El presidente de
El Salvador, Nayib Bukele anuncia que su país retira el reconocimiento a la
falsa RASD y restablece sus vínculos con el Reino de Marruecos.
El nuevo presidente de El Salvador, Nayib Bukele
parece comprender que en el siglo XXI la política exterior de un país no puede
guiarse por posiciones ideológicas sino por el realismo y la búsqueda de los
reales intereses nacionales.
Es por ello que ha terminado con la pantomima de
considerar a la falsa República Árabe Saharaui Democrática -RASD- como a un
Estado y cesó, este sábado 15 de junio, sus relaciones diplomáticas con el
Frente Polisario, pese a las presiones ejercidas por Cuba y el gobierno
bolivariano de Venezuela.
En su anuncio el presidente Bukele reconoció que: “El
Salvador, de alguna manera, reconoció a una república que no existe, que no
tiene territorio, ni personas y que es una república virtual”. Más claro
imposible.
El mandatario subrayó que con la finalización de los
nexos con la inexistente RASD “nos estamos abriendo a relaciones
diplomáticas reales y duraderas con todo el mundo árabe y en especial con
Marruecos”.
Es evidente que de poco sirvió la farsa de que el
imaginario presidente de la RASD, Brahin Gali asistiera a la asunción del cargo
por el presidente Nayib Bukele, el nuevo mandatario no parece dispuesto a
guiarse por prejuicios ideológicos o presiones regionales.
Es que en muchos países han comenzado a reconocer que
no pueden obtener mucho de la alicaídas economías de Cuba o Venezuela,
devastadas por años de políticas económicas desacertadas, la corrupción generalizada
y la inoperancia de sus burocracias estatales. Por lo tanto, buscan
relacionarse con países en crecimiento y de verdadera gravitación internacional
como lo es, cada día más, el Reino de Marruecos.
Marruecos es el país más estable del Magreb y su economía
en plena expansión recoge inversiones no sólo de Europa sino de socios
considerados hasta ahora como no tradicionales, como China, India o Rusia.
Por otra parte, el reino alauí brinda su generosa
cooperación para el desarrollo y asistencia humanitaria a otros Estados hermanos
más necesitados. Es por ello que el presidente Bukele anunció que tiene un
acuerdo con el Reino de Marruecos en materia de desarrollo agrícola, irrigación
y comercio bilateral.
El Salvador se suma así a otros países que en los
últimos años han abandonado la ficción de la RASD para restablecer sus vínculos
con Marruecos como Paraguay (2014), Zambia (2016) y Malaui (2017). De los 193
países que integran la Organización de Naciones Unidas tan sólo 28 reconocen a
la supuesta RASD como un Estado.
El peligro de esta situación es que el creciente
aislamiento diplomático que sufre el Frente Polisario y los problemas de
gobernabilidad que vive Argelia, tras el golpe de Estado que terminó con veinte
años de gobierno del anciano presidente Abdelaziz Bouteflika y las continuas
protestas callejeras, podrían llevar a los separatistas a asumir posiciones aún
más aventureras y radicalizadas en materia de política internacional
fortaleciendo sus vínculos con países aventureros como Venezuela e Irán y con
grupos terroristas yihadistas.
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