jueves, 28 de marzo de 2024

A reconocimiento de parte, relevamiento de prueba


 

El presidente argentino Javier Milei ha provocado un serió incidente diplomático con Colombia al llamar al presidente Gustavo Petro. El hecho insólito es que el propio presidente Petro, hoy muy ofendido por la acusación ha reconocido recientemente en publico ser terrorista y pertenecer a una organización terrorista autora de sangrientos hechos en el pasado.

Convengamos que el presidente Javier Milei es dueño de una sinceridad por momentos brutal y que se niega a negociar sus convicciones para el lo blanco es blanco y lo negro es negro, sin concesiones a lo políticamente correcto. Para él, los socialistas, los marxistas y los terroristas son enemigos a los cuales no hace concesiones y así lo expresa donde sea, en el Foro de Davos, en el Congreso argentino o en una entrevista de la agencia CNN.

Por lo tanto, no puede sorprender que en una entrevista de la CNN afirmara con respecto al pasado guerrillero del presidente de Colombia: “mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino terrorista.”

Insólitamente, el gobierno de Colombia reaccionó airadamente ordenando el miércoles 27 de marzo, la expulsión de todo el cuerpo diplomático de Argentina en su país, en respuesta a las declaraciones de Milei.

“Las expresiones del presidente argentino han deteriorado la confianza de nuestra nación, además de ofender la dignidad del presidente Petro, quien fue elegido de manera democrática”, dijo el Gobierno de Colombia en un comunicado.

Pero, como puede ofenderse “la dignidad del presidente Petro”, afirmando algo que el mismo reconoce públicamente.

Precisamente, en una de la cadena noticiosa rusa RT, titulada “Petro revela el origen de su vínculo con Palestina”, publicada el mismo 27 de marzo de 2024, se menciona que en un evento público centrado en la “lucha por tener una patria”, realizado en la localidad de Tierraalta (Córdoba, Colombia) el mandatario recordando a Enan Lora Mendoza, militante del grupo terrorista M-19, batido por los hombres del Departamento de Administración de Seguridad (DAS), en 1994, dijo: “Enan Lora, para saber de historias, se entrenó militarmente en los desiertos del Sáhara, en Libia, miré como se entrenó con los militantes y combatientes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)”.

Agregando: “Porque fuimos allí, a debajo de las estrellas a tocar guitarras al lado del Frente Polisario, que yo reconocí. Árabes luchando por su nación, por su patria, contra la injusticia. Mire lo que pasa hoy en Palestina”, concluyó.

Es decir que, Petro reconoce su pasado como terrorista, que actuó contra gobiernos constitucionales democráticamente elegidos por el pueblo colombiano, algo que nunca negó, por otra parte, entonces: ¿Por qué considera afectada su dignidad?

Será, quizás por lo de “asesino”, pero, según la ley cuando un individuo forma parte de una asociación ilícita, una banda de asesinos, por ejemplo; es también por complicidad responsable de los crímenes que su organización comete, aunque no apriete el gatillo para asesinar por sí mismo.

Ahora bien, el M-19 era una banda terrorista responsable de asesinatos. Con certeza lo era, sin lugar a duda. Veamos algunos ataques y atentados terroristas cometidos por el M-19 en los veinte años en que llevó a cabo sus acciones (1970 – 1990).

El M-19 fue responsable, entre otras acciones terroristas, por: el robo de la espada del Libertador Simón Bolívar (hecho con el que se dio a conocer) en 1974, el robo de armamentos del Cantón Norte, en 1979, la toma de la Embajada de la República Dominicana, en 1980, el hundimiento del barco El Karina, el secuestro al avión de Aeropesca y el secuestro de Martha Nieves Ochoa en 1981, la batalla de Yarumales, en 1984, el ataque contra el Palacio de Justicia, en 1985 (que marcó un punto de inflexión en su historia, al ser tomado por este grupo y la retoma por la fuerza pública terminó con el incendio del edificio, la muerte de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia,  de varios terroristas, militares y civiles, y la desaparición de 11 personas).

También, el M-19, formó parte de alianzas con otros grupos terroristas como del “Batallón América”, en 1986, (con el Movimiento Armado Quintín Lame, el grupo ecuatoriano Alfaro Vive Carajo y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, de Perú), la conformación de la “Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar”, en 1987, organización terrorista que llevó a cabo varios secuestros a políticos, diplomáticos, empresarios y periodistas. Finalmente, participaron en dos acuerdos de paz: los Acuerdos de Corinto, en 1984, y el proceso de paz que finalizó con su desmovilización y el abandono de las armas en marzo de 1990. 

Por lo que puede verse, los calificativos de “terrorista” y “asesino” son muy aplicables a Gustavo Petro. Pero pareciera que el presidente colombiano solo es un combatiente cuando necesita “sacar chapa” de héroe revolucionario y reformista social, en otros momentos, porque así le conviene, prefiere presentarse como un político democrático. Milei solo ha cometido el pecado de “mostrar la soga en la casa del ahorcado” y la respuesta de Petro es una sobre actuación injustificada.

Finalmente, no podemos pasar por alto que Gustavo Petro menciona también que se entrenó como terrorista con milicianos del Frente Polisario, organización que siempre ha negado ser un grupo terrorista aún cuando sobran las evidencias de su permanente apelación a lo que denominan “lucha armada” y que solo son acciones terroristas.

Por último, Petro también admite que reconoció al Frente Polisario y a su inexistente República Árabe Saharaui Democrática en recuerdo de las actividades terroristas compartidas con esa banda separatista.

Como suelen decir los abogados, cuando una parte reconoce los hechos, la otra no está obligada a probar nada. Gustavo Petro se reconoce como terrorista y asesino, Milei solo ha dicho la verdad por incómoda que sea.

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