martes, 15 de abril de 2025

Sudán, la guerra olvidada



Una cruenta guerra civil azota a la nación sudanesa desde hace dos años con su secuela de víctimas civiles, trece millones de desplazados, violaciones a los derechos humanos y atroces hambrunas ante la criminal indiferencia de las principales naciones. Mientras el mundo clama por los niños palestinos muertos y heridos nadie menciona a los niños sudaneses que mueren de hambre o son reclutados como soldados.

Contenido:

La República de Sudán​ es uno de los cincuenta y cuatro estados que forman el continente africano. Su capital es Jartum y la ciudad más poblada es Omdurmán.

Está situado al noreste de África y comparte frontera con Egipto al norte, con el mar Rojo al noreste, con Eritrea y Etiopía al este, con Sudán del Sur al sur, con la República Centroafricana al suroeste, con Chad al oeste y con Libia al noroeste.

La población de Sudán es una combinación de africanos originarios con lengua madre nilo-sahariana y descendientes de emigrantes de la península arábiga. Debido a un proceso de arabización, común al resto del mundo musulmán, hoy en día la cultura islámica predomina en Sudán.

El país tiene una larga historia, que se remonta a la Edad Antigua, cuando se entrecruza profundamente con el pasado de Egipto, y con el periodo de dominación colonial europea hasta obtener su independencia el 1° de enero de 1956. Sudán sufrió diecisiete años de conflicto armado durante la Primera Guerra Civil Sudanesa (1955-1972), seguidos de conflictos étnicos, religiosos y económicos entre la población del norte árabe-musulmana y la población del sur animista, nilótica-cristiana y negra que desembocaron en la Segunda Guerra Civil (1983-2005).

Debido al continuo desequilibrio político y militar, se llevó a cabo un golpe de Estado en el año 1989 encabezado por el entonces brigadier Omar Hassan Ahmad al-Bashir, quien terminó autoproclamándose, en 1993, presidente de Sudán. La segunda guerra civil terminó tras la firma, en 2005, del Acuerdo General de Paz que supuso la redacción de una nueva constitución​ y le dio autonomía a lo que en aquel momento era la región sur del país. En un referéndum llevado a cabo en enero de 2011,​ dicha región obtuvo los votos necesarios para independizarse, hecho que concretó el 9 de julio de 2011. El nuevo Estado secesionista adoptó la denominación de República de Sudán del Sur.

Desde hace dos años este sufrido Estado africano vive una cruenta guerra civil, en la cual el país más grande de África ha quedado reducido a un campo de batalla sin reglas, sin rumbo y sin testigos. Mientras los combates entre el ejército del general Abdel Fattah al-Burhan y las milicias paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo —alias Hemedti— continúan desangrando al país, la comunidad internacional observa en silencio. El precio lo pagan, como siempre, los civiles: más de 13 millones de desplazados, 30 millones en necesidad urgente de ayuda humanitaria y regiones enteras sumidas en la hambruna y el colapso sanitario.

Un conflicto entre generales

El conflicto sudanés no tiene matices. Dos hombres luchan por el poder absoluto en un país donde la democracia fue apenas un espejismo tras la caída de Omar al-Bashir en 2019. Lo que comenzó como una alianza militar contra el autoritarismo terminó devorándose a sí misma tras el golpe de Estado de 2021. Desde entonces, Al-Burhan y Hemedti han convertido Sudán en un tablero de guerra. Las armas sustituyeron al diálogo. Las balas, a las urnas. Y la esperanza, al miedo.

Las FAR, que nacieron como una amalgama de milicias irregulares en la región de Darfur, se consolidaron bajo el mando de Hemedti como una maquinaria autónoma y brutal, con acceso a minas de oro, rutas de contrabando y aliados externos. El ejército regular, en cambio, apuesta por una imagen institucional y el control del espacio aéreo, mientras mantiene el apoyo de países como Egipto y, recientemente, Irán.

En medio de esta pugna, el Estado sudanés se ha disuelto. Ya no existe un Gobierno funcional. No hay justicia, ni servicios, ni seguridad. Solo hay guerra, hambre y muerte.

Un país dividido

Hoy, el norte y el este del país están en manos del ejército. El oeste y el sur, especialmente la región de Darfur, están bajo dominio de las FAR. La capital, Jartum, ha sido escenario de batallas encarnizadas y, tras ser recuperada por las fuerzas de Al-Burhan, ahora es símbolo de un gobierno militar que intenta reorganizarse.

Pero la guerra está lejos de terminar. La región de Darfur se ha convertido en el nuevo epicentro de los combates. Las FAR han intensificado su ofensiva y, según datos de Naciones Unidas, solo en la última semana más de 400 personas murieron en ataques a campos de desplazados como el de Zamzam, en Darfur Norte. La estrategia es clara: consolidar un gobierno paralelo en el oeste del país, controlando cuatro de las cinco capitales de Darfur. Si El Fasher, la última ciudad en disputa, cae, Sudán quedará definitivamente partido en dos.

Mujeres y niños, las víctimas invisibles

El 88% de los desplazados son mujeres y niños, según ACNUR. Son los rostros más invisibles de esta tragedia. Expuestas a la violencia sexual sistemática —documentada por Amnistía Internacional como crimen de lesa humanidad—, a la desnutrición y a la falta total de asistencia médica, muchas de ellas vagan sin rumbo entre fronteras o sobreviven en campos improvisados donde ya no llegan ni medicamentos ni alimentos.

La red sanitaria del país ha colapsado. Más del 70% de los hospitales no funciona. Los centros médicos son tomados por los combatientes. Médicos sin Fronteras ha denunciado el secuestro de personal sanitario por parte de las FAR para atender a sus heridos. Brotes de cólera, sarampión y difteria se extienden sin control. El sistema está tan destruido que muchas operaciones de urgencia ya no se realizan, y enfermedades tratables se convierten en sentencias de muerte.

