sábado, 14 de diciembre de 2024

Aquel horrendo jarrón chino


La irrupción del presidente Javier Milei en la política argentina amenaza con jubilar a una generación de políticos surgidos tras la crisis de 2001. Pero no solo podrían eclipsarse los políticos populistas, también el principal aliado del gobierno, el expresidente Mauricio Macri esta entre los políticos que enfrentan la amenaza de extinción.

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Parafraseando la interesante miniserie sobre Winston Churchill podríamos decir que el expresidente Mauricio Macri enfrenta su hora más oscura.

En un comienzo, Macri celebró el triunfo de Javier Milei. Posiblemente pensó que el libertario, sin experiencia en la gestión ni suficientes cuadros políticos para hacerse cargo de la administración del Estado estaría forzado a pactar con él y en esa forma su partido, el PRO, retornaría de alguna forma al poder jugando un papel hegemónico en el nuevo gobierno.

Macri parecía convencido de que él y el PRO habían desempeñado una función esencial en el triunfo de Milei en la segunda y decisiva vuelta electoral.

Es cierto que la colaboración de los fiscales aportados por el PRO fue un factor muy importante para reducir la posibilidad de que el oficialismo kirchnerista apelara a sus habituales tácticas fraudulentas en los comicios.

No obstante, fueron quienes votaron por Cambiemos (la alianza electoral encabezada por el PRO y la UCR) en la primera ronda electoral y que luego dirigieron sus votos en favor del candidato libertario quienes posibilitaron el triunfo de La Libertad Avanza en noviembre de 2023.

El electorado moderado no es propiedad de Macri. Se trata de votantes que, en general, repudian al populismo corrupto que empobreció al país, empleó abusivamente del argumento de los derechos humanos para sus intereses políticos, cuando no para perseguir opositores y trató de imponer compulsivamente la cultura woke.

Pero, la ambición de Mauricio Macri de desempeñar un papel central en la administración libertaria se frustró cuando algunos dirigentes importantes de su espacio decidieron negociar por sí mismos con el nuevo presidente sin tomar en cuenta su opinión y planes.

Los primeros fueron los integrantes de la frustrada fórmula presidencial de la alianza electoral Cambiemos. La dirigente del PRO, Patricia Bullrich y el radical Luis Petri. A ellos se sumaron dos economistas que fueron ministros de Macri, Luis “Toto” Caputo y Federico Sturzenegger. Milei premió a estos desertores designándolos en ministerios claves.

Macri pudo situar a algunos de sus hombres en la segunda línea del gobierno, pero no logró controlar algunas áreas claves en las cuales aspiraba llevar a cabo ciertos lucrativos negocios. Entre ellos la futura licitación de la estratégica Hidrovía, pieza calve para controlar las exportaciones agrícolas de Argentina y Paraguay.

Pollitos en fuga

Mientras el expresidente concurría a la residencia presidencial de Olivos a comer milanesas y negociar con escaso éxito con Milei, los legisladores del PRO comenzaron a buscar un lugar en el nuevo oficialismo sin esperar para contar con la aprobación de Macri.

Otro tanto hicieron algunos militantes de base que dejaron el PRO, la UCR y hasta al kirchnerismo para reciclarse en el partido oficial: La Libertad Avanza. Algunos de ellos incluso lograron arañar un cargo menor en el gobierno.

Actualmente, el PRO ha perdido la mayoría de sus principales dirigentes por diversos motivos: Bullrich, Petri, Luis “Toto” Caputo, Sturzenegger, Diego “El Colorado” Santilli, etc.

Horacio Rodríguez Larreta, el otro frustrado precandidato presidencial de Cambiemos y exjefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se ha alejado del PRO enojado con las maniobras de Macri y ha anunciado que, en 2027, competirá contra su antiguo partido para retornar al gobierno de la ciudad porteña.

También buena parte de los dirigentes de la Unión Cívica Radical (UCR) que formaban parte de la alianza Cambiemos, Gerardo Morales, Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti, Martín Tetaz y otros militantes del ala izquierda de este partido también se distanciaron de Macri rechazando todo entendimiento con el gobierno libertario. Mientras que otros dirigentes, como el vicepresidente de la UCR el exsenador Luis Naidenoff, los senadores Luis Juez y Carolina Losada y el diputado Rodrigo de Louredo propician un entendimiento con La Libertad Avanza y votan a favor del gobierno en el Congreso.

