Antes de cumplir el primer año de su
mandato, el presidente paraguayo Mario Abdo Benítez logra sortear por escaso
margen la demanda de impeachment presentada por la oposición y un grupo de
legisladores de su propio partido.
El
joven presidente colorado Mario Abdo Benítez no las tiene todas consigo. La economía
paraguaya después de una década de fuerte expansión enfrenta ahora intensos
vientos en contra.
El mes
pasado, el Banco Central debió reducir en más de la mitad su pronóstico de
crecimiento para 2019 a un escaso 1,5% debido a un freno en la actividad
comercial y la sequía que redujo la producción de soja y de energía
hidroeléctrica.
La
recesión económica se refleja en el mal humor y la preocupación que se observa
en la población. Además, Abdo Benítez tampoco controla al oficialista Partido
Colorado.
Mario
Abdo Benítez, y su vicepresidente Hugo Vázquez se impusieron en la interna
partidaria para designar al candidato presidencial al frente de la facción
denominada “Colorado Añetete” (que en lengua guaraní se traduce como “auténticos”)
frente al sector liderado por el empresario tabacalero y expresidente Horacio
Cartés que se denomina “Honor
Colorado”.
El expresidente
Horacio Cartés, que enfrenta problemas en la justicia por hechos de corrupción
durante su gestión y sospechas por contrabando de cigarrillos, es un poderoso
caudillo político de gran poder económico y mediático como propietario del
influyentes diario La Nación.
Las
relaciones entre el actual presidente y el expresidente no son las mejores y
los legisladores colorados que responden a Cartés pueden en un crisis decidir
la suerte de Abdo Benítez.
La
primera crisis detonó por la negociación llevada a cabo para distribuir cuotas
y fijar precios por la energía de la empresa hidroeléctrica binacional Itaipú
entre la compañía brasileña Electrobras y la paraguaya Administración Nacional
de Electricidad (ANDE), durante el periodo 2019 – 2022.
Esta
empresa hidroeléctrica sobre el caudaloso río limítrofe Paraná, es considerada
como la segunda más grande del mundo después de la “Tres Gargantas” de
China. Su construcción requirió el anegamiento de gran parte del territorio
paraguayo. Cuenta con una potencia instalada de 14.000 megavatios y abastece a
los estados más prósperos de Brasil, como São Paulo, Río de Janeiro, Paraná y
Río Grande do Sul, ente otros.
En
2018, Itaipú produjo el 90% de la energía eléctrica que consumió
Paraguay y aportó 600 millones de dólares al fisco guaraní. Paraguay emplea
solo el 7% de la energía producida y vende a Electrobrás todo el excedente que
el corresponde. Su construcción y posterior explotación beneficiaron
históricamente a Brasil.
Los
paraguayos consideran que Brasil paga un precio irrisorio por la energía que compra
a su socio y vecino. “Reclamamos el pago a precio de mercado”, demanda
Ricardo Canesse, un especialista en temas hidroeléctricos del opositor Frente
Guasú.
En
mayo pasado, los presidente Mario Abdo Benítez y Jair Bolsonaro suscribieron un
acta estableciendo precios y cupos para la producción de Itaipú. Brasil obtuvo
una importante reducción en el precio que paga por la electricidad excedente
que adquiere. La oposición consideró la negociación como “traición a la
patria” diciendo que ocasionaría una pérdida de entre doscientos y
trescientos millones de dólares al Paraguay.
Conocidos
los términos del acuerdo secreto, el presidente de ANDE, Alcides Jiménez, que
había sido marginado de las negociaciones, se negó a refrendar el acta e hizo
publico su contenido y detalles de las tratativas, incluidos algunos audios que
dejaron muy mal parado al vicepresidente Hugo Velázquez.
La
crisis pronto se expandió obligando al presidente Mario Abdo Benítez a aceptar
la renuncia del ministro de Relaciones Exteriores, Luis Castiglioni, del
embajador paraguayo en Brasilia, Hugo Saguier Caballero y el director de
Itaipú, José Alderete. Pero estas renuncias no fueron suficientes para contener
la crisis.
Inmediatamente,
los legisladores “cartistas” que integran el sector “Honor Colorado”
comunicaron su apoyo a los legisladores opositores para someter a juicio
político al presidente y vicepresidente.
Más
tarde y luego de una negociación entre el presidente Mario Abdo Benítez y
Horacio Cartés sumado al anuncio de que los gobiernos de Paraguay y Brasil
acordaban dejar sin efecto el acta suscripta y continuar las negociaciones
respecto de la energía producida por Itaipú, los legisladores se Honor Colorado
retiraron su apoyo al juicio político y la crisis se descomprime
inmediatamente.
Durante
el desarrollo de la crisis en Paraguay el gobierno brasileño se pronunció en
respaldo del presidente Benítez. “Esperamos que la cooperación con el
presidente Abdo pueda continuar, lo que permitirá la plena implementación de
las iniciativas en marcha y la realización de nuevos avances, incluidos los
acuerdos de mutuo beneficio sobre Itaipú”, Indica el comunicado emitido por
la Cancillería brasileña.
Itamaraty
incluso mencionó que cualquier alteración del orden institucional en Paraguay daría
lugar a la aplicación de la llamada “cláusula democrática” del Tratado
del Mercosur y a la suspensión de la participación del país guaraní en el
organismo regional.
Hemos consultado al respecto al académico y periodista paraguayo Francisco Jiménez Duarte
sobre las consecuencias futuras de la crisis. El analista paraguayo manifestó
sus dudas sobre qué concesiones debió realizar el presidente Benítez para obtener
el respaldo del empresario Horacio Cartés.
Por
otro lado, el Dr. Jiménez Duarte mostró preocupación por la debilidad
política en que queda el presidente Mario Abdo Benítez para negociar con su par
brasileño Jair Bolsonaro, el Anexo C del Tratado de Itaipú que vence en
2023.
La
renegociación exitosa de ese tratado es considerado como una reivindicación
nacional y un tema estratégico por los políticos y expertos paraguayos que lo
vinculan con la futura prosperidad del país.
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