Indiferencia global

Pese a la magnitud de la crisis, la respuesta internacional ha sido tibia, cuando no inexistente. A dos años del inicio del conflicto, solo el 6,6% de los fondos humanitarios solicitados por Naciones Unidas ha sido cubierto. La ONU no ha conseguido aprobar un embargo de armas integral, pese a las evidencias de crímenes de guerra en ambos bandos. Las principales potencias han evacuado a su personal diplomático y cerrado embajadas, mientras los países vecinos —Egipto, Chad, Sudán del Sur— reciben a millones de refugiados con infraestructuras al límite.

“El mundo ha decidido mirar hacia otro lado”, denuncia Erika Guevara Rosas, de Amnistía Internacional. “Vergüenza para los perpetradores, pero también para los gobiernos que permiten que esta barbarie continúe”.

España, por ejemplo, ha destinado apenas 1,5 millones de euros este año a la ayuda humanitaria en Sudán. Una cifra simbólica frente a una catástrofe humanitaria que, según la propia AECID, se ha triplicado en gravedad en los últimos doce meses.

La paz imposible

Ni Al-Burhan ni Hemedti han mostrado voluntad alguna de negociar. Las iniciativas impulsadas por Arabia Saudita, Egipto, la Unión Africana o la ONU han fracasado estrepitosamente. Las treguas duran horas, y cada nuevo intento de diálogo es desmentido a cañonazos.

La reciente conferencia organizada en Londres por la Unión Europea, Francia, Alemania y Reino Unido ni siquiera invitó a las partes en conflicto. El gesto, simbólico, refleja el grado de aislamiento en que han caído los beligerantes… y también el agotamiento de la diplomacia.

Entretanto, las FAR amenazan con lanzar una ofensiva desde Darfur hacia el norte. Atacan infraestructuras clave, como presas y aeropuertos, con drones de dudoso origen. El ejército responde con ataques aéreos masivos. Y el país se desangra.

La revolución traicionada

En 2019, Sudán fue símbolo de esperanza. Una revolución popular, liderada por jóvenes, mujeres y profesionales, tumbó a un dictador que llevaba tres décadas en el poder. Pero la transición democrática naufragó en apenas dos años, arrastrada por los mismos militares que prometieron protegerla. Hoy, aquellos manifestantes están muertos, exiliados o silenciados.

Sudán, cuna de civilizaciones antiguas, vuelve a ser rehén de sus guerras contemporáneas. Una tierra rota por la ambición de sus líderes y la indiferencia del mundo. Una típica tragedia africana sin titulares, pero con millones de víctimas.

 

lunes, 14 de abril de 2025

Los oscuros vínculos del Frente Polisario con el terrorismo


Un informe exclusivo de The Washington Post revela que cientos de mercenarios del autodenominado Ejército Popular Saharaui, brazo armado de los separatistas del Frente Polisario, entrenados por Irán, fueron capturados por el gobierno provisional sirio, después de haber combatido en las filas del exdictador Bashar al-Assad, durante la cruenta guerra civil de Siria.

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La caída del régimen sirio de Bashar al-Assad ha desvelado una de las redes más opacas de la geopolítica regional: la colaboración entre la República Islámica de Irán y el Frente Polisario, grupo separatista saharaui con base en los campamentos de Tinduf (Argelia). Fuentes diplomáticas y de inteligencia revelan que este vínculo va más allá del apoyo político y diplomático, incluyendo entrenamiento militar, tráfico de armas y lazos con redes yihadistas en el Sahel.

Según un informe publicado por The Washington Post, las nuevas autoridades sirias han detenido a centenares de combatientes del Polisario en Alepo y otras regiones del país. Estos milicianos, afirman fuentes occidentales, fueron enviados a Siria por Irán y Argelia, con pasaportes argelinos, y recibieron instrucción en técnicas de combate urbano y uso de drones, en colaboración con asesores militares iraníes.

La información ha sido confirmada por el Frente de Salvación Nacional de Siria, cuyos portavoces señalan que al menos 200 militantes del Polisario fueron desplegados en zonas sensibles como Daraa y Sweida, en bases militares controladas por Teherán. En paralelo, documentos obtenidos en antiguos centros de inteligencia sirios revelan la existencia de entrenamientos conjuntos entre el Polisario y la Guardia Revolucionaria iraní, una fuerza clave en la estrategia militar exterior de Irán.

Respecto a Siria, las relaciones entre la dinastía Al-Assad y el Polisario se remontan a 1978. Desde entonces, Damasco ha brindado apoyo diplomático y logístico a la milicia saharaui. Siria, bajo la dictadura de Bashard al-Assad, era además uno de las pocos estados en el mundo que reconocía a la inexistente República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Los vínculos con Teherán

Marruecos ya había roto relaciones con Irán en 2018, tras denunciar que la milicia libanesa Hezbollah, aliada de Teherán, estaba entrenando a combatientes saharauis en los campamentos de Tinduf. El ministro de Exteriores, Nasser Burita, aseguró contar con “pruebas concluyentes” de que diplomáticos iraníes en Argel actuaban como intermediarios entre Hezbollah y el Polisario, facilitando envíos de armas —incluidos misiles SAM-9 y Strela-3— y cursos de táctica de guerra.

La conexión entre el régimen iraní y la causa saharaui no es nueva, pero sí ha adquirido una dimensión más peligrosa en el contexto actual de tensiones en el norte de África. El rearme del Polisario, sus ataques esporádicos contra posiciones marroquíes en el Sáhara y su papel en zonas de conflicto internacional, han desdibujado las fronteras entre insurgencia local y terrorismo internacional.

Del separatismo al yihadismo

El Frente Polisario asesino a 289 ciudadanos españoles durante las décadas de los años 70 y 80. Los pescadores españoles que faenaban en la zona de El Aaiún o los trabajadores que picaban piedras en las minas de fosfato de Fosbucraá fueron aniquilados en masa. Barcos con toda la tripulación pasada a machete, secuestros, torturas físicas y psicológicas o fusilamientos con ráfagas de ametralladora eran algunas de las desastrosas “postales” que dejaron los terroristas separatistas que nunca fueron debidamente investigadas ni sancionadas, según afirma la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE).

