La irrupción del presidente Javier
Milei en la política argentina amenaza con jubilar a una generación de
políticos surgidos tras la crisis de 2001. Pero no solo podrían eclipsarse los
políticos populistas, también el principal aliado del gobierno, el expresidente
Mauricio Macri esta entre los políticos que enfrentan la amenaza de extinción.
Contenido:
Parafraseando
la interesante miniserie sobre Winston Churchill podríamos decir que el
expresidente Mauricio Macri enfrenta su hora más oscura.
En
un comienzo, Macri celebró el triunfo de Javier Milei. Posiblemente pensó que
el libertario, sin experiencia en la gestión ni suficientes cuadros políticos
para hacerse cargo de la administración del Estado estaría forzado a pactar con
él y en esa forma su partido, el PRO, retornaría de alguna forma al poder
jugando un papel hegemónico en el nuevo gobierno.
Macri
parecía convencido de que él y el PRO habían desempeñado una función esencial
en el triunfo de Milei en la segunda y decisiva vuelta electoral.
Es
cierto que la colaboración de los fiscales aportados por el PRO fue un factor
muy importante para reducir la posibilidad de que el oficialismo kirchnerista
apelara a sus habituales tácticas fraudulentas en los comicios.
No
obstante, fueron quienes votaron por Cambiemos (la alianza electoral encabezada
por el PRO y la UCR) en la primera ronda electoral y que luego dirigieron sus
votos en favor del candidato libertario quienes posibilitaron el triunfo de La
Libertad Avanza en noviembre de 2023.
El
electorado moderado no es propiedad de Macri. Se trata de votantes que, en
general, repudian al populismo corrupto que empobreció al país, empleó abusivamente
del argumento de los derechos humanos para sus intereses políticos, cuando no
para perseguir opositores y trató de imponer compulsivamente la cultura woke.
Pero,
la ambición de Mauricio Macri de desempeñar un papel central en la
administración libertaria se frustró cuando algunos dirigentes importantes de
su espacio decidieron negociar por sí mismos con el nuevo presidente sin tomar
en cuenta su opinión y planes.
Los
primeros fueron los integrantes de la frustrada fórmula presidencial de la
alianza electoral Cambiemos. La dirigente del PRO, Patricia Bullrich y
el radical Luis Petri. A ellos se sumaron dos economistas que fueron ministros
de Macri, Luis “Toto” Caputo y Federico Sturzenegger. Milei premió a estos
desertores designándolos en ministerios claves.
Macri
pudo situar a algunos de sus hombres en la segunda línea del gobierno, pero no
logró controlar algunas áreas claves en las cuales aspiraba llevar a cabo
ciertos lucrativos negocios. Entre ellos la futura licitación de la estratégica
Hidrovía, pieza calve para controlar las exportaciones agrícolas de Argentina y
Paraguay.
Pollitos
en fuga
Mientras
el expresidente concurría a la residencia presidencial de Olivos a comer
milanesas y negociar con escaso éxito con Milei, los legisladores del PRO
comenzaron a buscar un lugar en el nuevo oficialismo sin esperar para contar
con la aprobación de Macri.
Otro
tanto hicieron algunos militantes de base que dejaron el PRO, la UCR y hasta al
kirchnerismo para reciclarse en el partido oficial: La Libertad Avanza. Algunos
de ellos incluso lograron arañar un cargo menor en el gobierno.
Actualmente,
el PRO ha perdido la mayoría de sus principales dirigentes por diversos motivos:
Bullrich, Petri, Luis “Toto” Caputo, Sturzenegger, Diego “El
Colorado” Santilli, etc.
Horacio
Rodríguez Larreta, el otro frustrado precandidato presidencial de Cambiemos y
exjefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se ha alejado del PRO
enojado con las maniobras de Macri y ha anunciado que, en 2027, competirá
contra su antiguo partido para retornar al gobierno de la ciudad porteña.
También
buena parte de los dirigentes de la Unión Cívica Radical (UCR) que formaban
parte de la alianza Cambiemos, Gerardo Morales, Martín Lousteau, Emiliano
Yacobitti, Martín Tetaz y otros militantes del ala izquierda de este partido
también se distanciaron de Macri rechazando todo entendimiento con el gobierno
libertario. Mientras que otros dirigentes, como el vicepresidente de la UCR el
exsenador Luis Naidenoff, los senadores Luis Juez y Carolina Losada y el
diputado Rodrigo de Louredo propician un entendimiento con La Libertad Avanza y
votan a favor del gobierno en el Congreso.
