El presidente
argentino Javier Milei ha provocado un serió incidente diplomático con Colombia
al llamar al presidente Gustavo Petro. El hecho insólito es que el propio
presidente Petro, hoy muy ofendido por la acusación ha reconocido recientemente
en publico ser terrorista y pertenecer a una organización terrorista autora de
sangrientos hechos en el pasado.
Convengamos
que el presidente Javier Milei es dueño de una sinceridad por momentos brutal y
que se niega a negociar sus convicciones para el lo blanco es blanco y lo negro
es negro, sin concesiones a lo políticamente correcto. Para él, los
socialistas, los marxistas y los terroristas son enemigos a los cuales no hace
concesiones y así lo expresa donde sea, en el Foro de Davos, en el Congreso
argentino o en una entrevista de la agencia CNN.
Por
lo tanto, no puede sorprender que en una entrevista de la CNN afirmara con
respecto al pasado guerrillero del presidente de Colombia: “mucho no se
puede esperar de alguien que era un asesino terrorista.”
Insólitamente,
el gobierno de Colombia reaccionó airadamente ordenando el miércoles 27 de
marzo, la expulsión de
todo el cuerpo diplomático de Argentina en su país, en respuesta a las declaraciones
de Milei.
“Las
expresiones del presidente argentino han deteriorado la confianza de nuestra
nación, además de ofender la dignidad del presidente Petro, quien fue elegido
de manera democrática”, dijo el Gobierno de Colombia en un comunicado.
Pero,
como puede ofenderse “la dignidad del presidente Petro”, afirmando algo
que el mismo reconoce públicamente.
Precisamente,
en una de la cadena noticiosa rusa RT, titulada “Petro revela el origen de
su vínculo con Palestina”, publicada el mismo 27 de marzo de 2024, se menciona
que en un evento público centrado en la “lucha por tener una patria”, realizado
en la localidad de Tierraalta (Córdoba, Colombia) el mandatario recordando a
Enan Lora Mendoza, militante del grupo terrorista M-19, batido por los hombres
del Departamento de Administración de Seguridad (DAS), en 1994, dijo: “Enan
Lora, para saber de historias, se entrenó militarmente en los desiertos del
Sáhara, en Libia, miré como se entrenó con los militantes y combatientes de la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP)”.
Agregando:
“Porque fuimos allí, a debajo de las estrellas a tocar guitarras al lado del
Frente Polisario, que yo reconocí. Árabes luchando por su nación, por su
patria, contra la injusticia. Mire lo que pasa hoy en Palestina”, concluyó.
Es
decir que, Petro reconoce su pasado como terrorista, que actuó contra gobiernos
constitucionales democráticamente elegidos por el pueblo colombiano, algo que
nunca negó, por otra parte, entonces: ¿Por qué considera afectada su dignidad?
Será,
quizás por lo de “asesino”, pero, según la ley cuando un individuo forma
parte de una asociación ilícita, una banda de asesinos, por ejemplo; es también
por complicidad responsable de los crímenes que su organización comete, aunque
no apriete el gatillo para asesinar por sí mismo.
Ahora
bien, el M-19 era una banda terrorista responsable de asesinatos. Con certeza
lo era, sin lugar a duda. Veamos algunos ataques y atentados terroristas
cometidos por el M-19 en los veinte años en que llevó a cabo sus acciones (1970
– 1990).
El
M-19 fue responsable, entre otras acciones terroristas, por: el robo de la espada del Libertador Simón
Bolívar (hecho con el que se dio a conocer) en 1974, el robo de armamentos
del Cantón Norte, en 1979, la toma de la Embajada de la República Dominicana, en
1980, el hundimiento del barco El Karina, el secuestro al avión de Aeropesca y
el secuestro de Martha Nieves Ochoa en 1981, la batalla de Yarumales, en
1984, el ataque contra el Palacio de Justicia, en 1985 (que marcó un punto de
inflexión en su historia, al ser tomado por este grupo y la retoma por la
fuerza pública terminó con el incendio del edificio, la muerte de los
magistrados de la Corte Suprema de Justicia, de varios terroristas, militares y civiles, y
la desaparición de 11 personas).
También, el M-19,
formó parte de alianzas con otros grupos terroristas como del “Batallón
América”, en 1986, (con el Movimiento Armado Quintín Lame, el grupo
ecuatoriano Alfaro Vive Carajo y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru,
de Perú), la conformación de la “Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar”, en
1987, organización terrorista que llevó a cabo varios secuestros a políticos,
diplomáticos, empresarios y periodistas. Finalmente, participaron en dos
acuerdos de paz: los Acuerdos de Corinto, en 1984, y el proceso de
paz que finalizó con su desmovilización y el abandono de las armas en marzo de
1990.
Por lo que puede
verse, los calificativos de “terrorista” y “asesino” son muy
aplicables a Gustavo Petro. Pero pareciera que el presidente colombiano solo es
un combatiente cuando necesita “sacar chapa” de héroe revolucionario y
reformista social, en otros momentos, porque así le conviene, prefiere
presentarse como un político democrático. Milei solo ha cometido el pecado de “mostrar
la soga en la casa del ahorcado” y la respuesta de Petro es una sobre
actuación injustificada.
Finalmente, no
podemos pasar por alto que Gustavo Petro menciona también que se entrenó como
terrorista con milicianos del Frente Polisario, organización que siempre ha
negado ser un grupo terrorista aún cuando sobran las evidencias de su
permanente apelación a lo que denominan “lucha armada” y que solo son
acciones terroristas.
Por último,
Petro también admite que reconoció al Frente Polisario y a su inexistente República
Árabe Saharaui Democrática en recuerdo de las actividades terroristas
compartidas con esa banda separatista.
Como suelen
decir los abogados, cuando una parte reconoce los hechos, la otra no está
obligada a probar nada. Gustavo Petro se reconoce como terrorista y asesino,
Milei solo ha dicho la verdad por incómoda que sea.
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