Uno de los casos más paradigmáticos, registrados recientemente, es el de Adnan Abu Walid al-Sahraoui, antiguo miembro del Polisario y fundador del grupo Estado Islámico en el Gran Sáhara. Desde 2015, al-Sahraoui lideró ataques en Mali, Burkina Faso y Níger, incluidos atentados contra tropas francesas, nigerinas y estadounidenses. Estados Unidos ofrecía cinco millones de dólares por su captura antes de su muerte en 2021.

Fuentes marroquíes y europeas han advertido que los campamentos de Tinduf se han convertido en un “caldo de cultivo” para la radicalización. El propio Mohamed Lamin Buhali, exministro de Defensa de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), admitió en una entrevista al diario ABC la presencia de al menos 25 saharauis en las filas de Al Qaeda y otros grupos salafistas en el Sahel.

Un informe del Instituto Flamenco para la Paz, una prestigiosa institución financiada por la Unión Europea, vincula además al Polisario con el tráfico de armas procedentes del colapso del régimen de Muhammad Gadafi en Libia. Fusiles, lanzacohetes y otros pertrechos fueron redistribuidos por miembros del grupo saharaui, algunos de los cuales combatieron como mercenarios en la guerra civil libia.

El Congreso de EE UU considera designar al Polisario como grupo terrorista

La escalada de denuncias ha llevado a sectores del Congreso estadounidense a considerar la clasificación oficial del Frente Polisario como organización terrorista extranjera. Joe Wilson, congresista republicano y miembro del Comité de Relaciones Exteriores, ha promovido un proyecto de ley que respalda exclusivamente el plan de autonomía marroquí y denuncia la “conexión directa” del Polisario con Irán y grupos radicales.

“El verdadero camino hacia la paz en la región pasa por una autonomía real bajo soberanía marroquí”, declaró Wilson tras reunirse con el ministro marroquí Nasser Bourita. Según el congresista, el Polisario “amenaza la seguridad del norte de África y de aliados estratégicos como España y Francia”.

España y Europa en alerta

El Ministerio de Defensa español ha advertido en varias ocasiones sobre el riesgo de atentados y secuestros en la región de Tinduf y otras zonas del Sahel. En 2011, tres cooperantes europeos —la madrileña Ainhoa Fernández Rincón, el mallorquín Eric Gonyalons y la italiana Rossella Urru— fueron secuestrados en Rabuni, sede administrativa del Polisario en Argelia, por elementos del grupo en colaboración con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Fueron liberados tras el pago de un rescate que no fue oficialmente cuantificado.

Un informe de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) ya había advertido en 2008 sobre el desvío sistemático de ayuda humanitaria en Tinduf, en colaboración entre altos cargos del Polisario y autoridades argelinas, lo que refleja la economía paralela en que se sustenta parte de la estructura saharaui.

Mauritania sufre la presión separatista

Mauritania, vecina de la zona en conflicto, ha recibido también presiones directas por parte del Polisario. El 23 de noviembre de 2023 se presentó en Nuakchot, una delegación del Frente Polisario encabezada por Mohamed Salem Ould Salek entregó al presidente Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani una carta del secretario general del Polisario, Brahim Ghali, en la que advertía que la estabilidad regional dependía del “respeto a las fronteras”. Fuentes diplomáticas interpretan esta misiva como una amenaza velada en caso de que Nuakchot refuerce sus lazos con Rabat.

¿Hacia una redefinición internacional del Polisario?

El Frente Polisario ha evolucionado, según múltiples informes, desde un movimiento de liberación nacional hacia un grupo terrorista internacional con ramificaciones en el crimen organizado, el yihadismo y las alianzas geopolíticas más controvertidas del mundo árabe. Sus vínculos con Irán, Hezbollah y grupos salafistas en el Sahel ponen en cuestión su legitimidad como representante de la minoría saharaui retenida en Tinduf.

La comunidad internacional, especialmente la Unión Europea y Naciones Unidas, enfrenta ahora el desafío de revisar su postura ante un grupo terrorista que, bajo el amparo de una falsa causa identitaria, participa activamente en redes de desestabilización regional. En este escenario, ignorar la evidencia ya no es una opción.

 

miércoles, 9 de abril de 2025

Estados Unidos reafirma su apoyo irrestricto a la soberanía marroquí sobre su Sáhara


Washington consolida el giro estratégico iniciado por Donald Trump y envía un mensaje firme y claro a Argelia y al Frente Polisario: no hay alternativa a la autonomía bajo soberanía marroquí

Contenido

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha sellado este martes en Washington la continuidad del reconocimiento de la soberanía marroquí sobre su Sáhara, confirmando que la posición adoptada por el expresidente Donald Trump, en diciembre de 2020, sigue siendo la hoja de ruta diplomática de la Casa Blanca en relación con el largo y espinoso conflicto del Sáhara. “Una autonomía auténtica bajo soberanía marroquí es la única solución factible”, sentenció Rubio en una declaración que cierra la puerta a cualquier otra vía política, incluyendo la tradicional exigencia de un referéndum de autodeterminación impulsado por el Frente Polisario y apoyada por Argelia.

La reunión con el ministro marroquí de Exteriores, Nasser Bourita, se desarrolló en un clima de firme sintonía bilateral y tuvo lugar en un momento en el que Rabat, siguiendo expresas directivas del Rey Mohammed VI, busca afianzar su estatus como potencia regional clave en el Magreb.

La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, por su parte, fue categórica al afirmar que la Propuesta para la Negociación de un Plan de Autonomía para la Región del Sáhara, presentada ante Naciones Unidas por el Reino de Marruecos, en 2007, era “seria, creíble y realista” y que constituye la única base viable para una solución política justa y duradera a este diferendo.

Un conflicto enquistado y una apuesta clara

El respaldo estadounidense no es menor. Estados Unidos no solo reitera un apoyo diplomático, sino que también abre la posibilidad de suspender su contribución financiera a la misión de Naciones Unidas (MINURSO), una medida que apunta a presionar a las partes para que se sienten en la mesa de negociación sin condiciones previas.

