UN CONFLICTO OLVIDADO
La prensa internacional nos tiene acostumbrados a
noticias de violencia y crueldad protagonizadas por grupos religiosos que hacen
alguna interpretación particular y distorsionada del Islam. Debido a ello, el lector
poco especializado en el seguimiento de estos temas, puede asociar que todo los
hechos vinculados con el mundo árabe, o todo lo islámico o al Medio Oriente está
directamente relacionado con el terrorismo y las decapitaciones.
Nada más erróneo, ni el mundo islámico se caracteriza
por la violencia, ni otras culturas o religiones están exentas de protagonizar
hechos aberrantes. Tal el ejemplo que nos brinda el autodenominado “Ejército de Resistencia del Señor –ERS-”,
en África Central.
En una amplia región de África, cuyo terreno se
caracteriza por albergar una densa selva que le ha ganado la denominación de “zona de inaccesibilidad”, y que
comprende parcialmente el territorio de cuatro estados miembros de la Unión
Africana: Uganda, República Centroafricana, República Democrática del Congo y
Sudán del Sur, actúa esta secta mesiánica de origen cristiano formada
predominantemente por miembros de la etnia Acholi.
Recordemos que la antigua colonia británica de Uganda
es un estado mediterráneo –sin salida al mar- situado en el centro – este del
continente africano. El país alcanzó notoriedad durante los años en que el
dictador Idi Amin Dada (1971 – 1979),
reprimía sangrientamente a su población al tiempo que mantenía fluidas
relaciones con diversos grupos terroristas. En esta república africana el 84%
de la población se define como cristiana, de los cuales la mitad se reconoce
como católica y la otra mitad se distribuye entre las distintas iglesias
cristianas protestantes. Los musulmanes son minoría con 12% de los fieles y el
resto son animistas.
El Ejército de
Resistencia del Señor es una secta cristiana que lleva a cabo su
proselitismo religioso sembrando el terror entre la población rural y realizando
acciones militares de guerra de guerrillas que frecuentemente derivan en
asesinatos, mutilaciones, secuestros de menores, violaciones y reducciones a la
esclavitud de miles de civiles.
Según fuentes vinculadas a la Corte Penal
Internacional y a UNICEF, esta secta que lleva a cabo acciones de violencia
desde 1987, es responsable del secuestro de entre 20.000 y 30.000 niños que son
sometidos a la esclavitud como “portadores”,
como “niños soldados” y/o abusados
sexualmente.
Según testimonios de los sobrevivientes, que han
logrado huir, las niñas secuestradas que resultan atractivas a los líderes del ERS son obligadas a convertirse en “esposas” y en caso de que se nieguen u
ofrezcan resistencia son violadas colectivamente y posteriormente asesinadas.
Los varones que causan problemas o intentan huir sufren una suerte similar, sus
captores suelen amputarles la nariz, orejas y labios y en ocasiones son
forzados a comer su propia carne. Cuando la huida se realiza con éxito los
miembros del ERS suelen tomar represalias contra el resto de los cautivos o los
familiares de los evadidos.
LA SECTA Y SU MESÍAS
Esta secta fue fundada, en 1987, con el nombre de “Ejército del Señor (Lord´s Army)” pero
un año más tarde cambio su denominación por la del “Ejército Cristiano y Democrático del Pueblo Ugandés (Uganda Peoples´
Democratic Christian Army –UPDCA-“; hasta que en 1992 adoptó su nombre
actual de “Ejército de Resistencia del
Señor (en inglés Lord´s Resistence Army o LRD)”.
El ERS surgió del llamado “Movimiento del Espíritu Santo”, encabezado por Alice Auma Lakwena,
una mujer perteneciente al pueblo Acholi
que habita la región septentrional que afirmaba ser una médium. Sus partidarios
solían untarse en el cuerpo cruces con manteca de karité[i] porque creían que les
protegían de las balas y que las piedras explotarían como granadas.
El Movimiento
del Espíritu Santo alcanzo un gran proselitismo entre los miembros de la
etnia Acholi en la primera mitad de
la década de 1980.
El origen del ERS se remonta al 27 de julio de 1985,
ese día el presidente constitucional de Uganda, Milton Obote fue destituido por
un golpe de Estado protagonizado por el movimiento guerrillero denominado
“Ejército de Resistencia Nacional”, liderado por Yoweri Museveni.
Museveni, un político, escritor y guerrilleros ugandés
nacido en 1944, hijo de padres ruandeses, está vinculado a la organización
fundamentalista cristina de los Estados Unidos, denominada “The Fellowship –conocida como The Family-“.
Museveni se convirtió en un claro ejemplo de un “demócrata africano”. Venció en las
elecciones celebradas en 1985, para el periodo 1986 – 1992, y según la
constitución de Uganda, con la posibilidad de reelección indefinida. En todos
los comicios siguientes desde 1991 resultó reelecto de manera fraudulenta, con
mayoría de los votos para el período 1992 – 1998. En 1997 volvió a ganar las
elecciones, para el período 1998 – 2004. Aunque la oposición decidió abstenerse
en las elecciones de 2003, se llevaron a cabo, siendo el único candidato en los
comicios se impuso casi con 100% de los sufragios emitidos para el período 2004
– 2010. En 2009, triunfa nuevamente en las elecciones con mayoría absoluta para
el período 2010 – 1016, aunque la opinión pública internacional y los propios
ugandeses no consideraban al gobierno de Museveni como una democracia e incluso
la oposición era condenada por negarse a participar en la competencia
electoral, Pese a eso, Museveni repitió esta metodología en febrero de 2011,
ratificándose en el cargo. A lo largo de los años, su gobierno se ha visto envuelto en numerosos
casos de corrupción y malversación de fondos públicos.
