Argentina conmemora el primer
aniversario del mandato del presidente Javier Milei, un economista libertario
que irrumpió en el escenario político para desmantelar lo que denomina “el régimen
de privilegios” y establecer un modelo de “máxima libertad”. Su llegada al
poder no solo sacudió la economía con reformas profundas, sino que también dejó
a la oposición fragmentada y en crisis, sin una estrategia clara para hacerle
frente.
El
milagro argentino
La
gestión de Milei se ha caracterizado por su ambicioso plan de ajuste
estructural. Durante este año, Argentina logró pasar de un déficit fiscal
alarmante del 15% del PBI a un superávit sostenido. Según cifras oficiales, la
inflación mayorista, que llegó a niveles extremos del 17.000% anualizado al
inicio de su mandato, cayó al 1,2% en octubre, y la inflación minorista
disminuyó del 25% mensual al 2,4%.
La
unificación del tipo de cambio, una hazaña inédita en la historia económica
argentina, eliminó la brecha cambiaria, estabilizando el dólar paralelo, ilegal
o blue como lo denominan los argentinos. En diciembre de 2023 el dólar
estadounidense cotizaba a $1.300 pesos; hoy la paridad se sitúa en $1.000 por
dólar. Estas reformas permitieron un incremento sustancial del salario
promedio, que pasó de U$S 300 a U$S 1.100 dólares mensuales. El riesgo país,
indicador clave para la inversión extranjera, se redujo de 2.900 puntos a menos
de 700, generando un clima más favorable para el capital internacional.
Con
una filosofía de reducir el tamaño del Estado para ampliar el campo de la
libertad, Milei desmanteló organismos como el INADI y el Ministerio de la
Mujer, los cuales calificó como “aguantaderos de militantes”. Más de 34.000
empleados públicos fueron despedidos, mientras se cerraron cien secretarías y
áreas duplicadas, desarticulando redes clientelísticas y ajustando
drásticamente el gasto público.
Este
ajuste masivo, sin embargo, ha generado una profunda recesión de la cual el
país recién comienza a salir y críticas de la oposición por su impacto en
sectores vulnerables.
No
obstante, tanto la imagen del presidente como la aprobación de la gestión de
gobierno en todas las encuestas supera al 50%.
En
el ámbito internacional, el gobierno libertario ha elegido implementar una
política de “fronteras ideológicas”. Milei ha priorizado relaciones con
Estados Unidos e Israel, alineándose con figuras como Donald Trump y Benjamín
Netanyahu. También ha impulsado un tratado de libre comercio con Estados Unidos
y reforzado la política de condena a dictaduras como las de Venezuela,
Nicaragua y Cuba.
La
relación con China, inicialmente fría, experimentó un giro pragmático debido a
la dependencia económica argentina de los swaps de monedas y las inversiones
chinas. El presidente ha demostrado ser flexible, priorizando, llegado el caso,
los intereses económicos sobre los discursos ideológicos.
Paralelamente,
Milei se ha convertido en una figura de referencia dentro de los cenáculos de
la derecha internacional como el Foro de Madrid o el Comité de Acción Política
Conservadora.
El
presidente ha forjado vínculos con figuras de esa orientación como el diputado
brasilero Eduardo Bolsonaro, la presidenta del Consejo de Ministros de Italia,
Giorgia Meloni, o el diputado español Santiago Abascal.
Los
dilemas de la oposición
El
cambio radical implementado por Milei ha dejado a los partidos de oposición
sumidos en la incertidumbre.
El
peronismo, columna vertebral de la política argentina durante décadas, se
encuentra en su punto más bajo desde la crisis de 2001. El kirchnerismo,
liderado en la última década por figuras como Cristina Fernández de Kirchner,
está desarticulado. Pero la insistencia de Cristina Kirchner en aferrarse a la
conducción del Partido Justicialista impide todo intento de renovación en los
cuadros dirigentes del partido y fosiliza la propuesta política aferrándose a ideas
que han fracasado en el pasado y contra las cuales se expidió el electorado en
los comicios de 2023.
Sin
un liderazgo fuerte y aceptado por todos los sectores, el movimiento peronista enfrenta
divisiones internas entre sectores que abogan por moderar el discurso opositor y
por negociar con el gobierno, en especial los gobernadores peronistas de las
provincias pobres del interior del país; y quienes insisten en mantener una
postura combativa frente a Milei.
El
candidato peronista que se perfila con mayores posibilidades para disputar la
presidencia en 2027 es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel
Kicillof, quien, no obstante, se resiste a disputar abiertamente el liderazgo
del espacio a Cristina Kirchner.
El
exministro de Economía y excandidato presidencial Sergio Massa, una de las
caras visibles del peronismo, ha visto su influencia diluirse tras las críticas
de Milei, quien lo denominó un “degenerado fiscal” en su reciente
discurso.
La
falta de una agenda unificada y el agotamiento del discurso populista complican
la articulación de una oposición efectiva.
El
PRO, fundado por Mauricio Macri, ha sufrido un éxodo de figuras clave hacia el
oficialismo. Patricia Bullrich y Luis Petri, exintegrantes de la fórmula
presidencial de la alianza Cambiemos, negociaron directamente con Milei y
obtuvieron cargos en su gabinete. Otros dirigentes, como Luis “Toto” Caputo y
Federico Sturzenegger, también se unieron al gobierno, dejando al PRO
debilitado.
Horacio
Rodríguez Larreta, exjefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se
distanció del PRO y anunció que competirá en 2027 de manera independiente.
Mientras tanto, Mauricio Macri enfrenta un dilema existencial: continuar como
un partido autónomo, con el riesgo de un papel irrelevante, o aceptar un rol
subordinado en una alianza con Milei.
La
UCR, tradicional aliado del PRO en la alianza Cambiemos, también está dividida.
Figuras como Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y Gerardo Morales se oponen a
cualquier acuerdo con Milei, priorizando una postura más progresista. Mientras
que otros dirigentes, como el vicepresidente de la UCR el exsenador Naidenoff,
los senadores Luis Juez y Carolina Losada y el diputado Rodrigo de Louredo
propician un entendimiento con La Libertad Avanza y votan a favor del gobierno
en el Congreso.
Sin
embargo, También en la UCR, esta división interna ha debilitado su capacidad
para proyectar liderazgo en el Congreso y construir una alternativa sólida.
Otras
fuerzas políticas minoritarias como la Coalición Cívica, liderada por Elisa
Carrió, y el GEN de Margarita Stolbizer también se han distanciado del PRO y de
Milei, optando por una postura crítica. Sin embargo, su relevancia política
sigue siendo marginal, sin capacidad para influir de manera significativa en la
agenda nacional.
Uno
de los logros políticos más notables de Milei ha sido desarticular las alianzas
tradicionales que dominaron la política argentina durante décadas. La falta de
cohesión entre los partidos opositores contrasta con la unidad interna de La
Libertad Avanza, consolidando al presidente como la figura más influyente del
país.
Un
País en Transformación
El
primer año de Javier Milei en la presidencia ha sido un torbellino de reformas
y reconfiguraciones políticas. Mientras Argentina experimenta un cambio
económico sin precedentes, los partidos de oposición luchan por encontrar su
lugar en el nuevo orden político. Con un gobierno decidido a continuar su
agenda transformadora, el futuro de la política argentina se debate entre la
consolidación de Milei y los intentos de remodelación de una oposición que aún
busca su identidad.
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