La disputa sobre el Sáhara, antigua colonia española que Marruecos ha recuperado para su soberanía, lleva cinco décadas sin una solución definitiva. Tras la retirada de España en 1975, el conflicto derivó en un enfrentamiento armado entre Marruecos y el Frente Polisario, que declaró la inexistente y autodenominada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que carece de reconocimiento internacional. Desde entonces, la tensión ha sido una constante, alimentada por la pugna geopolítica entre Rabat y Argel, que se remonta a la derrota argelina en la Guerra de las Arenas, en 1963.

El gesto de Washington no ha dejado indiferente a la región. En Rabat, se interpreta como una consolidación del liderazgo marroquí construido por el Rey Mohammed VI. En Argel, en cambio, la incomodidad es evidente. Las altas esferas del régimen argelino observan con creciente preocupación cómo el apoyo internacional a la opción de autonomía gana fuerza, mientras la exigencia de un referéndum pierde vigor en las principales capitales occidentales.

Ecos internacionales y consecuencias diplomáticas

La posición estadounidense ha tenido un amplio eco mediático y político. Medios como Reuters, NBC y CBS han destacado el carácter inequívoco del mensaje emitido por Rubio. Asimismo, agencias como EFE y Anadolu han puesto el foco en la implicación geopolítica del respaldo estadounidense, que refuerza la alianza con Marruecos en un contexto de tensiones crecientes en el norte de África y Oriente Medio.

Francia y España, dos actores históricos en la región, ya habían respaldado la propuesta marroquí en años anteriores, incluso la semana pasada El Eliseo ha ratificado públicamente su respaldo a la soberanía marroquí sobre su Sáhara. La posición de Washington, en cambio, ha sido más contundente: no hay plan B, solo la autonomía bajo soberanía marroquí.

Estabilidad regional y alianzas estratégicas

Más allá del Sáhara, la reunión entre Bourita y Rubio abordó otros asuntos sensibles: la evolución de los Acuerdos de Abraham, el conflicto en Gaza, y la situación de los rehenes en manos de Hamás. Estados Unidos elogió el papel de Marruecos como mediador regional y socio fiable. No es una cuestión menor. Desde 2005, Rabat y Washington mantienen un tratado de libre comercio, Marruecos es aliado extra OTAN de los Estados Unidos y celebran anualmente las maniobras militares African Lion, consideradas las más importantes del continente africano.

Este nuevo espaldarazo al plan marroquí se enmarca en una lógica más amplia de consolidación de alianzas estratégicas. En un mundo marcado por la multipolaridad y el auge de tensiones regionales, Marruecos se perfila como un pilar de estabilidad en el Magreb, una condición que Washington valora como esencial para su política en el norte de África.

El desafío de Argelia

Para Argelia, el mensaje de la Casa Blanca representa un nuevo revés diplomático difícil de disimular. La tradicional defensa del “derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación” choca de frente con la realidad impuesta por las grandes potencias. Argel ha reiterado su rechazo a participar en cualquier negociación que no contemple la independencia como opción. Sin embargo, su margen de maniobra parece reducirse conforme se consolida un consenso internacional favorable a la vía marroquí, mientras que Argel enfrenta tensiones con sus vecinos del sur, la Alianza de Países del Sahel y un creciente aislamiento internacional que incluso afecta su alianza tradicional con Moscú.

La incomodidad argelina se traduce en un repliegue discursivo y en el reforzamiento de su alianza con actores internacionales muy cuestionados como Irán, pero cada vez resulta más difícil justificar el mantenimiento de un conflicto que la comunidad internacional comienza a ver como un obstáculo para la estabilidad regional.

¿Punto de inflexión?

La reafirmación estadounidense podría marcar un punto de inflexión. Las conversaciones auspiciadas por Naciones Unidas continúan estancadas, y la mediación del enviado especial no ha logrado desbloquear la situación. Pero si algo ha dejado claro la diplomacia estadounidense es que el tiempo del inmovilismo ha terminado. Con Washington alineado firmemente con Rabat, la presión sobre el Polisario y Argelia aumenta considerablemente.

El futuro del Sáhara está claramente determinado como una parte indivisible del territorio marroquí. La propuesta de autonomía bajo soberanía marroquí gana enteros como única solución pragmática y posible. La pelota está ahora en manos de Argel.

 

Tensiones en el Sahel



La influencia de Argelia sobre la estratégica región del Sahel se ve desafiada por la Alianza de Estados del Sahel que amenaza consolidar un nuevo espacio de poder basado en su alianza con el Reino de Marruecos y con Rusia.

La estabilidad de la estratégica región del Sahel vuelve a tambalearse. A medida que se consolida la Alianza de Estados del Sahel —una coalición militar, formada en septiembre de 2024, e integrada por Mali, Burkina Faso y Níger—, Argelia observa con creciente preocupación el auge de una estructura que desafía su histórica influencia regional y que se alinea progresivamente con otros actores como son Rabat y Moscú.

Las tensiones entre Argel y sus vecinos del sur no son nuevas, pero sí lo es la velocidad con la que estos tres países han buscado romper con los marcos tradicionales de cooperación regional, especialmente con organismos como la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental), en los que Argelia mantenía una interlocución indirecta. El reciente fortalecimiento de esta alianza militar, acompañado de un discurso soberanista y antioccidental, plantea nuevos interrogantes sobre el futuro geopolítico de la región.

Un liderazgo cuestionado

Argelia ha desempeñado históricamente un papel clave en los equilibrios del norte de África y el Sahel, apostando por una diplomacia de no injerencia y mediación. La aparición de un bloque cohesionado, con vocación de autonomía militar y respaldo externo, supone un desafío directo a esa postura.

Las autoridades argelinas temen que la alianza del Sahel se convierta en un instrumento de presión regional que limite su margen de maniobra, y sobre todo, que abra la puerta a una creciente presencia militar extranjera, especialmente de Rusia, actor con el que Argel mantiene una compleja relación estratégica y que es su principal proveedor de armamentos.

“Para Argelia, lo que está en juego es su papel como potencia estabilizadora en el continente”, señala un experto en política africana del Instituto Elcano. “Pero los nuevos equilibrios regionales obligan a redefinir prioridades y alianzas”.