GUERRA EN EL NORTE
Desde un primer momento, Lakwena y su Movimiento del
Espíritu Santo, decidieron resistir al golpe de Estado, no obstante, sus
fuerzas sufrieron una derrota que prácticamente diezmó sus filas, en noviembre
de 1987, durante una batalla contra las fuerzas de Museveni, en Jinja. La
derrota obligó a Alice Lakwena a huir a Kenia para salvar su vida, desde
entonces vive allí como refugiada política.
Ante la fuga de su líder, la conducción del Movimiento
del Espíritu Santo pasó a su primo Joseph Kony, un antiguo monaguillo católico,
nacido en 1961, en la aldea de Odek, al este de Gulu, en el norte de Uganda.
Kony inmediatamente cambió el nombre del grupo por el de “Ejército del Señor” y declaró que su objetivo era derrocar al
gobierno de Museveni para instalar un gobierno teocrático en Uganda que
impusiera el cumplimiento obligatorio de “Los
Diez Mandamientos”.
El nuevo movimiento adoptó una ideología que
constituía una mezcla sincrática de misticismo, nacionalismo Acholi y
fundamentalismo bíblico, sazonada con una abundante dosis de violencia tribal.
Arribados a este punto no podemos sino señalar la
similitud de los planteos ideológicos que pretende imponer el ERS con las
intenciones de los grupos waabistas y
yihadistas islamistas que pretenden
aplicar en forma compulsiva la “sharia”
o ley religiosa del Islam a toda la población bajo su dominio.
Kony, de quien se cree que ha tomado más de sesenta
esposas entre las niñas secuestradas, se ha rodeado de un reducido número de
lugartenientes, entre quienes destacan por su crueldad Okot Odhiambo y Dominic
Ongwen, y engrosado sus fuerza de combate con numerosos “niños soldados”
reclutados por la fuerza y sometidos a una suerte de “lavado de cerebro” a
través del terror, el hambre y la violencia. Según las estimaciones realizadas
por organismos de inteligencia occidentales las fuerzas del ERS comprenderían tan
sólo unos diez mil combatientes, porteadores y cautivos, en su mayoría los
combatientes serían niños armados con fusiles AK-47, machetes o simples
garrotes. Pero estas fuerzas son suficientes para aterrorizar a la población
campesina de una vasta región sin ley y poner en jaque a gobiernos que muchas
veces no controlan el territorio de sus estados más allá de la capital y unas
pocas ciudades importantes.
Durante casi tres décadas llevando a cabo una guerra
de guerrillas y cometiendo continuas violaciones a los derechos humanos, el
grupo de Kony es, más que una real amenaza, una continua molestia para el
gobierno de Kampala. Se estima que el costo acumulado del conflicto es de 1.300
millones de dólares estadounidenses, equivalente al 3% del PBI de Uganda, o cerca
de cien millones de dólares anuales.
Todos los intentos de pacificar el Norte de Uganda han
fracasado. El presidente Museveni lo ha intentado todo: ha lanzado fuertes
ofensivas militares que perdieron eficacia en un terreno remoto e inhóspito,
donde los guerrilleros se sustraen al combate y se refugian en el selvático
territorio de los países vecinos. Igualmente resultaron infructuosos los
intentos de llevar a cabo negociaciones de paz y procesos de desarme.
Especialmente porque los dirigentes del ERS demandan una total amnistía sobre
las acusaciones que pesan sobre ellos por las atroces violaciones a los
derechos humanos, algo que la Corte Penal Internacional no está dispuesta a
olvidar o perdonar.
Pareciera que el gobierno ugandés, después de tantos
años, está resignado a convivir con el conflicto conteniendo las actividades
del ERS sin intentar seriamente poner fin a las mismas. Pero, la presión de la
opinión pública internacional se lo ha impedido. Si bien, hasta el 2002, el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no condeno estos hechos y recién en
2011, el gobierno de los Estados Unidos declaró al ERS grupo terrorista
internacional.
Ahora, el presidente Obama ha decidido prestar
atención al clamor internacional que demanda que se ponga fin a las tropelías
de Kony y sus secuaces, para ello envío un contingente de cien hombres de los SEAL, las fuerzas especiales de los
Estados Unidos, con la misión de instruir y asistir a las Fuerzas de Defensa
del Pueblo de Uganda y no retirarse de allí hasta que Kony sea capturado o
muerto. Se trata del mayor despliegue de fuerzas estadounidenses en África
desde la intervención en Liberia en 2003.
En esta forma Obama pretende dar una respuesta a
aquellos que en Estados Unidos se preguntan cómo es posible que la Nación que
puso un hombre en la Luna y fue capaz de acabar con Osama Ben Laden no pueda
poner fin a las actividades genocidas del Ejército
de Resistencia del Señor.
[i] MANTECA DE KARITÉ Ó “SHEA BUTTER”: El karité es un potente
regenerador celular 100% natural. Hidratante, nutritivo suaviza el rostro y el
cuerpo previniendo los signos de la edad y aportando vitalidad y luminosidad,
tanto al cutis como al cabello. Ayuda a proteger a la piel de rayos UVA y UVB,
de la manera que lo hace un protector solar antes de tomar el sol y como lo
haría el mejor de los “after sun” después de exponer la piel a los rayos,
haciendo que el bronceado conseguido dure más tiempo. Protege a la piel del
sol, del aire y del frío. Es uno de los más efectivos anti edad de la
naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario