martes, 6 de noviembre de 2018




Marruecos, Argelia, Mauritania y el Frente Polisario se reunirán bajo los auspicios de la ONU, en la ciudad de Ginebra, el próximo 5 y 6 de diciembre, para buscar una solución a un conflicto artificial de más de cuarenta años.

El diferendo del Sáhara es un curioso conflicto cuyas causas han mutado con el tiempo. Se inició en 1956, cuando el Reino de Marruecos recuperó su independencia después de haber sufrido 44 años de reparto colonial entre Francia y España a partir de la Conferencia de Algeciras de 1906.

Mientras los franceses pusieron fin al Protectorado sobre Marruecos en 1956, los españoles, de la mano del dictador Francisco Franco, retuvieron la ocupación colonial de diversas regiones marroquíes, entre ellas la colonia que denominaban “Sáhara Español” y que no era más que la región sahariana del Sur de Marruecos.

En ese entonces el diferendo del Sáhara era un conflicto de descolonización pendiente entre Marruecos y España.

Por lo tanto, así lo inscribió, en 1963, el Reino de Marruecos en el 4to Comité de la Asamblea General de Naciones Unidas que se ocupa de las cuestiones de descolonización pendientes de solución.

En noviembre de 1975, tras la “Marcha Verde”, Marruecos recuperó el control de sus provincias del Sur de la mano del rey Hassan II.

Fue entonces cuando Argelia y la Libia revolucionaria de Muhammad Gadafi armaron a un grupo de estudiantes saharauis radicalizados, que por ese entonces estudiaban en la Universidad Mohammed V, para que se autoproclamaran como representantes de un inexistente “pueblo saharaui” y demandaran en su nombre un supuesto “derecho de autodeterminación” sobre el territorio sahariano de Marruecos.

Había nacido el Frente Polisario, un grupo revolucionario de inspiración marxista – leninista organizado y sostenido principalmente por Argelia pero también con la participación de otros países miembros del Bloque Socialista (especialmente Cuba) y el apoyo de algunos Estados árabes que impulsaban el panarabismo como Libia y Egipto.

Así, el conflicto Este – Oeste penetró en el Magreb y el diferendo de descolonización se convertió en un campo más de confrontación de la Guerra Fría. Fue entonces cuando el antiguo “Sáhara Español” pasó a denominarse “Sáhara Occidental”.

Derrotadas en Marruecos, las milicias del Frente Polisario encontraron refugio y apoyo en el territorio de Argelia. En su huida, los milicianos del Polisario arrastraron hacia la jamada argelina a sus propias familias y a otros saharauis a quienes engañaron hablándoles de supuestas atrocidades que las tropas marroquíes harían al llegar a su poblados.

Los saharauis marroquíes, a su llegada a Argelia, fueron confinados en precarios campamentos y sometidos a la doble autoridad del Frente Polisario y del gobierno de Argelia. Desde entonces esa población languidece allí en condiciones inhumanas, dependiendo de la ayuda humanitaria que reciben de Europa y Estados Unidos. Pero sirven de escusa al Frente Polisario y a sus mentores argelinos para invocar un derecho a la autodeterminación que no los asiste.

Entre 1975 y 1991, el diferendo del Sáhara asumió la forma de una confrontación armada. Las milicias del Polisario, con la participación de instructores argelinos, libios y cubanos, realizaron atentados terroristas y ataques armados contra el territorio marroquí, barcos pesqueros y empresas españolas.

En 1991, después de que Marruecos construyera un muro defensivo que puso fin a las incursiones fronterizas del Frente Polisario desde Argelia, ambas partes arribaron a un alto al fuego controlado por la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO).

Desde entonces, después del retiro de Libia y Mauritania de la cuestión, el diferendo del Sáhara dejó de ser un escenario más de la Guerra Fría que había terminado después de la disolución de la URSS, para convertirse en un convertirse en una confrontación fronteriza entre Marruecos y Argelia, donde el Frente Polisario era tan solo un actor secundario al servicio de los intereses geopolíticos de Argel.

Por lo tanto, el Frente Polisario paso a ser más que nunca una entidad artificial totalmente subordinada al gobierno de Argelia que la sostenía económica, militar y diplomáticamente, permitiendo desde su territorio, en violación a las normas del derecho internacional, las actividades de un grupo armado hostil hacia un Estado fronterizo.

No obstante, durante años Argelia insistía en los foros diplomáticos y ante el mundo que era totalmente ajena a la cuestión del Sáhara y que sólo permitía los campamentos del Frente Polisario por razones humanitarias.

Durante los siguientes 27 años el conflicto se estancó convertido en una contienda diplomática y de propaganda.

De nada sirvió que en 2007, el Reino de Marruecos presentara, en respuesta a una petición de Naciones Unidas, la “Iniciativa Marroquí para la Negociación de un Estatuto de Autonomía para la Región del Sáhara”. Una solución realista, justa y aceptable para sacar el conflicto de un callejón sin salida.

La Iniciativa recibió inmediatamente el apoyo de Naciones Unidas y de otros actores internacionales que la consideraron un aporte valioso para la solución del diferendo preservando tanto la soberanía marroquí como los intereses de la población marroquí de origen saharaui confinada en Argelia.

Nuevamente, Argelia impulso la intransigencia del Frente Polisario para mantener a Marruecos en medio de un desgastante conflicto fronterizo y forzarlo a una continua carrera armamentista.

Una década más tarde, cuando Argelia se encuentra debilitada por una grave crisis económica y su liderazgo está erosionado por los años y las luchas internas de poder, las cosas parecen estar a punto de cambiar.

Tanto Argelia como el Frente Polisario se han visto forzados a atender el llamamiento del Enviado Personal del Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Gutérres, el expresidente alemán Horst Köhler, para participar de una mesa de negociación cuatripartita: Marruecos, Argelia, Mauritania y el Frente Polisario, “sin condiciones previas y de buena fe”.

Pero, forzar la participación de Argelia en las negociaciones del Sáhara no ha sido el único logro de la diplomacia marroquí.

La Resolución 2440, aprobada por el Consejo de Seguridad en su 8387ª sesión, del 31 de octubre de 2018, contempla algunos aspectos reclamados por Marruecos . La resolución consigna, por ejemplo: “las garantías dadas por el Frente Polisario de no trasladar estructuras administrativas a la zona de separación de Guerguerat, de conformidad con la resolución 2414”.

Por último, la Resolución 2440 exhorta a Argelia y al Frente Polisario a “mejorar la promoción de los derechos humanos en los campamentos de Tinduf, entre ellos la libertad de expresión y la de asociación.” […]

“Reiterando su solicitud de que se considere la posibilidad de proceder al registro de los refugiados en los campamentos de Tinduf…”

Todos estos aspectos han sido demandas constantes de Marruecos para evitar que el conflicto escale y para encontrar una solución justa y aceptable.

La posición de Marruecos para estas conversaciones, en tanto, es muy clara. El rey Mohammed VI ha advertido en más de una ocasión que la mayor concesión que Marruecos puede hacer para mantener la paz y encontrar una solución al diferendo del Sáhara es la Iniciativa para la Negociación de un Estatuto de Autonomía. En esta forma los saharauis que deseen vivir en paz, armonía, con respeto a sus derechos humanos y sus tradiciones, en la prosperidad que les brinda la soberanía marroquí podrán hacerlo.

Para Marruecos no es posible ofrecer más por la paz y la solución definitiva del diferendo del Sáhara. Habrá que esperar hasta la primera semana de diciembre para saber si la racionalidad y la buena voluntad ha llegado a todos los actores de este antiguo conflicto.    

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