La estrategia del Sahel

Desde los golpes de Estado que sacudieron a Mali, Burkina Faso y Níger, sus juntas militares han promovido un discurso de ruptura con el modelo poscolonial impuesto por Occidente. La creación de una alianza militar conjunta responde tanto a razones de seguridad —frente a la amenaza yihadista— como a una narrativa política de soberanía.

La alianza ha dado pasos firmes hacia la integración: ejercicios militares conjuntos, retirada de acuerdos de defensa con Francia y acercamiento explícito a Moscú. Esta nueva arquitectura regional sitúa a la coalición como un bloque alternativo que desafía la hegemonía diplomática tradicional de Argel.

Especialmente, desde que los miembros del Ejército de Malí han comenzado a recibir entrenamiento militar por parte de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos. El Reino magrebí es el tradicional rival geopolítico de Argel en el Norte de África, desde la Guerra de las Arenas de 1963.

Argelia cerró su frontera terrestre en 1994, suspendió unilateralmente sus suministros de gas a través de la gasoducto Magreb - Europa en octubre de 2021 y cerró su espacio aéreo a los aviones marroquíes en septiembre de 2021 tras la ruptura de las relaciones diplomáticas. Desde entonces, los medios de comunicación estatales argelinos han intensificado su retórica antimarroquí, difundiendo a menudo información errónea y hostil.

El papel de Moscú

En este tablero en transformación, Rusia gana protagonismo. Con vínculos históricos con Argelia, el Kremlin ha reforzado su presencia en África a través de acuerdos militares, venta de armas y la actuación —más o menos oficial— de compañías de servicios militares como el grupo Wagner, recientemente rebautizado con el curioso nombre de “África Corps”.

Para los países del Sahel, el respaldo ruso ofrece una vía de apoyo militar sin las condiciones políticas que suelen imponer los países occidentales. Para Moscú, se trata de ampliar su radio de influencia en un continente donde los recursos naturales y las alianzas estratégicas cotizan al alza.

Sin embargo, este giro hacia Moscú también podría generar fricciones con Argelia. Aunque ambos países han mantenido una relación sólida, el desequilibrio que provocaría un apoyo ruso excesivo a la Alianza del Sahel podría tensar sus vínculos históricos.

¿Una nueva guerra fría regional?

El avance de este bloque militar, en un contexto de debilitamiento de las estructuras multilaterales africanas, plantea dudas sobre la posibilidad de una escalada de tensiones regionales. Si bien una confrontación directa entre Argelia y la Alianza del Sahel parece improbable en el corto plazo, los desacuerdos podrían derivar en conflictos diplomáticos, o incluso, en una competencia armamentística con respaldo externo.

En paralelo, la Unión Africana observa con inquietud la deriva de una región clave en términos de seguridad y recursos. Mientras tanto, Argelia se enfrenta al dilema de mantener su tradicional política exterior de autonomía o redefinir su papel en un continente donde los equilibrios de poder ya no son los de antaño.

El principal perjudicada por este clima de tensiones en el Sahel, es Argel, porque a sus conflictos con Marruecos por el Sáhara, ahora suma un clima prebélico con sus vecinos del Sur y un serio diferendo con su principal aliado internacional: Rusia.

En esta forma, el conflicto abierto en el Sahel no hace más que aumentar el aislamiento internacional de Argelia.

martes, 8 de abril de 2025

Nuevo triunfo diplomático del Rey Mohammed VI: Francia Ratifica la Soberanía de Marruecos sobre el Sáhara


 

En un giro geopolítico trascendental, Francia ha dado un paso firme al reconocer oficialmente la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara. Esta histórica ratificación consolida no solo la posición internacional del Reino en relación con su integridad territorial, sino que también simboliza el fortalecimiento de los lazos estratégicos entre Rabat y París, bajo el liderazgo visionario del Rey Mohammed VI.

Una declaración que refuerza una alianza estratégica

El ministro francés de Europa y Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, ha reiterado la posición de Francia, expresada al más alto nivel del Estado, de apoyo a la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara. “Hace unos meses, expresamos nuestra visión del presente y del futuro del Sáhara Occidental, que se enmarcan en la soberanía marroquí como consecuencia directa del plan marroquí de autonomía”, dijo el jefe de la diplomacia francesa en una comparecencia, hoy miércoles, ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional francesa.

“No hay otras soluciones realistas y creíbles hoy en día”, insistió. Esto se enmarca en “una solución política duradera y mutuamente aceptable en las Naciones Unidas y apoyamos los esfuerzos de la ONU para llevar a cabo este diálogo”, precisó Barrot, añadiendo que tendrá la oportunidad de “hablar de este asunto dentro de unos días con mi homólogo marroquí Nasser Bourita en París”.

La confirmación por parte de Francia se inscribe en una dinámica global que reconoce el enfoque pragmático y pacífico del Reino de Marruecos en la resolución del diferendo regional sobre el Sáhara. Francia, tradicional aliado del Reino, ha optado por reafirmar su apoyo a la propuesta marroquí de autonomía como base seria, creíble y realista, en línea con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

 

Mohammed VI: Arquitecto de una diplomacia de influencia

Este logro es, ante todo, resultado directo de la acción diplomática determinada, coherente y proactiva del Rey de Marruecos Mohammed VI. Bajo su reinado, Marruecos ha diversificado y fortalecido sus alianzas internacionales, cimentando su papel como potencia regional y puente entre África, Europa y el mundo árabe.

La estrategia diplomática de Mohammed VI se caracteriza por la firmeza en los principios, especialmente en lo que respecta a la soberanía nacional, y la apertura estratégica a alianzas multilaterales basadas en el respeto mutuo, los intereses compartidos y la estabilidad regional. Esta visión ha permitido a Marruecos ganar apoyos claves, entre ellos Estados Unidos, España, Alemania e Israel, y ahora, de forma inequívoca, Francia.