También otros integrantes de la alianza Cambiemos, fuerzas minoritarias como la Coalición Cívica que responde a Elisa “Lilita” Carrió, el GEN de la diputada Margarita Stolbizer e incluso los liberales del diputado Ricardo López Murphy, también se alejaron del PRO y de Mauricio Macri bajo diversos argumentos, pero en esencia porque rechazan el acercamiento con Milei, en muchos casos por diferencias ideológicas.

Incluso el diputado Christian Ritondo, una de las principales espadas del macrismo en la Cámara de Diputados y a quien el expresidente intento por todos los medios situar en la presidencia de la Cámara, hoy está envuelto en un serio escándalo de corrupción y lavado de dinero que involucra a su esposa con empresas offshore y con la compra de inmuebles en Miami, que amenaza con poner fin a su carrera política.

Apelando al humor político, podríamos decir que hoy Macri se encuentra más sólo que Adán en el día de la madre.

El expresidente únicamente cuenta con el apoyo de su primo Jorge Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la exgobernadora y actual diputada María Eugenia Vidal, en un momento en que deben definirse las alianzas y las candidaturas para las cruciales elecciones legislativas de medio término en octubre de 2025.

El dilema

El dilema para Macri, es decidir si el PRO debe concurrir solo o establecer una alianza con La Libertad Avanza aceptando que sea el presidente quien decida los nombres en la lista de candidatos a diputados y senadores.

Si el PRO presenta listas propias, dividiendo el voto de centroderecha, corre el riego de mostrar un escaso caudal electoral. Una segunda derrota electoral consecutiva, pondría al PRO al borde de una crisis terminal. Nadie quiere militar en un partido sin una ideología clara que además pierde todas las elecciones. También pondría fin a todo intento protagonismo político del expresidente.

No obstante, si el PRO se integra en una alianza con los libertarios lo hará en un papel subordinado, como un socio minoritario con voz pero sin voto, pero al menos seguirá vivo, ocultando en parte su debilidad como fuerza política y Mauricio Macri podrá disimular un tiempo más su debilidad política a la espera de épocas mejores.

Cada día que pasa el margen para tomar esa decisión se reduce. El expresidente debe resignarse, apretar los dientes, taparse la nariz y “tragarse el sapo” de una buena vez. Debe negociar algunos lugares en las listas antes de que siga el sangrado de dirigentes que se pasan al oficialismo.

Quizá una alternativa interesante sea impulsar al “Colorado” Santilli como candidato a encabezar la boleta de diputados en la provincia de Buenos Aires.

Macri también debe convencer a su primo de que desdoble la elección porteña. Separando los comicios legislativos porteños de los comicios nacionales, algo que ya está previsto en la constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La ciudad de Buenos Aires es el distrito histórico del PRO, el primero en que triunfó y donde gobierna desde hace dieciséis años. No sería descabellado que concurriera en este distrito en forma independiente. Un triunfo en la ciudad afianzaría a la gestión de Jorge Macri y abriría la puerta a su reelección. En tanto, que si La libertad Avanza y el PRO presentan listas separadas en la elección nacional de este distrito podrían sacar los tres senadores nacionales, dos para la primera minoría y el tercero para la segunda minoría, dejando al kirchnerismo sin representación. También reducirían los diputados a obtener por la oposición. Una buena jugada.

A primera vista, la negociación puede parecer compleja, pero en realidad no lo es tanto, recordemos que la política suele definirse como “el arte de lo posible”.

En esta forma, Macri podría conservar por un tiempo más parte de su fuerza electoral en un distrito que siempre le fue favorable.

El jarrón chino

Los votantes del expresidente pertenecen a la derecha moderada, algo conservadora. Muchos de ellos no lo han votado porque fuera el candidato de su preferencia o su líder político sino porque era el que más se acercaba ideológicamente a sus posiciones. Si se trataba de votar a Macri o votar al kirchnerismo (algo que para muchos votantes era inaceptable) no había demasiado donde elegir.

La irrupción de Milei alteró era ecuación. Ya no se trató de elegir al menos malo, había una segunda opción y esto se notó en los comicios de 2023.

Mauricio Macri ha comenzado a sufrir la suerte de los expresidentes que se parecen a ese horrendo jarrón chino que regaló una tía muy querida, pero que nadie sabe dónde ponerlo.

 

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