“El líder sabio y prudente gasta mucho dinero en
obtener información secreta,
y no la considera un gasto inútil”
Sun Tzu “El Arte de la Guerra”
Capítulo XIII: “Sobre el uso de espías”
Los beepers asesinos
El martes 17 de septiembre de 2024, el Estado de
Israel sorprendió al mundo asentado al grupo terrorista chií Hezbollah un golpe
demoledor con características que parecen sacadas de un filme de ciencia
ficción.
A las 15.30 hs., a todo lo largo de la geografía de El
Líbano y en forma simultánea los dispositivos localizadores (buscapersonas o “beepers”)
en manos de miembros del grupo terrorista chií Hezbollah comenzaron a explotar
hiriendo de gravedad a sus usuarios. Inmediatamente, murieron unas treinta personas
y otras dos mil ochocientas resultaron heridas, trescientas de ellas de
gravedad.
Al día siguiente, cuando los hospitales libaneses
estaban abarrotados de personas heridas, comenzaron a estallar los walkie –
talkie en manos de hombres de Hezbollah, especialmente en el suburbio de Beirut
conocido como Dahye y en el valle de la Beqaa, en Siria e incluso en Irán,
agregando al menos 9 víctimas fatales y otros 400 heridos.
La mayoría de las víctimas presentaban heridas en el
rostro, en las manos, en el vientre e incluso en los ojos. Entre los heridos se
encontró el embajador de Irán en Beirut, Mojtabá Amani, quién perdió uno de sus
ojos y tres dedos de una mano.
Los beepers o buscapersonas, son aparatos de
mensajería relativamente sencillos que no requieren tarjeta SIM ni conexión a
internet.
En primer beepers fue patentado, en 1959, por la
compañía Motorola. El primer buscapersonas comercializado por esa firma, fue le
modelo “Pageboy 1”, creado en 1964, que permitía enviar una alerta
sonora. A partir de los años 80 ya era posible enviar mensajes escritos. Aproximadamente,
61 millones de beepers estaban en uso en todo el mundo en 1994 antes de que se
generalizara los teléfonos móviles.
Estos pequeños dispositivos utilizan frecuencias de
radio específicas y, en la mayoría de los casos sólo envían mensajes
unidireccionales a destinatarios concretos. Después el receptor del mensaje
debe utilizar otro aparato para enviar su respuesta o devolver la llamada.
Los beepers representan un medio de comunicación muy
confiable, por ejemplo, en caso de avería en una red wifi o telefónica. Actualmente
su uso descendió y se encuentra prácticamente circunscripto a los médicos que trabajan
en hospitales.
Hezbollah depende en gran medida de los buscapersonas
y los walkie – talkies para las comunicaciones entre sus miembros. Los
teléfonos celulares han sido abandonados hace mucho tiempo por ser demasiado
vulnerables como demostró la ejecución por parte de Israel del fabricante de
bombas de Hamas Yahya Ayyash, en 1996. Mientras que los pagers ofrecen un
sistema de comunicación unidireccional, que elude la detección y la posible
intercepción de la comunicación.
Hace aproximadamente un año, Hezbollah, o el gobierno
de Teherán la información no es clara al respecto, habría encargado 5.000
beepers AR-924, al fabricante taiwanés Gold Apollo, que fueron producidos por
la firma concesionaria húngara BAC Consulting KFT, una sociedad limitada que
comenzó sus actividades en mayo de 2022, con un capital declarado de 7.840
euros. BAC consulting obtuvo ingresos de U$S 725.768, en 2022, y U$S 593.972 en
2023, según su declaración fiscal.
La titular de la firma es Cristiana Rosania Bársony –
Arcidíacono, una “asesora estratégica y desarrolladora de negocios”.
Según Bársony – Acidiacono su firma no confeccionó los buscapersonas AR-924,
solo los actuó como intermediaria entre la firma taiwanesa y los compradores de
Hezbollah.
Lo cierto es que la inteligencia israelí, en algún
punto del ciclo de adquisiciones de los buscapersonas por parte de Hexbollah,
se enteró de las tramitaciones de compra y decidió aprovechar la oportunidad
para efectuar y operación de sabotaje y medidas activas contra la organización
terrorista.