 

Una relación franco-marroquí revitalizada

Más allá del expediente saharaui, la decisión francesa reaviva una relación bilateral rica y multifacética. Francia y Marruecos comparten vínculos históricos, culturales, económicos y humanos profundos. En los últimos años, las relaciones atravesaron momentos de fricción, pero esta declaración oficial abre una nueva etapa de cooperación, basada en la confianza mutua y el reconocimiento de los intereses estratégicos compartidos.

Sectores como la seguridad, la lucha contra el terrorismo, el desarrollo económico, la transición energética y la cooperación africana se verán reforzados con esta nueva sintonía diplomática. Marruecos, gracias a su estabilidad política, su dinamismo económico y su apertura continental, se posiciona como socio privilegiado de Francia en África.

 

Repercusiones regionales y globales

La ratificación francesa tiene implicaciones geopolíticas de amplio alcance. Envía una señal clara a la comunidad internacional sobre la viabilidad y legitimidad de la propuesta marroquí de autonomía. Al mismo tiempo, aísla aún más las tesis separatistas y refuerza la vía de una solución política, negociada y definitiva, conforme a los parámetros de la ONU.

Además, al alinear su posición con la de otras potencias globales, Francia contribuye a la consolidación de una mayoría internacional favorable a la soberanía marroquí sobre el Sáhara, lo que podría acelerar el desenlace de uno de los conflictos más longevos del norte de África.

 

Una victoria para la estabilidad y el desarrollo

La posición francesa también es una apuesta por la estabilidad, la paz y el desarrollo regional. Marruecos ha demostrado con hechos su compromiso con la prosperidad del Sáhara, invirtiendo masivamente en infraestructuras, energías renovables, conectividad y desarrollo humano. Las regiones de Laayún-Sakia El Hamra y Dajla-Oued Eddahab son hoy modelos de desarrollo territorial y polos emergentes de atracción de inversiones.

El respaldo francés valida estos esfuerzos y los proyecta hacia nuevas oportunidades de cooperación y codiseño de políticas de desarrollo inclusivo.

 

Reflexión Final

La ratificación de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara por parte de Francia constituye un momento clave en la historia diplomática del Reino. Es, a la vez, la coronación de una estrategia diplomática madura y constante liderada por el Rey Mohammed VI, y el reflejo de una relación bilateral que renace con fuerza y ambición. Este gesto no solo refuerza la posición de Marruecos en el escenario internacional, sino que augura un futuro de colaboración renovada entre dos naciones que comparten historia, valores y visión de futuro.

domingo, 30 de marzo de 2025

Marruecos y Estados Unidos: Una Amistad Histórica Fortalecida por el Rey Mohammed VI


 

 

A medida que se acerca el 250º aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Marruecos y Estados Unidos, la relación entre ambas naciones sigue destacándose como una de las alianzas diplomáticas más sólidas y longevas en la historia de Estados Unidos.

Contenido:

Las relaciones fraternales entre el Reino de magrebí y la república americana se remontan a 1787, cuando el sultán Mohammed III convirtió al Reino de Marruecos en el primer país en reconocer la independencia de Estados Unidos. Con el paso del tiempo, las relaciones entre ambas naciones han evolucionado hasta convertirse en una asociación estratégica clave en los ámbitos político, económico y de seguridad. 

Una relación centenaria reafirmada por el Congreso de EE. UU.

Recientemente, el Congreso estadounidense presentó una resolución titulada "Reconociendo la larga amistad entre el Reino de Marruecos y los Estados Unidos de América", subrayando la importancia de esta relación bilateral. La iniciativa fue impulsada por los congresistas Joe Wilson y Bradley Schneider y rinde homenaje a los casi dos siglos y medio de cooperación ininterrumpida. Además, el documento destaca la estabilidad y paz que Marruecos ha promovido en la región bajo el liderazgo del Rey Mohammed VI, así como su compromiso con el diálogo interreligioso y la seguridad global. 

Mohammed VI y el fortalecimiento de la alianza bilateral

Desde su ascensión al trono en 1999, el Rey Mohammed VI ha trabajado incansablemente para fortalecer los lazos con Estados Unidos, asegurando que la relación entre ambos países trascienda la diplomacia formal y se extienda a esferas económicas, militares y culturales. Bajo su liderazgo, Marruecos ha consolidado su rol como un aliado clave en la lucha contra el terrorismo yihadista, participando activamente en ejercicios militares conjuntos como el "African Lion" y contribuyendo a la seguridad regional a través de su colaboración con AFRICOM.

En el ámbito económico, Marruecos sigue siendo el único país africano con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, acuerdo que ha fortalecido el comercio bilateral desde su entrada en vigor en 2006. El intercambio comercial entre ambas naciones ha experimentado un crecimiento notable, especialmente en el sector agrícola, donde las exportaciones se han triplicado en los últimos años.

Además, el presidente George W. Busch designó al Reino de Marruecos como aliado extra-OTAN, además, el reino magrebí es también uno de los pocos países de África que aplica una extensión de viajes sin visa en favor de los ciudadanos estadounidenses que ingresan a su territorio. 

El respaldo estadounidense a la soberanía marroquí sobre su Sáhara

Uno de los logros más significativos de la diplomacia de Mohammed VI ha sido asegurar el reconocimiento de la plena soberanía marroquí sobre su Sáhara por parte de Estados Unidos en 2020. Esta decisión histórica, anunciada durante la primera administración del expresidente Donald Trump y reafirmada por el gobierno de Joe Biden, ha fortalecido la posición internacional de Marruecos en su lucha por la integridad territorial.

La Propuesta para la Negociación de un Plan de Autonomía para la Región del Sáhara, presentada por el Reino de Marruecos, ante Naciones Unidas en 2007, ha sido calificado por numerosos diplomáticos estadounidenses como "serio, creíble y realista", y representa la base sobre la cual Estados Unidos apoya una solución pacífica y definitiva al conflicto. Este respaldo ha permitido a Rabat ganar más aliados internacionales en su lucha diplomática y ha reforzado su papel como un actor clave en la estabilidad del norte de África y el Sahel.

