jueves, 4 de septiembre de 2025

La Organización de Cooperación de Shanghái: el bloque que desafía las reglas del comercio mundial


 

En Tianjín, el pasado 1 de septiembre, concluyó la 25.ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un encuentro que reunió a más de veinte jefes de Estado y consolidó al bloque como un actor central en la geopolítica y la economía global.

 

Contenido:

La Organización de Cooperación de Shanghái, nació en 2001, como un foro regional de seguridad entre China, Rusia y las repúblicas de Asia Central, dos décadas más tarde se ha convertido en una plataforma capaz de proyectar influencia sobre más de un tercio de la población mundial y alrededor del 25 % del PIB global.

Hoy, la OCS agrupa a diez miembros plenos —entre ellos China, India, Rusia e Irán—, dos países observadores (Afganistán y Mongolia) y una larga lista de socios de diálogo. En total, más de 3.400 millones de personas bajo un paraguas común, con una participación en el comercio internacional que supera el 15 %.

Lejos de ser un simple foro de seguridad, la OCS ha madurado como plataforma de cooperación integral, con ambiciones de transformar las reglas del comercio y la gobernanza global.

 

Un contrapeso al orden económico occidental

La OCS se presenta hoy como una alternativa a los marcos multilaterales dominados por Occidente. En un contexto marcado por las tensiones arancelarias impulsadas por Estados Unidos contra China, India y otros países del Sur Global, el bloque ha hecho un llamamiento explícito en defensa del multilateralismo y contra las sanciones unilaterales. La Declaración de Tianjín, adoptada en la cumbre, reclama una economía abierta y rechaza las medidas coercitivas que violan las normas de la OMC.

La propuesta de Pekín de crear un Banco de Desarrollo de la OCS apunta directamente a un objetivo estratégico: reducir la dependencia de los mecanismos financieros occidentales. Para Rusia, Irán o incluso la propia China, se trata de blindar proyectos de inversión e infraestructuras frente a sanciones que, en los últimos años, han sido utilizadas como arma política.

 

El Sur Global se organiza

Con miembros que van de China, India y Rusia a Irán, Turquía y Pakistán, y con socios de diálogo que incluyen a Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Catar, la OCS ha superado con creces sus fronteras eurasiáticas. Se configura así un nuevo eje geoeconómico que conecta Eurasia con Oriente Medio, sustentado en recursos energéticos, corredores de transporte y una creciente voluntad de diversificación estratégica.

El analista ruso Fiodor Lukiánov interpreta esta tendencia como el paso de un orden jerárquico occidentalizado a un sistema internacional más diversificado. La multipolaridad, defendida durante décadas como teoría, se estaría plasmando ahora en instituciones concretas como la OCS.

América Latina en la ecuación de la OCS

Aunque la Organización de Cooperación de Shanghái no cuenta con miembros latinoamericanos, su proyección como bloque comercial y geopolítico tiene implicaciones directas para la región. América Latina es uno de los espacios donde la competencia entre modelos de integración se vuelve más evidente, en particular en lo que respecta al acceso a recursos naturales y mercados emergentes.

En primer lugar, el sector energético aparece como el área más sensible. Países como Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina son proveedores estratégicos de petróleo, gas y litio, y ya han estrechado vínculos con China y Rusia. La creación de un banco de desarrollo de la OCS abre la posibilidad de financiación alternativa para proyectos de infraestructura y energía, al margen de las instituciones dominadas por Occidente, como el FMI o el Banco Mundial.

En segundo lugar, el bloque puede convertirse en un socio comercial complementario para las economías latinoamericanas. La búsqueda de mercados estables para la soja, el cobre o el litio encuentra en la OCS un espacio en expansión, donde la demanda de materias primas es sostenida por la industrialización de India y China, así como por los planes de transición energética de los países del bloque.

Además, América Latina observa con interés el avance de la OCS porque ofrece un modelo de integración no condicionado por exigencias políticas de gobernanza o reformas estructurales, a diferencia de las instituciones financieras tradicionales. Esto atrae especialmente a gobiernos que buscan diversificar alianzas sin renunciar al acceso a capital para obras públicas y desarrollo tecnológico.

No obstante, los riesgos también son palpables. Una alineación demasiado estrecha con la OCS podría intensificar las tensiones con Estados Unidos y la Unión Europea, principales socios históricos de la región. De hecho, ya se percibe en Washington una preocupación creciente por la penetración económica china en infraestructuras portuarias y energéticas de América Latina.

En perspectiva, la región se encuentra en una posición delicada: aprovechar las oportunidades de diversificación comercial y financiera que ofrece la OCS, sin comprometer su tradicional equilibrio diplomático con Occidente. El desenlace dependerá de la capacidad de los países latinoamericanos de articular políticas exteriores pragmáticas, que prioricen su desarrollo económico por encima de las presiones geopolíticas cruzadas.

Repercusiones a corto plazo

En el plano inmediato, la OCS puede modificar dinámicas clave del comercio internacional:

  • Cooperación energética: con Rusia, Irán y Arabia Saudí en la órbita del bloque, la OCS puede influir en los precios del crudo y en la transición hacia fuentes renovables, aprovechando la propuesta china de impulsar industrias verdes.
  • Respuesta a las sanciones: el banco de desarrollo y el consorcio interbancario ofrecen un mecanismo alternativo de financiación, lo que debilita la capacidad de presión de Washington y Bruselas.
  • Atracción de nuevos miembros: al menos diez países han solicitado estatus de observadores o socios, lo que anticipa un crecimiento que reforzará la densidad económica y política del bloque.

Escenarios a medio plazo

  1. Consolidación como bloque económico

Si el banco de desarrollo prospera y se consolidan corredores comerciales, la OCS podría convertirse en un polo de atracción comparable a la UE o el T-MEC, pero con una base geográfica y cultural mucho más heterogénea.

  1. Reconfiguración del sistema financiero internacional

Una arquitectura paralela de pagos y créditos en yuanes, rublos o rupias reduciría el peso del dólar y el euro en los intercambios globales.

  1. Choque con Occidente

La apuesta de la OCS por un comercio “sin injerencias” puede aumentar la tensión con Estados Unidos y la UE, sobre todo si se percibe como una estrategia para erosionar el orden económico liberal.


 

Claves de la OCS como bloque comercial

  • Fundación: 2001, como foro de seguridad regional.
  • Miembros plenos: China, Rusia, India, Irán, Pakistán, Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán y Bielorrusia.
  • PIB agregado: alrededor del 25 % del mundial.
  • Población: más de 3.400 millones de habitantes.
  • Objetivos recientes: creación de un banco de desarrollo, impulso a las industrias verdes, coordinación frente a sanciones.
  • Visión estratégica: un sistema multipolar que desafíe la hegemonía occidental.

Cronología de hitos económicos de la OCS

  • 2001: Fundación en Shanghái.
  • 2015: Incorporación de India y Pakistán.
  • 2021: Adhesión de Irán.
  • 2023-2024: Países del Golfo obtienen estatus de socios de diálogo.
  • 2025: Adopción de una estrategia a diez años y propuesta de creación del Banco de Desarrollo de la OCS.

 

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