Los israelíes habrían tenido acceso al embarque de
paggers con tiempo de adulterar los aparatos. Según una versión muy difundida cada
buscapersonas fue cargado con aproximadamente 20 gramos de pentrita (Tetranitrato
de Pentaeritrita), un compuesto de uso frecuente en detonadores, como núcleo
explosivo de los cordones detonantes, fulminantes de municiones e incluso en
fuegos artificiales de uso civil. Un compuesto de rápido encendido que
reacciona ante la fricción, la temperatura o un fuerte impacto y produce una
deflagración instantánea mucho más violenta que otros explosivos. No se emplea
en gran cantidad precisamente por su fácil detonación.
En
este caso, la deflagración pudo desatarse por el sobrecalentamiento de las
baterías de los beepers generado por un mensaje enviado simultáneamente a todos
los aparatos luego de vulnerar el sistema de comunicación, que se consideraba
encriptado. La simultaneidad evito que tras las primeras explosiones los
usuarios pudieran descartar sus aparatos.
Por
otra parte, expertos en explosivos de la Gendarmería Nacional de Argentina
consultados para este artículo afirman que el explosivo empleado solo se puede
determinar con una pericia química y agregan que el sobrecalentamientos de las
baterías de litio de los beepers es suficiente para provocar los daños
observados.
Cada
beeper vibró por al menos nueve segundos antes de detonar. Este tiempo fue
suficiente para que el aparato alcanzara una temperatura cercana a los 90°
grados, lo que habría provocado la detonación de la pentrita o el incendio de
las baterías de litio, y para que los hombres de Hezbollah tomaran sus beepers
y los acercaran a las zonas más vulnerables de su cuerpo en el momento de la
explosión.
Es
posible que los terroristas hayan convivido unos diez meses con los aparatos
adulterados sin percatarse de que habían sido modificados, pero finalmente
descubrieron accidentalmente el sabotaje (lo que indica que dentro de los
aparatos había algo que indicaba que estaban adulterados). Cuando se disponía a
impartir a sus cuadros la orden de descartarlos, los israelíes también tomaron
conocimiento de que había sido descubierto su sabotaje y resolvieron detonar
los beepers antes de que los terroristas chií pudieran desprenderse de ellos.
Al
distribuir Hezbollah los beepers a toda su cadena de comando la operación
israelí desmanteló en tan solo diez segundos toda la estructura de la
organización, que se vio sorprendida y entro en pánico por la simultaneidad del
ataque.
La
operación especial de inteligencia de los beepers y los walkie tallkie no fue
suficiente para terminar con el accionar ofensivo del grupo terrorista chií
pero si fue lo suficientemente impactante como para facilitar los posteriores
ataques aéreos israelíes.
El 20
de septiembre, por ejemplo, en un ataque en Dniyeh, al sur de Beirut, las
fuerzas de Defensa Israelíes abatieron al jefe de la fuerza de élite Al Radwan,
Ibrahim Aqil, y uno de los integrantes del Consejo de la Jihad de Hezbollah,
además de otros mandos de esa unidad de élite.
Ibrahim
Aqil, alias “Tahsin”, era también jefe del servicio de seguridad e
inteligencia de Hezbollah.
Aqil
era buscado también por los Estados Unidos, porque en el pasado había formado
parte de la Jihad Islámica, grupo que reivindicó los atentados contra la
Embajada de los Estados Unidos, en 1983, que dejó un saldo de 63 muertos, una
toma de rehenes en la misma década y el atentado a la embajada de Israel en
Buenos Aires en 1992. Washington ofrecía siete millones de dólares por
información que permitiera su captura.
El
ataque israelí mató un total de doce personas y dejo heridas a otras 66, de las
cuales nueve estaban en estado crítico.