 Una alianza con futuro

La resolución presentada en el Congreso no solo reafirma el pasado histórico de la relación entre ambos países, sino que también proyecta un futuro de colaboración estratégica en materia de seguridad, economía y diplomacia. Marruecos y Estados Unidos continúan fortaleciendo sus lazos en la lucha contra el terrorismo, el tráfico ilícito de armas y la no proliferación nuclear, además de promover iniciativas humanitarias y de cooperación digital.

El liderazgo del Rey Mohammed VI ha sido clave para consolidar esta relación, logrando posicionar al Reino de Marruecos como un socio indispensable para Estados Unidos en la región. Con el 250º aniversario del Tratado de Paz y Amistad acercándose a su conmemoración el 1° de diciembre de 2027, la alianza entre ambas naciones promete seguir consolidándose conformando una  base de estabilidad y progreso en el Mediterráneo y el África del Norte.

 

 

 

miércoles, 26 de marzo de 2025

El Rey Mohammed VI presidirá velada religiosa de Laylat Al-Qadr mientras sigue con su rehabilitación


Por motivos de salud, el Rey de Marruecos, Mohammed VI, se ha visto obligado a introducir modificaciones en el protocolo y actividades del sagrado mes de Ramadán, siendo representado con gran solvencia por sus hijos el príncipe heredero Moulay El Hassan y su hermana la princesa Lala Jadiya.

Su Majestad el Rey de Marruecos, Mohammed VI, Amir Al Muminin (Comendador de los Creyentes), presidirá la velada religiosa de Laylat Al-Qadr este 27 de marzo de 2025, pese a las limitaciones físicas que enfrenta tras una reciente intervención quirúrgica en el hombro izquierdo. La ceremonia, que conmemora la noche sagrada del Ramadán, será retransmitida en directo por radio y televisión, permitiendo que los fieles sigan la oración de Al-Icha y los Tarawih, que el monarca realizará en posición sentada.

El Ministerio de la Casa Real, Protocolo y Cancillería ha informado que, debido a su estado de convalecencia, el soberano ha debido adaptar su participación en los actos religiosos y públicos. Su Majestad en aplicación del versículo coránico: “que recuerdan a Alá de pie, sentados o echados”, cumplirá la oración de Al-Icha y los Tarawih en posición sentada. La recuperación de Mohammed VI, de 61 años, ha condicionado su presencia en actividades que exigen largos periodos de pie o movimientos extensos.

La presencia de sus hijos en actos de Ramadán

Ante la ausencia física del monarca en los eventos públicos, sus hijos, el príncipe heredero Moulay El Hassan y su hermana Lala Jadiya, han asumido un rol más activo en las tradiciones del Ramadán. A inicios de marzo, ambos encabezaron la entrega de ayuda a familias necesitadas en Rabat, en el marco de la Operación Ramadán 1446, organizada por la Fundación Mohamed V para la Solidaridad. Este gesto refuerza la continuidad de la familia real en sus deberes religiosos y sociales.

La campaña de ayuda prevé distribuir 35.000 toneladas de alimentos, valoradas en más de 30 millones de euros, con especial atención a ancianos, viudas y personas con discapacidad.

Impacto de la sequía en las festividades religiosas

Otro evento significativo en este Ramadán ha sido la cancelación de la Fiesta del Cordero, que tradicionalmente se celebra 70 días después del fin del mes sagrado. La decisión, tomada por el rey el 26 de febrero, se debe a la grave sequía que afecta al país, provocando un aumento en el precio del ganado y dificultando que muchas familias cumplan con la tradición. La última vez que se suspendió esta celebración en Marruecos fue en 1996, bajo el reinado de Hassan II.

Un Ramadán marcado por cambios

La convalecencia del rey Mohammed VI y la adaptación de sus compromisos religiosos han marcado este Ramadán en Marruecos. La participación de sus hijos y las medidas económicas para afrontar la crisis climática reflejan los desafíos que enfrenta el país. No obstante, el mensaje real mantiene la continuidad de las tradiciones y refuerza el compromiso con el bienestar de la población.

 

jueves, 20 de marzo de 2025

¿Un humorista político al poder en el Perú?


 

 

Por décadas, Carlos Álvarez ha sido un referente del humor político en el Perú, utilizando la parodia como un medio de crítica social. Sin embargo, hoy su nombre resuena en el escenario político de manera diferente: como un potencial candidato presidencial para las elecciones de 2026.

 

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En el mundo están de moda los outsider de la política como presidentes. Desde Donald Trump, pasando por Volodimir Zelensky hasta llegar a Javier Milei sobran los ejemplos de figuras externas a la política que se convierten de un día a otro en presidentes de sus países.

Ante el descredito y la corrupción de los políticos convencionales cada vez más los electorales de muchos países ponen sus ojos, y sus esperanzas, en figurar nuevas con un alto nivel de popularidad que invocan soluciones innovadoras y algo radicales para solucionar los problemas que lastran a sus sociedades desde hace décadas.

Precisamente es la distancia de estos líder con la cultura y los procedimientos de la dirigencia convencional lo que los convierte en una opción atractiva para el electorado que busca un cambio real de las reglas de juego político.

Perú, con su convulsionada vida institucional no podía escapar a esta tendencia. Un célebre cómico popular Carlos Álvarez amenaza con dar la sorpresa en las elecciones presidenciales de 2026. Su afiliación, el 12 de julio de 2024 (fecha límite para que los ciudadanos interesados en ser candidatos en los próximos comicios generales se afiliaran a un partido), al partido "País para Todos" ha marcado el inicio de una posible carrera política, desatando un intenso debate sobre sus verdaderas intenciones y posibilidades de triunfo.

El partido País para Todos fue fundado por el alcalde de la provincia de Huaraz (2011 – 2014), Vladimir Meza. Esta agrupación obtuvo su inscripción oficial ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) el 2 de agosto de 2024, convirtiéndose en el partido número 34 habilitado para participar en las Elecciones Generales de 2026, actualmente cuenta con 70 comités provinciales en 23 departamentos del Perú.