También
otros integrantes de la alianza Cambiemos, fuerzas minoritarias como la
Coalición Cívica que responde a Elisa “Lilita” Carrió, el GEN de la
diputada Margarita Stolbizer e incluso los liberales del diputado Ricardo López
Murphy, también se alejaron del PRO y de Mauricio Macri bajo diversos
argumentos, pero en esencia porque rechazan el acercamiento con Milei, en
muchos casos por diferencias ideológicas.
Incluso
el diputado Christian Ritondo, una de las principales espadas del macrismo en
la Cámara de Diputados y a quien el expresidente intento por todos los medios
situar en la presidencia de la Cámara, hoy está envuelto en un serio escándalo
de corrupción y lavado de dinero que involucra a su esposa con empresas
offshore y con la compra de inmuebles en Miami, que amenaza con poner fin a su
carrera política.
Apelando
al humor político, podríamos decir que hoy Macri se encuentra más sólo que Adán
en el día de la madre.
El
expresidente únicamente cuenta con el apoyo de su primo Jorge Macri, jefe de
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la exgobernadora y actual diputada
María Eugenia Vidal, en un momento en que deben definirse las alianzas y las
candidaturas para las cruciales elecciones legislativas de medio término en
octubre de 2025.
El
dilema
El
dilema para Macri, es decidir si el PRO debe concurrir solo o establecer una
alianza con La Libertad Avanza aceptando que sea el presidente quien decida los
nombres en la lista de candidatos a diputados y senadores.
Si
el PRO presenta listas propias, dividiendo el voto de centroderecha, corre el
riego de mostrar un escaso caudal electoral. Una segunda derrota electoral
consecutiva, pondría al PRO al borde de una crisis terminal. Nadie quiere
militar en un partido sin una ideología clara que además pierde todas las
elecciones. También pondría fin a todo intento protagonismo político del
expresidente.
No
obstante, si el PRO se integra en una alianza con los libertarios lo hará en un
papel subordinado, como un socio minoritario con voz pero sin voto, pero al
menos seguirá vivo, ocultando en parte su debilidad como fuerza política y
Mauricio Macri podrá disimular un tiempo más su debilidad política a la espera de
épocas mejores.
Cada
día que pasa el margen para tomar esa decisión se reduce. El expresidente debe
resignarse, apretar los dientes, taparse la nariz y “tragarse el sapo”
de una buena vez. Debe negociar algunos lugares en las listas antes de que siga
el sangrado de dirigentes que se pasan al oficialismo.
Quizá
una alternativa interesante sea impulsar al “Colorado” Santilli como
candidato a encabezar la boleta de diputados en la provincia de Buenos Aires.
Macri
también debe convencer a su primo de que desdoble la elección porteña.
Separando los comicios legislativos porteños de los comicios nacionales, algo
que ya está previsto en la constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La
ciudad de Buenos Aires es el distrito histórico del PRO, el primero en que
triunfó y donde gobierna desde hace dieciséis años. No sería descabellado que
concurriera en este distrito en forma independiente. Un triunfo en la ciudad
afianzaría a la gestión de Jorge Macri y abriría la puerta a su reelección. En
tanto, que si La libertad Avanza y el PRO presentan listas separadas en la
elección nacional de este distrito podrían sacar los tres senadores nacionales,
dos para la primera minoría y el tercero para la segunda minoría, dejando al
kirchnerismo sin representación. También reducirían los diputados a obtener por
la oposición. Una buena jugada.
A
primera vista, la negociación puede parecer compleja, pero en realidad no lo es
tanto, recordemos que la política suele definirse como “el arte de lo
posible”.
En
esta forma, Macri podría conservar por un tiempo más parte de su fuerza
electoral en un distrito que siempre le fue favorable.
El
jarrón chino
Los
votantes del expresidente pertenecen a la derecha moderada, algo conservadora.
Muchos de ellos no lo han votado porque fuera el candidato de su preferencia o
su líder político sino porque era el que más se acercaba ideológicamente a sus
posiciones. Si se trataba de votar a Macri o votar al kirchnerismo (algo que
para muchos votantes era inaceptable) no había demasiado donde elegir.
La
irrupción de Milei alteró era ecuación. Ya no se trató de elegir al menos malo,
había una segunda opción y esto se notó en los comicios de 2023.
Mauricio
Macri ha comenzado a sufrir la suerte de los expresidentes que se parecen a ese
horrendo jarrón chino que regaló una tía muy querida, pero que nadie sabe dónde
ponerlo.
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