Y el viernes
27 de septiembre, Hassan Nasrallah,
líder supremo de Hezbollah y quien también fue uno de los fundadores de la
organización, fue abatido junto con Ali Karki, comandante del Frente Sur
de Hezbollah, y otros altos mandos de la organización. Este golpe se
realizó tras un operativo minucioso basado en información de
inteligencia generada por los organismos de inteligencia de Israel.
El ataque fue ejecutado por aviones de
combate de la Fuerza Aérea de Israel (IAF), que lanzaron un
bombardeo preciso sobre el Cuartel General Central de Hezbollah. Esta
instalación se encontraba oculta bajo un edificio residencial en el área
de Dahye, en el sur de Beirut, y al momento del ataque, el líder de
Hezbollah se encontraba en el lugar planificando nuevas actividades terroristas
dirigidas contra los ciudadanos de Israel.
La
evolución del conflicto
Sin
embargo, los planes iniciales de los israelíes contemplaban que el estallido de
los beepers fuera acompañado de un ataque masivo de la aviación israelí sobre
la infraestructura de Hezbollah en el sur de El Líbano. Un ataque que se pensó
demoledor para terminar por mucho tiempo con la capacidad de Hezbollah de
atacar a las poblaciones israelíes situadas al norte del país.
No
obstante, por razones que se desconocen Benjamín Netanyahu nunca impartió a su
fuerza aérea la orden de atacar. Los críticos israelíes del Primer Ministro
afirman que Netanyahu no quiere poner fin a la guerra porque luego debería dejar
su cargo y responder ante el pueblo israelí por los errores que llevaron a la
tragedia del 7 de octubre de 2023 y otras acusaciones por corrupción.
Paralelamente,
grandes contingentes del ejército israelí están siendo desplazados desde Gaza
hacia el norte en concordancia con el anuncio del ministro de Defensa, Yoav
Galant, hablando de que la guerra en Medio Oriente había entrado en una nueva
fase,
Con
estas operaciones Israel está obligando a Hezbollah a entrar en una guerra
terrestre a gran escala en el norte que concluirá con grandes pérdidas tanto para
el grupo terrorista como para El Líbano y asegurará la frontera norte de
Israel.
No
obstante, es muy poco probable que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se
expongan a una invasión terrestre que, aunque resultara exitosa, seguramente
provocaría grandes pérdidas humanas, y nada valoran más los altos mandos
militares y políticos que las vida de sus soldados.
La
estrategia israelí en El Líbano parece apuntar a que el gobierno libanés,
agotado por los continuos ataques aéreos y el incremento de los daños
colaterales sobre la población y las infraestructuras del país, terminen por
forzar a Hezbollah a replegarse a más de cuarenta kilómetros de la frontera sur
con Israel y a limitar las operaciones del grupo terrorista contra Israel desde
su territorio. Hasta ese momento es improbable que Israel acepte una tregua con
El Líbano.
El
problema de esta estrategia, es que el incremento de “daños colaterales”
también contribuye a radicalizar a la población libanesa y a que apoye a
Hezbollah al interpretar que solo los terroristas chiíes defienden y devuelven
el golpe a Israel.
Conclusiones:
Sofisticado e impactante, el éxito del ataque de los
beepers ha restaurado la confianza y el prestigio de los servicios de
inteligencia israelíes que había decaído sensiblemente tras la sorpresa
estratégica que sufrieron al no anticipar la invasión de Hamas, el pasado 7 de
octubre, que provocó la muerte de 1.200 israelíes y el cautiverio de otros 250.
Resulta evidente, al analizar la “operación de los
beepers” que está solo fue posible de implementar porque los servicios de
inteligencia israelíes contaban con espías e inteligencia precisa e inmediata
sobre lo que ocurría y planeaba el alto mando de Hezbollah y la ubicación precisa
de los principales líderes de la organización.
Seguramente, Hezbollah debe estar buscando donde está
la falla de seguridad que ha permitido tanto el ataque de los beepers como la
ubicación de su altos mandos permitiendo su eliminación en un demoledor ataque
quirúrgico.
El ataque explosivo de los buscapersonas es posiblemente la operación de inteligencia más sofisticada e importante en décadas que refuerza la importancia de los servicios de inteligencia en todo el mundo.
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