aquí acordadas construyendo en armonía con los esfuerzos
nacionales y en atención a las solicitudes de los países amazónicos signatarios
de este Pacto y con pleno respeto a su soberanía.
[i]
TORMENTO, Carlos: La problemática de la Amazonia, en Revista de la
Escuela de Guerra Naval, N° 41, Año XXVI, diciembre de 1994. Ps. 88 y 104. P.
95.
[ii]
AGOZINO, Adalberto C.: Teoría de la geopolítica. Ed. Dosyuno. Bs. As. 2016. P. 311.
[iii]
GACHO CARMONA, Isabel: La amazonia, los límites de la soberanía y el mundo
que viene. Artículo publicado en https://www.politicaexterior.com/actualidad/la-amazonia-los-limites-la-soberania-mundo-viene/
[iv]
VÁZQUEZ-FIGUEROA, Alberto: ¿Por qué incendian el Amazonas? Artículo
publicado en https://www.elmundo.es/opinion/2019/09/05/5d6ff0bd21efa0e6558b46a9.html
[v]
MONTES, Sebastián: Estados Unidos apunta contra el oro, que equivale a 11% de
las exportaciones de Venezuela. Colombia 02/11/2019. Tomado de smontes@larepublica.com.co
[vi]
COTOVIO, Vasco, SOARES, Ivo y BONETT, William: Un rastro de oro sangriento
conduce al gobierno de Venezuela. Investigación de CNN. 20/08/2019. Tomado de https://cnnespanol.cnn.com/2019/08/20/un-rastro-de-oro-sangriento-conduce-al-gobierno-de-venezuela.
[vii]
COTOVIO, Vasco, SOARES, Isa y BONNETT, William: op- cit.
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