Un Candidato Outsider

A sus 61 años, el comediante ha decidido incursionar en la política con la premisa de que "antes que humorista, soy ciudadano". En reiteradas ocasiones ha manifestado su preocupación por la inseguridad ciudadana y la crisis política del país. Sus críticas a los líderes tradicionales, a quienes califica de "impresentables", lo han acercado a un electorado desencantado con la clase política convencional.

Su estilo directo y su presencia en redes sociales le han permitido consolidar una imagen de opositor al sistema, similar a la de otros outsiders políticos en la región. Incluso ha sido comparado con el presidente de Ucrania por el expresidente Pedro Pablo Kuczynski. Mientras que el excanciller peruano Miguel Ángel Rodríguez Mackay le ha dicho a Alternative que Álvarez tiene gran potencial entre el electorado de centroderecha del Perú.

Principales Propuestas y Posturas

Si bien Álvarez aún no ha presentado un plan de gobierno detallado, ha esbozado algunas de sus principales propuestas:

  1. Lucha contra la inseguridad ciudadana: Es su bandera más fuerte. Ha propuesto medidas drásticas, como la salida del Perú del Pacto de San José para poder aplicar la pena de muerte a delincuentes reincidentes.
  2. Reforma del Estado: Busca recuperar la "dignidad de la Presidencia y del Congreso", aunque no ha precisado cómo lograrlo.
  3. Crítica a la migración irregular: Ha manifestado su preocupación sobre el impacto de la migración extranjera en el aumento de la delincuencia.

Estas posiciones han generado tanto apoyo como críticas. Su simpatía por el presidente salvadoreño Nayib Bukele, famoso por sus medidas severas contra la delincuencia, lo ha alineado con sectores que claman por una "mano dura" en el Perú.

¿Tiene Posibilidades de Ser Presidente?

El escenario electoral de 2026 aún es incierto, pero las encuestas privadas han identificado a Álvarez como un posible candidato con opciones. La desafección hacia la clase política tradicional podría beneficiarlo, como ha ocurrido en elecciones previas con candidatos ajenos al sistema político.

Sin embargo, su falta de experiencia en gestión pública podría jugarle en contra. Además, sus propuestas extremas podrían polarizar a la opinión pública, alejando a votantes moderados. Su desempeño en debates y su capacidad para articular un plan de gobierno serán claves para determinar su viabilidad como candidato serio.

A menos de dos años para las elecciones, Carlos Álvarez enfrenta el reto de demostrar que puede trascender la comedia y consolidarse como una alternativa política real. La pregunta sigue abierta: ¿Es la risa el mejor camino hacia la presidencia?

 

jueves, 13 de marzo de 2025

Un nuevo iulso para el fútbol marroquí



La designación del presidente de la Federación Real Marroquí de Fútbol como representante ante el Consejo de la FIFA es una señal más de que Marruecos se ha convertido en una potencia del futbol africano y mundial.

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En un evento de gran relevancia para el fútbol africano, Fouzi Lekjaa, presidente de la Federación Real Marroquí de Fútbol (FRMF), ha sido elegido por abrumadora mayoría , en la Asamblea General Extraordinaria de El Cairo, como representante de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) en el Consejo de la FIFA. Con 49 votos de un total de 52, Lekjaa se impuso a otros candidatos destacados como Hani Abou Rida (Egipto), Djibrilla Hima Hamidou (Níger), Ahmed Yahya (Mauritania) y Souleiman Waberi (Yibuti). Su mandato en este importante organismo se extenderá hasta 2029.

En esa misma ocasión, la Asamblea General Extraordinaria también reeligió a Patrice Moptsepe para un nuevo mandato como presidente de la CAF que se extenderá hasta 2029.

¿Quién es Fouzi Lekjaa?

Fouzi Lekjaa es una figura clave en el panorama futbolístico y político de Marruecos. Desde 2014, ocupa la presidencia de la Real Federación Marroquí de Fútbol, desempeñando un papel fundamental en el desarrollo del deporte en su país y en África. Su influencia en el fútbol internacional se consolidó en 2021, cuando fue nombrado miembro del Consejo de la FIFA, y posteriormente, Ministro Delegado de Presupuesto de Marruecos en octubre de ese mismo año. Su experiencia y liderazgo han sido determinantes para el avance del fútbol marroquí, logrando una mayor presencia en competiciones internacionales y promoviendo el desarrollo de infraestructura deportiva.

La Confederación Africana de Fútbol (CAF) y su importancia

La CAF es la organización que rige el fútbol en África y una de las seis confederaciones pertenecientes a la FIFA. Fundada en 1957, su sede se encuentra en la ciudad 6 de Octubre, situada en las afueras de El Cairo, Egipto. Su creación tuvo lugar en el Congreso de la FIFA en Lisboa en 1956, cuando las naciones africanas presentes (Egipto, Sudán, Etiopía y Sudáfrica) decidieron fundar una entidad que representara los intereses del fútbol africano. Su acta constitutiva se firmó en Jartum, Sudán, el 8 de junio de 1957, con el egipcio Abdelaziz Abdallah Salem como su primer presidente.

La CAF supervisa las principales competiciones de fútbol en África, entre ellas la Copa Africana de Naciones (CAN), la Liga de Campeones de la CAF y otras competiciones continentales. También trabaja en la promoción del fútbol juvenil y femenino, así como en el desarrollo de infraestructura deportiva en el continente.

Un Futuro Prometedor para el Fútbol Marroquí

La elección de Lekjaa como representante de la CAF en el Consejo de la FIFA refuerza la creciente influencia del fútbol marroquí en el escenario global.

Este crecimiento de la actividad internacional del futbol marroquí es producto de las expresas directivas emanadas de Su Majestad el Rey Mohammed VI y de su visión estratégica que ha posicionado al Reino como un actor internacional en todos los campos. Su liderazgo y visión pueden contribuir significativamente a la mejora de las estructuras organizativas, al fortalecimiento de la competitividad de las selecciones africanas y a la atracción de mayores inversiones para el desarrollo del fútbol en la región. Con su presencia en el máximo organismo del fútbol mundial, África gana una voz fuerte y comprometida en la toma de decisiones estratégicas para el futuro del deporte.